¿Qué es lo primero que haces cuando encuentras a alguien herido frente tu puerta? Ver si sigue vivo?, llamar una ambulancia?.
No. Lo primero que Michael hizo fue pensar que era lindo.
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CAP 20
La escena aterradora se presentó ante él. Los ojos de los cazadores comenzaron a tornarse de un color distinto después de trazar las runas con su propia sangre. Sin embargo, todos parecían ignorarlo.
¡Todo el mundo se volvió loco! Concluyó Michael, aterrorizado, al observar cómo un niño con una horrible herida en el rostro caía al suelo, sangrante, emitiendo quejidos de dolor y clamando por ayuda. Solo risas infantiles respondían a sus súplicas, mientras los adultos a su alrededor se sentaban en círculo, tomados de las manos y cerrando los ojos, absortos en sus acciones. De sus cuerpos surgían pequeñas luces que se concentraban en la reliquia y, en un momento escalofriante, el jefe de la aldea marcó sus venas, comenzando a sangrar por la boca, los oídos y los ojos.
¿Aterrador? Muy aterrador. ¿Cómo podía parecerle esto divertido a Lesia? Michael no lo entendía. Cautelosamente, se acercó al niño, que estaba de espaldas y no muy lejos. Bum, bum, su adrenalina hacía que el sonido de su corazón retumbara en sus oídos. Al no escuchar ningún sonido del niño, decidió girarlo para ver su estado y se congeló en el acto.
¡La herida ya no estaba! El niño sangrante no tenía rastro alguno de haber sufrido herida alguna y yacía en un profundo sueño. Nadie le había mencionado nada de esto cuando hablaban alegremente del festival. Fue entonces cuando escuchó una voz detrás de él llamándolo; era una voz conocida.
—Debí suponer que sería demasiado para un humano —murmuró Elysian al ver a Michael en una especie de crisis. Un humano aterrorizado era algo que no había visto en una semana. Se acercó a gran velocidad, esquivando algunas armas que eran lanzadas como parte de un "juego" entre los niños.
—Michael, escúchame y cálmate, esto es parte del festival... Vámonos —dijo el peliplateado, tomando su mano y tirando de él para sacarlo de la plaza. La mano de Michael se tensó, y no lo siguió. ¿Cómo puede ser esto normal?, murmuró con incredulidad.
—Al igual que todas las costumbres, la repites tantas veces que se vuelve normal —se burló Elysian ante la pregunta ingenua de Michael, antes de aplicar más fuerza y tomarlo del brazo para sacarlo del lugar.
Michael no pudo estar en desacuerdo con el comentario del peliplateado; no obstante, esa respuesta no le brindaba consuelo. Esta era una de las cosas que prefería evitar pensar, así como evitaba pensar sobre la aparente humanidad de los vampiros y la extraña costumbre actual de los cazadores. Creyó que era ingenuo por su parte pensar que podría comprender a los cazadores en su corto tiempo allí.
Mientras caminaban, Elysian observó de reojo al humano. Sus sentidos le decían que estaba inquieto, y eso no era bueno. Ahora sus posibilidades de que Michael quisiera quedarse en la aldea se reducían.
—De hecho, este festival es beneficioso para la comunidad... —dijo Elysian cuando salieron de la plaza. Señaló las partículas de luz y añadió—: Esto es aura recolectada de nuestra sangre; reforzará la barrera y sanará a los niños, por lo que pueden correr sin control.
