En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo XX Malas intenciones
Punto de vista de Andrés
Después de llegar a la ciudad, fui a buscar a unos familiares que vivían ahí, era gente con un alto rango dentro de la sociedad y quienes eran mejores que ellos para ayudarme.
Mi tío al verme se emocionó mucho, él y su esposa no habían tenido hijos y siempre me pedían que viniera a la ciudad a vivir con ellos. Yo siempre me negaba, ya que amaba a Valeria y no quería dejarla sola, pero esta vez enterré ese amor y pensé solo en mi futuro.
Tenía la idea trazada de que cuando tuviera una estabilidad iría por mi amor y seríamos felices. No me fue difícil acostumbrarme a la ciudad y mucho menos a la buena vida que llevaba, tanto que no fui por Valeria.
Han pasado tres meses y estoy comprometido en matrimonio con una joven que conocí cuando llegue a la ciudad, ella es de buena familia y mis tíos estaban felices de que ella y yo nos unamos y así fortalecer los lazos entre los dos apellidos.
Yo no estaba muy feliz con ese compromiso, no iba a negar que Esmeralda me gustaba, pero no sentía por ella, ese deseo y esas ganas de hacerla mi mujer como la tenía con Valeria.
Unos días antes de la boda, decidí visitar a mi mamá en el pueblo, al menos esa era la excusa para ver a Valeria, está vez no perdería la oportunidad de tenerla entre mis brazos y hacerla mía toda la noche. Una idea pasó por mi mente y era que podía seguir engañando a Valeria con que volvería por ella y la podía tener de amante y en un momento dado traerla a la ciudad, así la iba a tener a mi disposición cada vez que me diera la gana. Todas las noches soñaba con su cuerpo, ese cuerpo que me enloquecía. Sin pensarlo más le dije a mi tío que saldría por un par de días y que estaría a tiempo para la boda. Quería tener una despedida de solteros privada, con una mujer que nunca había sido tocada y que siempre se guardó solo para mí.
Llegue al mentado lugar, nunca antes lo había visto tan feo. Me repugnaba estar ahí, algunos de mis ex amigos al verme querían acercarse a saludar como lo hacían en el pasado, pero yo sentía que iban a ensuciar mi ropa de marca.
Cuando estuve frente a la casa de mi madre, la repulsión se hizo más notoria, a pesar de que en el pueblo éramos los más adinerados, la casa de mi familia no tenía punto de comparación con la casa de mi tío en la ciudad. Los sirvientes que se encontraban limpiando en el frente, se acercaron para saludarme. En el pasado yo los trataba como a mis iguales, pero eso cambió. No soporto a esa gente, así que no respondí a sus saludos. Caminé dejándolos con las manos extendidas, como pretendían que tocaría esas manos llenas de suciedad.
Al ver a mi mamá, me sentí feo, pues la compare con la esposa de mi tío, quien era una mujer refinada y con un estilo único de delicadeza y glamour.
“¡Hijo!, no lo puedo creer, has venido a visitarme”. Mi madre corrió hasta donde estaba yo, dándome un abrazo, su solo olor me repugno y no porque oliera mal, sino que su perfume era de cuarta y esos olores tan asquerosos me daban náuseas.
“Quería darte una sorpresa”. Mentí.
“Es el mejor regalo que me has dado, no sabes lo feliz que estoy de verte”. Dijo ella emocionada.
“Aproveche que estaba libre estos días Ara venir a verte”. Ni loco le iba a decir que me casaría, ella seguramente querría ir y me daría vergüenza decir que ella es mi madre.
“Que bueno hijo, pero sabes que existen los teléfonos y que pudiste haberme hecho aunque fuese una llamada, si no fuera por tu tío, yo ni me enteraría de que estabas bien”. Reclamó mi madre indignada.
“Lo siento mamá, desde que llegué a la ciudad lo único que hice fue trabajar, por eso decidí que en vez de llamarte lo mejor era venir a verte”. La sonrisa en el rostro de mi madre se ensanchó aún más.
“Mamá, voy a buscar a Valeria, sé que ella no es de tu agrado, pero al menos me gustaría saludarla y desearle buena suerte en la vida”. Vi como la sonrisa de mi mamá desapareció. Era lógico, pues a ella nunca le gustó Valeria.
“No la vas a encontrar, al menos no en este pueblo”. Dijo mi madre haciendo tambalear mis planes.
“¿De qué hablas mamá?”. Pregunte confundido.
“Siento ser yo quien te diga esto, pero Valeria se fue al día siguiente que tú lo hiciste, siempre te lo dije, ella no era buena”. Las palabras de mi madre no tenían sentido para mí.
“¿Qué estás diciendo mamá?, ¿cómo que Valeria se fue?. Ella no tenía a nadie más que a su padre, quien era un viejo mxxxxxx”.
“Tu santa Valeria se fue con un millonario, aquí todos dicen que se vendió a él y que este hombre es muy peligroso”. No creía en las palabras de mi madre, ella siempre odia a Valeria y seguramente estaba inventado todo, para que yo no fuera a buscarla.
Sin embargo, yo tenía que llegar a la verdad. Salí de casa de mi madre a todo lo que daba y en el camino, me encontré con Sofía quien se suponía era la mejor amiga a Valeria. Ella al verme me dio un fuerte abrazo, algo que me hizo sentir extraño.
“Andrés que gusto volver a verte”. Saludo ella muy emotiva.
“¿Es verdad que Valeria no está en el pueblo y que se vendió a un millonario?”. No me detuve Ara saludarla, yo sabía que ella podía darme esa información.
“Siento mucho ser yo quien te confirme esa noticia”. Respondió ella bajando la mirada.
“Pero yo le dejé una carta pidiéndole que me esperara y te dije a ti que se lo reafirmaras”. Dije molesto y aún sin poder creer lo que estaba pasando.
“Y se lo dije, pero a ella le dio igual y cuando esté hombre le ofreció una fortuna para que le entregara su primera vez, ella no lo pensó dos veces y se fue con él”. Sofía no me miraba a los ojos, estaba muy avergonzada de lo que había hecho su amiga. Por mi parte estaba furioso y solo quería encontrarla para quitarle la vida con mis propias manos, ella era mía y su primera vez también lo era, como pudo ser tan zxxxx y vender su cuerpo de esa manera. Deje a Sofía ahí parada y volví a casa de mi madre, no soportaba el olor de aquel asqueroso pueblo.