Ander Hernández, un futbolista nacido en cuna de oro, decide ocultar su apellido para construir su carrera sin la sombra de su influyente padre. En su camino, conoce a Dalia Molina, una mujer que desafía los estándares tradicionales de belleza con su figura curvilínea y sus adorables mejillas.
Dalia, que acaba de sufrir una pérdida devastadora, se enfrenta al reto de sacar adelante a su madre y a su hermana menor. Pero su mundo da un giro inesperado cuando un hombre, tan diferente de ella en apariencia y situación económica, irrumpe en su vida, alterando todos sus planes.
A pesar de sus diferencias, tanto físicas como sociales, los corazones de Ander y Dalia laten al unísono, mostrando que, aunque sean polos opuestos en muchos aspectos, comparten lo más importante: un espíritu noble y un amor que trasciende todas las barreras.
NovelToon tiene autorización de Fer. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Parte 19
Dalia
Uno siempre cree que las puñaladas vendrán de alguien lejano, de alguien que no tendrá nada que ver contigo, que no será tu amigo o tu familia. Nos acostumbramos a pensar que los golpes traicioneros vendrán de conocidos, pero jamás pensamos que sería de alguien tan cercano, alguien que te vio gatear, caminar, hablar por primera vez. Nunca creemos que será nuestro propio padre.
Ander veía con furia el televisor, su mandíbula apretada y sus puños cerrados mientras su padre daba una entrevista sobre él.
—Yo siempre supe que sería un gran portero, siempre vi desde pequeño que tenía un gran talento —decía su padre, una mentira cruel que resonaba en nuestra sala. Era irónico, casi nunca había estado presente en la vida de Ander. Raras veces les había dedicado tiempo a su familia; siempre estaba de fiesta, jugando, o coqueteando con mujeres.
—¿Su hijo sabe qué está orgulloso de él?
—Claro, siempre se lo repito cada vez que tengo la oportunidad —Otra mentira descarada. Ander estaba temblando de impotencia, sus ojos llenos de ira y dolor mientras veía a su padre hablando en vivo, distorsionando la realidad.
—¿Y su hijo tiene alguna novia o algo? —La entrevistadora preguntó, y el papá de Ander se rió. Sentí cómo se burlaba de nosotros a través de la pantalla.
—Es la que está en los partidos, la chica, ¿cómo se llama? ¿Dana? —Respondió con indiferencia.
—La señorita Dalia Molina —Corrigió la entrevistadora.
—Sí, ella es la novia de mi hijo. Una vez nos presentó a su madre, su hermana y a mí la muchacha —La entrevistadora se acomodó rápidamente, sonriendo, probablemente oliendo el drama que se avecinaba.
—¿En serio? ¿Cómo es ella? No tenemos mucha información sobre ella. Las malas lenguas dicen que es alguien con un temperamento fuerte y que no es muy buena persona que digamos. ¿Está feliz de que ellos dos estén juntos?
La cámara mostró el rostro de su padre, una sonrisa superficial que me hizo hervir la sangre. La hipocresía era casi insoportable. Había estado ausente la mayor parte de la vida de Ander, y ahora, pretendía ser el padre orgulloso y amoroso en la televisión nacional.
Ander se levantó abruptamente, apagando el televisor con un golpe seco en el control remoto. Caminó hacia la ventana, tratando de calmarse, pero podía ver sus hombros tensos, la forma en que respiraba profundamente para controlar su rabia.
—No puedo creerlo, Dalia —dijo finalmente, su voz temblando de frustración—. Mi propio padre, mintiendo descaradamente. Nunca estuvo ahí para mí. No tiene derecho a hablar de mi vida como si lo supiera.
Me acerqué a él, colocando una mano en su espalda, tratando de ofrecerle consuelo.
—Lo sé, Ander. Es injusto. Pero tú sabes la verdad. Yo sé la verdad. Tus verdaderos amigos y familiares saben quién eres y cuánto has trabajado para llegar hasta aquí.
Él asintió, pero podía ver que la herida era profunda. La traición de un padre es un dolor que pocos pueden entender. Ander había pasado su vida tratando de demostrar su valía, no solo a los demás, sino también a sí mismo. Y ahora, ver a su padre aprovechándose de su éxito para ganar protagonismo y reconocimiento era un golpe devastador.
—Él nunca creyó en mí, Dalia. Nunca. Cada vez que lograba algo, él no estaba. ¿Y ahora? Ahora quiere tomar crédito por todo lo que he logrado.
—No le des ese poder, amor. Tus logros son tuyos. No dejes que sus mentiras te afecten. Eres increíble, y has llegado aquí por ti mismo, no por él.
Ander se giró, mirándome a los ojos, buscando en ellos una confirmación, un ancla en medio de su tormenta emocional.
—Gracias, Cachetes. No sé qué haría sin ti.
Nuestros celulares vibran, en el grupo del equipo había dos mensajes.
"Chicos, antes que nada, quiero hablar en nombre de los veteranos del equipo. Ya sabíamos de su relación desde hace tiempo. Aunque nos cueste admitirlo, estamos más viejos y hemos aprendido a reconocer esos detalles: la forma en que se miraban, la manera en que Dalia trataba a Ander con una mezcla de ferocidad y ternura que no era común.
Queremos decirles que apoyamos completamente su relación. Es evidente cuánto se quieren y cuánto se complementan. Nos duele ver que tu padre hable de ustedes así, exponiéndolos en un momento tan delicado. Sabemos que ninguno de los dos habría querido que esto se supiera de esta manera, y mucho menos con la final tan cerca.
Estamos aquí para ustedes, no solo como compañeros de equipo, sino como amigos. Creemos en ustedes y en lo que pueden lograr juntos, dentro y fuera del campo. No están solos en esto."
Era el primer mensaje del portero veterano.
"Parecemos lenticos, pero no lo somos. Desde la primera vez que la vimos supimos por la mirada de Hernández que ustedes traían algo, aunque confirmarlo fue aun más divertido.
Nos agrada la loca asistente, nos ha llevado como equipo y como jugadores a otro nivel, nos abrió demasiadas oportunidades que antes no creíamos posibles, por esa razón, espero siga con nosotros sin importar el mierdero que inicio tu padre, que dejarme decirte que nos cae bastante mal.
Siempre nos tendrán para apoyarlos"
El "líder" de los más jóvenes y nuevos lo había escrito.
Mis lágrimas empezaron a salir, me había vuelto demasiado sentimental estos días, era algo que no podía evitar, de verdad eran unos hombres maravillosos, a veces podían llegar a pelear, pero cuando se trataba de mi mamá, mi hermana o yo, se comportaban como niños pequeños.
Incluso los veteranos se habían empezado a llevar bien con mi hermana y mi mamá. En ese mundo, había gente de bonito corazón y yo había ganado la lotería al conocerlos.
El celular me vuelve a vibrar, era el mensaje de Ander, me giro a verlo, ¿cuándo había escrito?
"Ustedes son los mejores, aquí tengo a Dalia llorando por el mensaje, ha estado más sensible estos días.
No saben lo agradecido que estoy de tener al mejor equipo del mundo, gracias"
Yo siempre había tenido un padre presente, que siempre me había dedicado amor y compresión, yo no podía sentir lo mismo que Ander, pero no iba a dudar en apoyarlo.
Lo abrazo, lo abrazo tratando de expresar todo lo que siento por él.
—Te amo —Le digo, mi novio me corresponde mi abrazo y lo hace fuertemente.
—Cachetes, no dudes nunca que yo te amo mucho más.