En el corazón de lo que alguna vez fue una ciudad vibrante, solo quedan sombras y ecos de una humanidad extinguida. Hace meses, un brote inexplicable convirtió a la población en una horda de seres desalmados, impulsados únicamente por un insaciable deseo de cazar a los pocos sobrevivientes.
Las calles, antes llenas de vida, ahora son un laberinto de ruinas, donde los edificios se inclinan bajo el peso del tiempo y del silencio. Los habitantes que quedan luchan por sobrevivir en un mundo donde la esperanza es un lujo y cada día podría ser el último.
Nadie sabe con certeza cómo comenzó el brote. Se rumorea sobre un experimento fallido, una maldición liberada, o un simple error humano que desató el caos. Lo único seguro es que la ciudad, que alguna vez simbolizó el progreso, ahora es un monumento a la desesperación y al fin de los tiempos.
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El puerto, soldados hundidos
El cielo está cubierto de nubes grises y pesadas, lo que añade una atmósfera de opresión y desesperanza. En medio de este caos, las ruinas de la **Calle del Ocaso** se extienden hacia el horizonte, con edificios en ruinas a ambos lados y escombros esparcidos por todo el lugar. El pavimento está agrietado y cubierto de cuerpos sin vida, las víctimas de lo que parece ser una batalla reciente.
^^^Un enorme portaaviones está atracado en el puerto al final de la calle, destacando entre los edificios devastados. Sobre él, helicópteros militares vuelan a baja altura, algunos de ellos evacuando heridos o sobreviviendo a un ataque de los "rápidos", criaturas o enemigos que representan una amenaza inmediata y letal.^^^
Soldados armados caminan en grupos por la calle, con sus rostros cubiertos de sudor y polvo, visiblemente agotados. Algunos se mueven rápidamente, intentando mantener la formación mientras disparan a los caminantes que se acercan, mientras otros, heridos, son apoyados por sus compañeros. La tensión es palpable en el aire.
**Soldado 1 (gritando con desesperación):**
...*"¡Retrocedan, retrocedan! ¡Esos putos desgraciados son más rápidos de lo que pensábamos! ¡Nos estamos quedando sin munición, maldita sea!"*...
^^^**Soldado 2 (respirando con dificultad, jadeando):**^^^
^^^*"¡No podemos dejar que los civiles queden atrapados! Aún quedan algunos en esos edificios. ¡Necesitamos refuerzos ahora mismo!"*^^^
Mientras tanto, en medio del caos, una multitud de civiles aterrorizados corre por la calle. Algunos se aferran desesperadamente a los coches en busca de protección, mientras otros intentan abrirse paso entre los escombros, gritando por ayuda.
^^^Padres y madres gritan los nombres de sus hijos, buscando desesperadamente a sus seres queridos entre el tumulto.^^^
^^^Un avión militar, lleno de niños y jóvenes, se está preparando para despegar desde el portaaviones. Los motores rugen mientras se eleva lentamente, llevándose a los pequeños a un lugar más seguro. Desde el suelo, algunos padres caen de rodillas, llorando desconsoladamente al ver cómo sus hijos y sobrinos se alejan en el cielo, sabiendo que esta podría ser la última vez que los vean.^^^
**Madre (llorando, gritando hacia el avión):**
*"¡Mi bebé! ¡Por favor, cuiden de mi bebé!"*
**Padre (con la voz rota, gritando al aire):**
...*"¡Regresen a casa, no importa qué! ¡Luchen, sobrevivan!"*...
El horror es omnipresente. El ruido de las armas, los gritos de los soldados y los civiles, los rugidos de los helicópteros y el retumbar de los motores del avión llenan el aire, creando un panorama caótico que se asemeja al fin del mundo. La desesperación y la lucha por la supervivencia son todo lo que queda en este desolado paisaje.
En las calles estrechas y oscuras de la ciudad en ruinas, la desesperación se respira en cada rincón. Los militares, agotados tras semanas de lucha sin tregua, enfrentan una pesadilla que parece no tener fin. Armados con rifles de asalto que ya muestran signos de desgaste, escopetas que han sido disparadas hasta el límite de su resistencia, y algunas pocas granadas que apenas logran frenar a las hordas, estos soldados luchan por mantener la línea.
^^^Sus uniformes están sucios, rasgados, y cubiertos de sangre—una mezcla de la suya y de los zombis que intentan detener. Sin embargo, los rápidos son una amenaza como ninguna otra. Estas criaturas, con músculos hinchados y piel azulada que parece brillar con un resplandor siniestro, se mueven con una velocidad y fuerza sobrehumanas. Cada golpe de sus poderosos brazos es capaz de reducir a un soldado a poco más que una mancha de sangre en el pavimento. La coordinación entre ellos es aterradora; no se mueven como individuos sin cerebro, sino como una unidad letal, cazando en manada.^^^
Ya no sólo buscan devorar a los sobrevivientes; ahora parecen disfrutar destrozando a cualquier humano que se cruce en su camino. Con ojos inyectados en sangre y mandíbulas abiertas en un grito silencioso, lanzan ataques con una furia renovada, derribando cualquier defensa. En medio de este caos, no solo los rápidos son un problema. Algunos civiles, enloquecidos por el miedo y la desesperación, se han convertido en una amenaza adicional. Bandas de saqueadores aprovechan el caos, irrumpiendo en tiendas y hogares, robando lo que pueden antes de huir hacia las sombras. Algunos incluso se enfrentan a los militares, lanzándoles objetos, gritando enloquecidos. Los soldados, ya bajo una presión insoportable, se ven obligados a lidiar con esta rebelión interna. Algunos logran reducir a los amotinados con puñetazos y golpes con las culatas de sus rifles, pero cuando la violencia se intensifica, no tienen más remedio que disparar.
^^^Los disparos resuenan en la noche, mezclándose con los gritos y el rugido de los rápidos que se acercan. Cerca de allí, en otra avenida, tres camionetas militares avanzan a toda velocidad. No están aquí para luchar, sino para evacuar a los pocos civiles que aún se aferran a la esperanza. Los vehículos se detienen y los soldados rápidamente comienzan a organizar la carga de personas, priorizando a los heridos, mujeres y niños. Pero los rápidos son implacables.^^^
Han aprendido a coordinar sus ataques, bloqueando rutas de escape, incluso intentando saltar sobre las camionetas para alcanzar a los aterrorizados civiles. El sonido de metal rasgado se escucha cuando uno de ellos logra engancharse en el borde de una camioneta, arrancando la puerta trasera antes de que un soldado lo vuele en pedazos con una escopeta.
^^^La oscuridad que antes ofrecía un refugio temporal ahora se convierte en una emboscada, con los rápidos moviéndose como sombras mortales, apareciendo de la nada para destrozar cualquier resistencia. Los militares se dan cuenta de que cada vez que la noche cae, las criaturas se vuelven más agresivas, impacientes, como si supieran que su tiempo para cazar fuera limitado. Un soldado, agotado y con la voz temblando de miedo, murmura mientras recarga su arma:^^^
“Esto no es lo que era antes… Ellos están cambiando, se están volviendo más inteligentes, más crueles. ¿Cuánto más podemos resistir? ”Mientras tanto, algunos padres, aterrorizados, intentan empujar a sus hijos hacia las camionetas, pero otros, dominados por la desesperación, corren en la dirección opuesta, huyendo hacia la oscuridad, donde el destino les aguarda en forma de colmillos y garras.
^^^La escena es un verdadero infierno. Los soldados luchan con uñas y dientes para mantener el control, pero la ciudad está al borde del colapso, y el enemigo parece no tener fin. Cada disparo, cada grito, cada golpe, es un eco de una lucha desesperada por sobrevivir un día más en un mundo que ha sido devorado por la oscuridad.^^^
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