Una pareja de esposos adoptan a una niña que según los lugareños es hija de una bruja. Se la quitaron a la mala y ella ha jurado que regresará del más allá a vengarse.
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¡Encerrada!
Sonia y Héctor decidieron volver a adoptar, pero esta vez a un recién nacido, lo habían dejado abandonado a las puertas del orfanato.
Aunque Sonia no perdía las esperanzas de encontrar a Alejandra. Había quedado muy devastada por la pérdida de su hija. Simón, como le habían puesto al niño, contaba ya con tres años.
La nueva niñera cuidaba de él con mucho cariño.
Héctor llegó del trabajo en ese instante. Cinco minutos después la policía llamaba a su puerta.
La muchacha abrió la puerta.
Buenas tardes, ¿está la señora?
Carlota (que había regresado hace dos años, tras la muerte de su madre), fue a avisar a Sonia.
La busca la policía, señora.
Héctor y Sonia fueron a ver que querían.
¿Qué sucede, oficial?
Al parecer, hay noticias de su hija. Dos señoras la vieron acompañada de una mujer como de unos 36 años.
¡Oh! ¿Es verdad eso?
Sí, pero lo malo es que una de las señoras apareció muerta al día siguiente de haber encontrado a Alejandra.
¡¿Pero, cómo?!
Por ese rumbo hay muchos animales de esos, fue un accidente. La otra señora, la que nos avisó no sabe dónde está la niña. Lo bueno de todo esto, es que Alejandra está perfectamente bien. Según ella, la niña le decía mamá a la señora con la que andaba.
¿Es Luisa?
No lo sabemos, pero todo hace parecer que sí. Hemos investigado la casa donde celebraron los xv años de Alejandra. Los dueños dijeron que se la rentaron a una señora muy bonita, y a la vez muy rara. Partiendo de ahí, lograremos dar con su paradero.
Oficial, llevo 8 años esperando por mi hija, que puedo esperar un poco más.
El silencio invadió la casa, Sonia deseaba con todas sus fuerzas encontrar a su hija, pero había algo en el ambiente que la llenaba de miedo.
Esa Luisa es una bruja, estoy segura que ella fue la que propició el incendio y se llevó a Alejandra. ¿Ves amor, que no andaba equivocada?
Héctor estuvo de acuerdo con ella.
Creo que tienes razón... Por favor, oficial, haga lo que sea posible por encontrar a mi hija y a esa señora.
Le aseguro que eso es lo que estamos haciendo, contestó el oficial de policía. Luego, añadió, en cuanto tengamos alguna noticia se la haremos saber, con permiso.
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Varios días después, una llamada anónima alertó a la policía...
¿Cómo que ya la encontraron? En este momento vamos para allá, deme la dirección, por favor, no diga nada a nadie, no quiero que la vayan a alertar.
La policía se movilizó y al poco tiempo ya estaban en la casa que mencionó la persona al otro lado de la línea.
Con una orden en la mano entraron a esa casa, solo para descubrir que no había nadie.
De todos modos registraron toda la casa, pero no había nadie, todo estaba en orden...
De seguro piensan volver, los armarios están llenos de ropa y arriba están unas maletas.
Luisa regresaba a la casa en un taxi, pero al dar vuelta en una esquina, vio el coche de la policía...
"Chin, ahí está la policía", pensó. Alejandra iba distraída, y no se dio cuenta.
Luisa ordenó al chofer que se fuera por otro lado, tenía que ganar tiempo para poder regresar.
Mamá, ¿por qué nos regresamos?, ya estamos cerca de la casa, preguntó Alejandra con extrañeza.
Se me olvidó que tengo que arreglar unos asuntos pendientes. Pero no te preocupes, no es nada grave.
El chofer las dejó en una casa abandonada de muchos años. Luisa le pagó al chofer y ambas mujeres salieron del auto.
Mamá, ¿que venimos a hacer aquí?, en esta casa no hay nada, todo está muy sucio y parece que nunca ha vivido nadie aquí.
No te preocupes por nada, hija, desde hoy en adelante, esta será nuestra casa. Olvídate ya de aquel lugar, no quiero que nos vayan a encontrar.
Mamá, ¿por qué no quieres que nos vayan a encontrar? ¿Qué es lo que está pasando? ¿A quién le temes?
Alejandra no tenía idea de lo que estaba pasando, era tan chiquita cuando la separaron de Sonia, sus recuerdos eran demasiado vagos.
No pienses en eso, ayúdame a limpiar la casa.
Entre las dos se pusieron a limpiar la casa.
Más tarde... ¡Uff! Por fin terminamos.
Bueno, hija, tengo que salir; por lo que más quieras no te vayas a salir a ningún lado, regresaré en poco tiempo.
¿A dónde vas, madre?
Pero Luisa no le hizo caso, salió de ahí y cerró con llave la puerta.
¡Mamá! ¿A dónde vas?, no me dejes aquí encerrada, ¡mamá!
Alejandra observó toda la casa con detenimiento estaba muy deteriorada y parecía más bien una hierbería, había frascos por todas partes que ellas habían acomodado en una mesa grande.
Dos camas medianas y un buró... Pero parecía que habían pasado por esas cosas una aplanadora, porque todo estaba hecho un asco.
Alejandra tenía hambre y empezó a buscar en las bolsas que habían comprado de despensa.
Las habían puesto sobre una mesita chiquita en una esquina. Al observar bien Alejandra vio algo que salía de un pequeño cajón.
Inmediatamente, tomó el sobre (estaba amarillo por el tiempo que había permanecido ahí), y empezó a leer lo que había dentro.
Su cara se iba distorsionando por cada línea que leía.
"¡Dios mío!, ¿pero qué es esto?"
"La carta no tiene ningún remitente, ni ningún nombre, solo tiene el nombre de... Eugenio Escobar".
"Lo único cierto aquí es que yo tengo un lunar en el pie izquierdo".
"¿Acaso Eugenio Escobar es mi padre y en dónde está él?"
"Pero eso no puede ser así, es obvio que no sé a quién va a dirigida esa carta, estoy segura que solo es una coincidencia, en cuanto venga mi madre le preguntaré".
Mientras esperaba que llegara Luisa, Alejandra comía lo que habían comprado, pero no podía saciar su hambre y seguía comiendo.
Alejandra se puso a inspeccionar bien la casa debía de haber otra salida, fue a la parte trasera.
Como la casa no era muy grande pronto dio con la otra puerta.
"Parece que está abierta, trataré de empujarla".
La puerta estaba trabada por obvias razones, pero Alejandra luchó con todas sus fuerzas hasta que la puerta cedió.
Pero la felicidad le duró muy poco, metros más adelante había una valla que se cerraba en el patio. Era tan alta que no habría manera posible de salir de ahí.
Alejandra buscó por todas partes, pero no encontró nada que pudiera servirle.
¿Cómo es posible que mi madre me haya dejado aquí encerrada?, ¿a qué horas volverá?, tengo hambre.
Intentó por todos los medios abrir la puerta de entrada, pero nada resultaba satisfactorio, ni siquiera había una ventana libre, todas estaban selladas, como si la persona que hubiera vivido en aquellos años no quería que nadie entrara a su casa. Parecía más bien un refugio.
más fácil usar palabras que se puedan entender bien en nuestro español como empleado