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Capítulo 12
Sobre la mesa, un bello jarrón antiguo pintado con rosas amarillas se encontraba en medio de la sala de estar.
"Podemos usar esto como contenedor, me tomó mucho tiempo encontrarlo, sé que funcionará"
A mitad de semana, Einar fue a visitar a Emmett hasta su casa, traía consigo un jarrón antiguo, un objeto que logró encontrar tras muchos años de búsqueda y que usaría como contenedor para Yeisan.
"Con esto, podrás vivir una vida normal como siempre debió haber sido", señaló Einar con emoción.
Emmett, quién estaba sentado sobre el sofá, se quedó viendo el jarrón por un buen momento hasta que finalmente habló.
"¿Qué hay de tu esposo?, te casaste hace apenas tres meses, ¿no deberías estar con él?"
Claramente, esa no era la reacción que Einar esperaba.
"No cambies de tema, esto es importante, ¿no te das cuenta de que podrías ser libre con esto?", preguntó enojado Einar mientras señalaba el jarrón.
Con calma, Emmett se levantó del sofá y fue a servirse una copa de vino.
"Deberías volver a tu casa y ocuparte de tu familia, no pretendo ser el culpable de otro divorcio tuyo", dijo el alfa.
Irónicamente, Einar siempre recordaba su vida pasada después de casarse con el que fue su esposo en todas sus vidas.
Y como en su primera vida, terminaba divorciandose por pasar más tiempo ocupado en los asuntos de Emmett y Yeisan.
Aunque amaba a su esposo, no podía dejar solo a Emmett con todo este problema ocasionado por un omega caprichoso.
"... No eres culpable de nada, en cada vida, esta fue mi decisión, pero ahora podría ser diferente si logro contener a Yeisan dentro de este jarrón... y si buscas a un culpable, el único culpable de todo esto es Yeisan, así que no te culpes por nada", dijo Einar.
Ahora tenían la oportunidad de cambiar el rumbo de las cosas, así que Einar no se rendiría hasta alejar para siempre a Yeisan del lado de Emmett.
Viendo a su primo, Emmett sabía que este no se daría por vencido; sujetando su copa de vino, el alfa se acercó hacia donde se encontraba el jarrón y lo tomó con su mano libre.
Era un hermoso jarrón pintado con las rosas amarillas favoritas de Yeisan.
"Supongamos que logras contenerlo aquí, ¿y luego qué?, ¿permanecerá aquí dentro quieto por toda la eternidad?", preguntó Emmett.
"Sí, será como si estuviera dormido, así que dormirá para siempre, y tú podrás tener una vida normal y llegar al final de tus días con tranquilidad rodeado de tus seres queridos", contestó Einar.
"No tendrás que preocuparte por nada, una vez sellado dentro del jarrón, lo enviaré al templo sobre las montañas para que permanezca ahí para siempre", añadió, "No volverá a molestarte"
"... Para siempre", repitió Emmett las palabras de Einar.
No podía imaginar a aquel orgulloso príncipe encerrado dentro de un jarrón para siempre y condenado a permanecer en un templo sobre las montañas.
Emmett dejó el jarrón sobre la mesa y volteó para subir a su habitación.
"A veces me pregunto si tú lo odias más que yo", dijo por último.
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"¿Oíste eso?, al parecer tratarán de encerrarte dentro de un jarrón, vaya, nunca imaginé que un príncipe como tú podría terminar de esa manera", se burló kisho.
"... Él me odia", murmuró Yeisan.
"¿Mm?, por supuesto que te odia, ¿o esperabas recibir amor después de todo lo que hiciste?, es más seguro que llegue a odiarte", contestó kisho.
Desde el día que se enteró de que Lucien estaba en este mundo, Yeisan se mantuvo alejado de Emmett, buscaba todo el tiempo el paradero de ese omega, no podía evitar sentir temor porque algún día ambos llegaran a encontrarse, aunque sabía que no valdría la pena porque ese omega era el primer y único amor de Emmett.
Permanecía más tiempo en el jardín, pero aun así logró escuchar la conversación entre Emmett y Einar, pensar que sería posible que Emmett lo encerrara dentro de un jarrón, le hizo doler el corazón.
Y como siempre, kisho aparecía para molestarlo.
"Pero, no creo que Emmett llegue a encerrarte en ese jarrón", mencionó kisho.
Sorprendido por sus palabras, Yeisan volteó a ver a kisho.
"Porque, piénsalo, ¿de qué le serviría encerrarte dentro de ese horrible jarrón si aún conservaría sus horribles recuerdos contigo?", contó kisho con una malvada sonrisa.
"Lo único que lograría, sería atormentarse y odiarte más, sabes a lo que me refiero, ¿verdad?", preguntó.
"... El tiempo no funciona, ya no funciona para mí, no importa lo que haga", pronunció Yeisan con la cabeza gacha.
"... Pero, es tan difícil dejarlo", murmuró, "Si lo hago,... volverá al lado de Lucien, no puedo imaginar eso"
"Mmm, ¿lo amas?, ¿en todo este tiempo aprendiste lo que es amar cuando nadie te amo?", cuestionó kisho.
Pequeñas gotas de lágrimas comenzaron a caer por el pálido rostro de Yeisan, aunque no recibió el amor que tanto anhelaba de Emmett, sabía lo que era amar, pero también sabía que su amor se había convertido en algo tóxico y dañino para su persona amada.
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Cada seis meses, como todo alfa dominante, Emmett atravesaba por su rut.
Esa fecha estaba próxima a llegar.
Con Yeisan presente en su vida, el alfa tomaba fuertes supresores para sobrellevar ese duro período.
"¿Es por eso que ahora te acercas?", rio Emmett al notar la presencia de Yeisan.
"Contigo aquí, es difícil traer a alguien que pueda ayudarme, ¿o vas a ofrecerte como siempre?, mejor lo digo ahora, no quiero obtener la ayuda de un cuerpo frío, sin feromonas y que no siente nada, ¿qué sentido tendría?", continuó hablando Emmett.
Yeisan quién estaba detrás del alfa mientras este se arreglaba para salir, lo escuchó en silencio.
Durante los primeros ciclos de rut de Emmett en sus primeros renacimientos, Yeisan lo ayudaba a pasar por este período, era verdad que no sentía nada y que no podía emitir feromonas, así que solía llorar a escondidas durante varios días porque se sentía un inútil, fue así hasta que Emmett le prohibió ayudarlo nuevamente.
"... Esta vez no te molestare", habló Yeisan.