En un imperio dividido por intrigas y traiciones, Euridice, la tercera princesa de Caelum, se ve obligada a huir cuando su medio hermano, Jacob, asesina al emperador y a sus hermanos. Con la ayuda de Arjona, su protector, Euridice emprende una peligrosa búsqueda de los legendarios 5 Ases para detener a Jacob y evitar que desate el caos en el imperio. Mientras lucha por recuperar la paz, Euridice descubre su propia fuerza y determinación en un mundo donde la lealtad y el poder se entrelazan en una danza mortal.
NovelToon tiene autorización de Lilith Robles para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 20
Estando rodeados por todos esos caballeros; Arjona, Corni y Exar, colocaron a Euridice y Undo en medio de los tres, disponiéndose a pelear.
— Arjona de Outro! Es acusado de cometer crímenes encontra de la familia real! ¡Por asesinar al Emperador y los dos principes, raptar y acabar con la vida de la princesa! ¡Enteguese ahora!.— Le dijo él mismo caballero al mando. Euridice escucho esto, le dolía saber que la culpa se la estaban echando a Arjona.
— Arjona... ¿Puede pelear?.— Preguntó Exar en voz baja. Arjona sonrio y tranquilamente trono su cuello y dedos para después sujetar firmemente su arma.
— Claro que si. — Dijo Arjona. Euridice trago saliva y después sujeto a Arjona de su ropa.
— No maten a nadie...— Les dijo ella. Los cuatro se sorprendieron con sus palabras, ni Exar ni Corni se atrevieron a objetar.
— Euridice... No puedes salvar a todos aquí. O los matamos a ellos... o ellos nos matan a todos.— Dijo Arjona. Todos los caballeros sacaron sus espadas, bajaron de sus caballos y se pusieron a la defensiva.
Euridice agacho la cabeza mientras Undo la abrazaba y allí recordó lo que Degel le dijo: "El chico tomó la estrella y la lanzo de vuelta al océano, el otro le dijo – no puedes salvar a todas – a lo que el chico respondio, – no, pero salvaré a esa –".
Entendió su significado finalmente, apreto los puños y después solto a Arjona.
— Hagan lo que sea necesario... Pero no mueran.— Dijo Euridice mientras las lágrimas se hacian más fuertes.
Exar, Corni y Arjona se pusieron en forma para combatir. Los hombres desde puntos altos estratégicos de esa zona montañosa, había arqueros con flechas de fuego, listas para atacar.
— Corni... ¿te encargas de los arqueros?.— Preguntó Exar.
— Si.— Dijo Corni.
Al ver que ellos no desistian, los caballeros atacaron, Arjona no perdió el tiempo, su lanza se movio rápido y con sus piernas se impuso hacia el frente. Con dos simples movimientos creo ráfagas de viento que echaron a los caballeros hacia atrás.
Exar hizo aparecer enormes llamas de fuego en sus manos y después estas se regaron comenzando a crear olas con el mismo que atrapaban a los caballeros. Se movia más lento que Arjona pero logró llegar hasta algunos caballeros golpeándolos hasta matarlos.
Corni, con gran agilidad daba saltos subiendo el risco hasta llegar a los arqueros a los cuales derribaba usando sus cuernos y su imponente fuerza.
Undo sujeto a Euridice para hacerla comenzar a correr a buscar un lugar seguro. Euridice le siguió mientras eran vistos por un arquero, mismo que al notar que Corni estaba cerca, apunto hacia Undo y de inmediato disparo.
Viendo la flecha, Arjona quizo evitar que llegue, sin embargo la flecha cubierta de ese fuego finalmente llego hasta ellos.
— ¡AAAAHHHH!.— Solto Undo un fuerte quejido antes de caer el suelo. Su pierna había sido atravesada por la flecha. Euridice miro la sangre, se agacho hasta el haciendo presión sobre la herida.
— undo.... Undo aguanta...— Dijo Euridice entrando en pánico. La sangre mancho sus manos y al verlas ella se levanto, sentía que su corazón iba a reventar. Recordo la muerte de su padre, la de sus hermanos y el como casi Arjona moría por su culpa.
Una última flecha fue lanzada hacia ella, esta estaba por impactarla y Arjona justo había sido atacado por dos caballeros a la vez... no alcanzaría a salvarla.
Las lágrimas de Euridice salieron, a punto de atravesarla la flecha se incinero y se esfumo y de repente...
La capucha de Euridice se quemo hasta convertirse en cenizas, su cabello solto una explosion de brillo tan intensa que ilumino el cielo como si fuera de día, las heridas de Undo y Arjona sanaron por completo mientras que los caballeros, Exar y Corni se quedaban en shock.
Euridice llena de lagrimas había cerrado sus ojos, se tiro de rodillas sintiéndose débil sin haber visto lo que hizo. Undo se acerco hasta ella, levanto su cabeza y ella abrio sus ojos.
Miro su pierna ilesa y se sorprendio sin saber que había pasado.
— tu pierna. — Le dijo Euridice confundida. De repente el sonido del metal los llamo a todos, miraron a su alrededor y notaron a los caballeros dejar caer sus armas, a la vez que se ponían de rodillas ante ella.
Euridice miro a Arjona detrás de ella, como si buscase una respuesta. Arjona camino hasta ella y se agacho hasta terminar por abrazarla.
— Eres tan bonita...— Le dijo él en su intento de hacerle sentir que todo estaba bien.
Después de aquello, los caballeros no solo se retiraron, si no que se fueron con la promesa de no decir nada de lo que vieron para poder proteger el secreto de Euridice quien también les explicó el motivo de su viaje.
Después de eso, los caballeros se fueron, el sol comenzaba a salir.
— Están... ¿todos bien?.— Preguntó Euridice a los cuatro. Exar asintió igual que Corni, mientras Undo seguía mirando su pierna sin creer que estaba sana y Arjona se mantenían en silencio.
Euridice se sintio aliviada de que estaban bien, pero ella de sentía muy cansada. Como si hubiese estado activa por horas y sin descanso, soltaba jadeos suaves y silencioso pero siendo notándos por todos decidieron hacerle descansar.
Siguieron avanzando pero esta vez Euridice iba cargada en la espalda de Arjona, habian echo una especie de sujetador con una manta para que Arjona tuviese sus brazos libres y ella estuviese descansando en su espalda.
— Ustedes saben que paso. Hablen ya.— Dijo Arjona.
— No hay nada que explicar...— Dijo Exar.
— ¿Ah no?. Y eso que fue?.— Preguntó Arjona refiriéndose a todo lo que paso.
— Solamente es su poder... saliendo sin control. El anterior sabía controlar su poder a la perfección, pero ella parece controlarlo con sus emociones.— Dijo Exar.
Arjona escucho tales palabras y miró de reojo a Euridice, con su cabeza recostada sobre su hombro y durmiendo plácidamente.
Sin más siguieron avanzando, siguiendo a Corni y Exardescere quienes seguian el rastro del siguiente As...