Cristina es una joven de 16 años, que se ve obligada a casarse, para cul.inar su profesión, ya que en el orfanato en donde ella vivía eran escasos los recursos para que la sigan apoyando.
Luego de contraer matrimonio, vive un calvario, que luego del divorcio su vida cambia.
¿Desean saber más de Cristina? síganme en mi nueva novela que espero que les guste.
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UN GRAN SUSTO (2) (maratón)
Mientras los niños se encuentran, en las instalaciones de la empresa Mussolini, Cristina se encuentra ultimando detalles sobre la asociación con la empresa Mussolini y la nueva propuesta del empresario Cristian Duran.
- Entonces Carlos, está bien lo que propone Cristian Duran, no quiero destruir otra empresa por pasarse de ladrones, como vamos con los Mussolini.
- Está casi resuelto, Enrique resultó ser muy eficiente y cumple su palabra cuando se compromete a algo.
- Muy bien, Noelia dijo que venía con sus dos amigas, una es muy buena administradora, nos puede servir en la sede de Canadá, la otra es gerente comercial, acaba de divorciarse y por eso se vino a cambiar de aires.
- De un momento a otro se abre la puerta. - ¡Cristina los niños no están en el edificio! - Dice Fausto, muy asustado.
- ¡Como que los niños no están! - Dice Cristina empezando a desesperarse.
- Ví la cámara de seguridad, se aprecia que los niños salieron del edificio, solo se ve que cruzan la pista, de ahí la cámara no enfoca más.
- Como que salieron del edificio, dónde estaban los del servicio de seguridad, como pudieron dejar salir a dos niños pequeños sin compañía de un adulto, por favor Carlos te comunicas con recursos humanos y me cambias de empresa, pero claro con la penalidad respectiva.
- Si, Cristina. - Contesta Carlos, con rostro de pánico, porque sabe muy bien que esa empresa de seguridad será una que muy pronto no existirá.
Mientras tanto, en las empresas Mussolini.
- Ingresa Dora a la oficina de Enrique.
- Hola hijo, no sabes la sorpresa que te tengo. - Dora está feliz, nunca había sonreído tanto después de tantos años.
- Madre que te hizo tan feliz, brillas como nunca. - Que más hijo, estos dos angelitos, que don mis nietos.
- Hola futuro padre. - Dice Ángela, con una radiante sonrisa.
- Hola Enrique. - Dice Darío extendiendo la mano.
* Esta es recibida por Enrique, envuelto en una gran confusión.
- Niños que hacen acá su madre debe estar muy preocupada, como saben que estoy en este edificio.
- Hay hijos, eso no importa en estos momentos, solo escúchalos, los niños tomen asiento.
- Señor Enrique, deseo saber que intenciones tiene para mi madre. - Pregunta Darío con toda la seriedad y frialdad.
- Su manzana de Adán de Enrique, sube y baja del nerviosismo, jamás nadie lo ha puesto en tal aprieto.
- Niños, este asunto es de adultos, ustedes son muy pequeños, para involucrarse en este asunto. - Dice Enrique muy nervioso, sin saber qué hacer.
- Le voy a pasar por alto, por ser primera vez, pero por favor no insulte nuestra inteligencia por nada ambos tenemos una IQ sobre 130, o sea sabemos de todo y nada se nos pasa por alto, ¿cómo usted cree que lo hayamos?
- Niños, me enamoré de su mamá desde la primera vez que la vi, esos ojos que irradian pureza e inocencia me vuelven loco, además se me hacía conocida, pero no sabía dónde.
_ Darío, desde que vio por primera vez a Dora no lo ha dejado de mirar, ese extraordinario parecido con su madre no lo pasa por alto, así que el tiene su propio plan.
- Pero he escuchado algunos medios de comunicación que dicen que no tienes novia porque eres gay. - Dice Ángela, quién es la única que se mantiene hablando con Enrique, mientras que Darío está metido en sus pensamientos.
- Bueno querido nieto, sé que mirándome no me voy a gastar, pero te puedo preguntar ¿Por qué me miras tan intensamente? - Dice Dora muy sonriente.
- Lo que pasa abuela, es que usted se parece mucho a mi madre, hasta ese lunar que lleva en la oreja derecha.
- Dice Darío, muy intrigado.
- Dora, se emociona tanto que empieza a llorar, los niños se le acercan y la abrazan.
- Perdóname abuelita, no quise ponerte triste. - Dice Darío muy preocupado.
- No mis amores, es que hace muchos años, me robaron a mi hija de los cuneros de la clínica y desde ese momento no he dejado de buscarla y ella llevaba el mismo lunar que el mío.
- Mi mamá, creció en un orfanato porque dice que la abandonaron desde su nacimiento. - Dice Ángela muy triste.
- Porque estás triste mi amor, si tu mamá en realidad es mi hija, ustedes serían mis nietos de sangre.
- Si, Pero Enrique y mi mamá son hermanos y no estarían juntos, ahora tendríamos una abu, pero nuevamente nos quedaríamos sin padre.
- No mi amor, aún seríamos muy felices, Enrique no es mi hijo de sangre, sino mi hijo de corazón, él es hijo de mi esposo, cuando me case con su padre de Enrique, él llegó con un niño de 1 año de edad, era bello y amoroso que se ganó mi corazón, su padre resultó un canalla, pero el hijo era un amor.
- Entonces, todos nosotros debemos salir de las dudas, es muy fácil saber si mi madre es hija de Dora, con un examen de ADN, abuela conseguiremos cabello, saliva o por último sangre, lo que sea para salir de dudas. - Dice Ángela muy seria.
- Gracias mis amores, pero ya deben de regresar, su mamá debe de estar muy preocupada por su ausencia, para una madre su motor y motivo son sus hijos, por tal motivo no vuelvan a salir sin su permiso, está bien mis amores.
- ¡Si abuela! - Ambos gritan en unisono.
- Vamos niños, yo los llevaré en unos minutos tengo una reunión con los Hermes, ahora dime en qué área trabaja su mamá.
- Darío y Ángela se miran preocupados. - No sabemos en qué área trabaja mamá, es la primera vez que venimos a su trabajo, solo déjanos en la puerta de ahí, nosotros llegamos a su oficina.
* Enrique sale de su oficina llevando a cada niño en cada mano, los trabajadores lo miran todos sorprendidos, ya que lo consideraban gay, ahora saliendo con cada niño y llamándolo papá, salen de su error las secretarias y recepcionistas se lamentan por no conquistarlo.
Al llegar a la puerta del consorcio Hermes, los niños piden a Enrique que los dejen ahí y que no se preocupen por ellos, con mucha duda y preocupación, Enrique ingresa al consorcio, dejando a ambos niños en la puerta.
Darío y Ángela, corren a la puerta secreta e ingresan a la oficina de su madre, no encontrándola en ella.
- Mira Darío, su bolso de mamá todavía se encuentra acá, aún no se ha ido.
- Si, pero debe de estar furiosa por nuestra ausencia de seguro se dio cuenta de que salimos del edificio, pero tengo que precisar que la seguridad de la empresa es un asco, debemos buscar a los mejores ¿No crees? hermanita? - Dice Darío, con una sonrisa maliciosa.
- Claro hermanito, mi padrino Fausto tiene los mejores.