NovelToon NovelToon
Entre el Deber y el Deseo

Entre el Deber y el Deseo

Status: Terminada
Genre:Venganza / Matrimonio contratado / Mujer poderosa / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:32
Nilai: 5
nombre de autor: Dana Cardoso

A los dieciséis años, fui obligada a casarme con Dante Moretti, un hombre catorce años mayor, poderoso y distante.
En sus ojos, nuestro matrimonio era solo un contrato; en los míos, era amor.
Fui enviada al extranjero para estudiar y, durante cinco años, viví con la esperanza de que algún día él realmente me viera.
Ahora, graduada y decidida, he vuelto a Florencia.
Pero lo que encuentro me destruye: mi esposo tiene a otra mujer y planea casarse de nuevo.
Solo que esta vez no será a su manera. Ya no soy la chica ingenua que dejó partir.
He vuelto para reclamar lo que es mío: el nombre, la fortuna, el respeto… y quizá, mi lugar en su cama y en su corazón.

NovelToon tiene autorización de Dana Cardoso para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 13

(POV: Dante)

La cena era demasiado perfecta, y siempre desconfío cuando todo parece perfecto.

La mesa puesta en el jardín de la Villa, el vino caro, las velas encendidas, el perfume de jazmín flotando en el aire. Todo preparado para una noche tranquila.

Pero nada es tranquilo cuando Bianca está presente.

Ella se sentó frente a mí, al lado de Edward Langford, vestida en un tono de vino oscuro que hacía contraste con su piel clara. El escote discreto, el cabello suelto sobre los hombros, la sonrisa leve.

Estaba hermosa, y lo sabía.

Y él… ese maldito inglés no le quitaba los ojos de encima.

Durante la cena, él contaba historias sobre los años en Londres, y Bianca reía de cada una. Yo la observaba en silencio, los dedos apretando la copa de vino. Con cada carcajada, una llama subía dentro de mí. Con cada mirada intercambiada entre ellos, el vino me parecía más amargo.

—Bianca siempre fue brillante —dijo Edward, elevando la copa—. La más inteligente de la clase. Y, sin duda, la más bella.

Ella bajó los ojos, sonrojándose levemente, lo que solo me hizo perder el poco de control que aún tenía.

—Estás exagerando —murmuró, sonriendo.

—De ningún modo —Él se inclinó en dirección a ella—. No había un solo hombre que no quedara fascinado por ti.

La copa estalló en mi mano. La apoyé en la mesa con fuerza, el sonido seco rompiendo la levedad de la conversación.

—Creo que la conversación está tomando un rumbo… demasiado personal —dije, con el tono controlado de quien amenaza sin gritar.

La mirada de Edward encontró la mía, serena, casi provocadora.

—Solo un elogio inofensivo, señor Moretti.

—Demasiados elogios siempre esconden intenciones —repliqué.

El silencio cayó pesado. Bianca me lanzó una mirada de advertencia, pero no me importó. Terminé el vino de un solo trago, pedí permiso y me levanté, sintiendo la sangre pulsar en las sienes.

Minutos después, oí pasos detrás de mí.

—¡Dante! —su voz, firme, irritada—. ¿Qué fue eso?

Me giré despacio. Ella estaba parada en el pasillo, el rostro iluminado por la luz tenue de los apliques. Aún jadeaba, el pecho subiendo y bajando.

—Eso fue tú exponiéndome delante de un extraño —dijo ella—. Él es mi amigo, solo eso.

Di un paso adelante.

—Amigo. Ya entiendo esa palabra. La repites como un escudo.

Ella cruzó los brazos.

—Estás celoso, ¿es eso?

Reí bajo, sin humor.

—No. Estoy… irritado —la voz salió más grave de lo que pretendía—. Irritado por ver a otro hombre mirándote como si tuviera el derecho.

—¿Y eso qué cambia? —replicó—. No soy tu dueño, Dante.

La forma en que dijo mi nombre, firme, cortante, casi desafiando, fue la última chispa.

Di otro paso, y uno más, hasta acorralarla contra la pared. La luz temblaba sobre nuestros rostros.

Ella no retrocedió.

—Me provocas —murmuré—. Sabes lo que haces conmigo y continúas.

—¿Y qué hago, exactamente? —susurró ella, la mirada brillando, desafiante.

—Me quitas el control.

La respiración de ella rozó mi barbilla. El perfume de ella me envolvió, cálido, dulce, peligroso. Por un instante, luché contra el impulso. Perdí.

Mi boca encontró la de ella en un beso duro, intenso, lleno de rabia y deseo reprimido.

Ella se resistió por un segundo, solo lo suficiente para enloquecerme, y entonces respondió con la misma fuerza.

Era como fuego y hielo. El sabor de ella, la entrega, el sonido suave del suspiro que escapó cuando mis manos tocaron su cintura. El cuerpo de ella se amoldó al mío, y en ese instante nada más existía además de eso. El deseo quemaba dentro de mí o era rabia ya no lo sé. Yo la necesitaba mi cuerpo gritaba por el de ella. Nuestros cuerpos estaban tan unidos que ella pudo sentir en su vientre todo mi deseo.

Cuando nos separamos, los labios de ella estaban temblorosos, los ojos llenos de emoción y furia.

—¿Por qué haces esto? —preguntó ella, en un susurro.

Toqué su rostro, el pulgar rozando la comisura de su boca.

—Porque eres mía, Bianca.

La frase salió antes de que pudiera contenerla.

Ella se quedó inmóvil, la mirada mezclando shock, rabia y algo que parecía… dolor.

Me alejé, respirando con dificultad.

—Olvida lo que dije —murmuré—. Fue un error.

—¿Lo fue? —preguntó ella, la voz temblando—. Porque pareció todo menos un error.

Me quedé en silencio. El peso de la culpa y del deseo me aplastaba.

Ella dio un paso hacia atrás, intentando recuperar el aliento, los labios aún enrojecidos.

—No sabes lo que quieres, Dante —dijo por fin—. Y hasta que lo descubras… no me busques.

Ella se giró y salió, el sonido de los tacones resonando en el pasillo vacío.

Me quedé allí, solo, su sabor aún en mi boca, el cuerpo ardiendo de rabia y arrepentimiento.

Fuego y hielo. Eso era lo que Bianca hacía conmigo.

Me quemaba y me congelaba al mismo tiempo.

Y lo peor de todo es que, aun sabiendo eso, ya no quería escapar.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play