DOCTORA JOHNSON... LADRONA DE CORAZONES

Cómo siempre la familia Johnson y Volkov junto a todos y cada uno de sus integrantes se encontraban en ese lugar disfrutando con sus familias. Priscila estaba con un vestido de baño que dejaba a más de uno sin aliento. Para todos era increíble ver cómo el tiempo no hacía más que embellecer a esa hermosa señorita, que había llegado siendo una niña tímida, retraída, falta de amor, pero tierna, amorosa y obediente en una mujer amable, que amaba compartir tiempo con esos tíos y tías que Dios, la vida y la divina providencia le habían regalado.

Verla correr por la playa con sus trillos que estaban más insoportables que nunca, se veía que la llenaba. Todos podían ver el amor hacia sus hermanitos y ni hablar de una Paola que estaba más que apegada a su hermana. Dónde fuese que Priscila llegara, marcaba una diferencia, su andar era de una latina 1000%. Sus exhuberantes curvas la hacían merecedora de la lujuria de más de un hombre. Pero en su mente y en su corazón, no había espacio para nadie más que su grandote.

Y hablando del grandote, estaba aterrizando en el lugar. Max lo único que deseaba era llegar a la playa y ver a su bebé, a su amada allí. Deseaba salir corriendo y abrazarla y besarla como en sus sueños lo hacía cada noche. Se registraron en el hotel al que ya Haley por medio de Hannah sabía que todos se quedarían, le apartaron un cuarto aparte a Lydia en otro piso de resort y se fueron a cambiar. A Max no le tomó ni 5 minutos cambiarse e irse. Estaba desesperado. Al salir, a lo lejos pudo ver y admirar a su hermosa bebé. Londres había tan solo acentuado su hermoso cuerpo. Su cabello estaba más largo que la última vez que se habían visto. Se quedó parado observando con una sonrisa en la boca, una que al salir su hermana Mía observó.

La vas a gastar de tanto mirarla. Fue el chiste hecho por Mía, ganándose una mirada de Max. Ser tan hermosa debería ser pecado y yo sería el primero en caer. Comenzaron a caminar en dirección a donde se encontraba el grupo familiar. Cada paso que el grandulón daba, era como si su corazón quisiera salir por su boca. Las manos le sudaban, verla cada vez más cerca era una deliciosa tortura. Llegó un momento en el que no aguantó más y salió corriendo en su búsqueda.

Priscila...

Estoy jugando con mis bebés hermosos, adoro a mis hermanitos, Paola está súper cercana a mi, mis padres, mis tíos y mis abuelos... Tan solo me haría falta mi grandote para que el momento fuese perfecto. Estoy jugando y correteando con el sol dorando mi piel, el olor del agua salada es un relajante para mí, así que estoy feliz, estoy correteando a Paola, di la vuelta, y al hacerlo, veo ese cuerpo que tan bien conozco, corriendo hacia mi. Me parece un sueño, mi grandote se ve más hermoso hoy que ese día. Tiene el cabello en un corte diferente, se ve un poco más maduro cosa que me enloquece. Al verlo correr hacia mi, lo primero que se me viene a la mente, es correr en su dirección yo también.

Al hacerlo, él acelera y sin pensarlo 2 veces, me tiré a sus brazos. Esos entre los que moría por estar. Me guindé de su cuello y comencé a llorar. Él daba vueltas conmigo en sus brazos. Mía venía también y agarró a Paola, la cargó y dio vueltas también con ella. Cuando vi eso, cerré mis ojos y disfruté del olor, de ese olor tan característico de mi grandote. Le di un beso en el cuello porque sabía que nuestra familia nos podía ver, y al hacerlo, sentí como todo su cuerpo temblaba. Mi corazón palpitaba demasiado rápido. Grandote, te amo. -Dije conteniendo mis ganas de llorar- Y yo a ti bebé, no sabes la tortura que ha representado para mí estar lejos de ti. Pero te juro que estoy buscando la manera de terminar con esto lo más pronto posible. Te lo juro mi amor.

En ese momento sentí como mi corazón se debatía entre llorar y simplemente quedarme así entre sus brazos para toda la vida.

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Maximilian...

Tener a mi bebé entre mis brazos es la sensación más divina de mi vida. Sentir ese beso que me da en el cuello es más que alucinante. Debí luchar contra todos mis bajos instintos para no besarla y devorarla allí mismo. Sentirla cómo está aferrada a mi cuerpo y escucharla decir que me ama me reinicia la vida y me da las fuerzas que necesito para con mayor determinación terminar con la pesadilla de Lydia de Boyle lo más rápido que pueda. Por eso le confesé mis intenciones de terminar lo más rápido que pueda con esa pesadilla.

Esta sensación solo me ratifica que Priscila Johnson es y será para siempre el más grande y bonito amor que yo en mi vida jamás viviré. La amo con la intensidad de este sol que nos está iluminando y así mismo lucharé por ella. Pero también sentí como su abrazo se fue desvaneciendo y supe que era momento de soltarla. Nuestra familia está a unos cuantos pasos de nosotros y pues puedo sentir las miradas asesinas de Chad y tal vez Andrew también. La bajo y le doy un beso en la frente, ese beso es una promesa silenciosa de que ya no hay poder humano que me frene en mi propósito de poder deshacerme de Lydia.

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Lydia...

Llegamos a Bali. Nunca había estado en este lugar. Pero sé que no es NADA corriente. Esta gente solo tiene cosas caras y va a sitios caros. Yo me gané la lotería con este hombre. Aparte de un amante salvaje y rudo, también está nadando en plata. Seguramente cuando nos casemos, con ese dinero voy a ayudar a hacer crecer el negocio de papá y que no se tenga que estar conformando con las migajas que le dan esos hombres con los que trabaja.

Salgo de la habitación con un vestido de baño rojo que según ciertos amantes que he tenido me queda divino. Sé que mi cuerpo debe pasar por un quirófano para levantar ciertas cosas que se han caído por el tiempo y el uso. Eso se lo sacaré a mi adorado tormento. Lo admito, sí, he usado mi cuerpo desde que tengo 14 años. Así que se ha estropeado un poco. Pero sé que seguramente tengo un cuerpo mejor que las insípidas de la familia de Max. Jamás las he visto, así que si son como la estúpida de Haley deben ser unas mujeres aburridas santurronas.

Al salir, veo a una mujer, guindada del cuello de Maximilian, y a éste demasiado feliz con esa tipeja en brazos. Le daba vueltas y estaban demasiado cariñosos. Cuando la baja, veo que es casi una súper modelo. Me quedo anonadada por semejante descaro. Voy que casi hecho humo por los oídos. ¿Apenas lo dejo solo un rato y ya está abrazando y dejando besos que a mí JAMÁS me ha dado y a una mujer que es casi salida de una revista? Pero me va a escuchar. Estoy que si me tiran en un glacial, lo derrito. Pero me va a escuchar y a esa perra la voy a poner en su lugar.