Una noche entre los brazos de Nicolás Thompson, cambiará por completo la vida de Anna Brown.
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Mírame.
Nos encontramos de vuelta en el hotel. El ambiente entre Nicolás y yo, ya no es tan pesado, quiero pedir algo ligero de cenar, pero él no lo permite, alega que no almorcé o que eso no cuenta como almuerzo porque lo vomité.
En fin, me encuentro tomando sopa y con un par de platos más esperando por mí.
— Anna, una vez lleguemos a los Ángeles, te dejaré y partiré a New York, no puedo ausentarme tanto tiempo de mis negocios, en su mayoría los manejo desde esa ciudad.
— Lo entiendo.
— Necesito que te cuides, recuerda que llevas a mi hijo en tu vientre. — En cierta forma esa última frase genera un par de emociones extrañas en mí, y no entiendo por qué, a pesar de que me alegra saber que mi hijo tendrá un padre que lo amará y protegerá, se siente extraño saber que solo se preocupa por él. Soy una tonta, eso no debería importarme.
— Pierde cuidado, cuidaré de mi embarazo, es una prioridad.
— Trataré de volver en un par de días, juntos trataremos todo lo relacionado con el control prenatal. Pero si es necesario y necesitas ir antes al médico, no dudes en hacerlo ¿De acuerdo?
— De acuerdo. Se me quitó el apetito. — Me levanto de la mesa y camino rumbo al baño, necesito tomar una ducha he ir a dormir.
— ¿Sucede algo? — Pregunta antes de que cierre la puerta del baño.
— No. — Cierro la puerta, me miro al espejo y suspiro. Empiezo a quitar una a una las prendas que llevo encima, mientras se llena la bañera, una vez término entro en ella y relajo mi cuerpo.
Pasan por mi mente varios recuerdos de lo que ha sido mi corta, pero intensa historia con Nicolás.
Flash Back.
— Vamos esposa, muero por hacerte el amor. — Dice Nicolás, pegándose a mi oído mientras abraza mi cintura y luego muerde suavemente mi cuello, luego de darme un beso tras el "Sí, acepto"
— Antes quiero hacer algo malo. — Lo miro a los ojos y le muestro una sonrisa maliciosa.
— Me das miedo, y eso me pone.
Nicolás, me acompaña, subimos a una de sus camionetas y el conductor nos lleva hasta el parqueadero del bar en donde estábamos hasta hace poco.
— ¿Me vas a decir que es lo que quieres hacer?
— Ese convertible. — Señalo el auto al que me refiero.
— ¿Es tuyo? ¿Quieres que vallamos por él? — Me pregunta aún sin entender.
— Es del hombre que me acosaba.
— Creo que empiezo a entender.
— Mira esto. — Saco una pintura de color fucsia en aerosol.
— Jajajajajaja ¿De dónde sacaste eso?
— Lo conseguí cuando aún estaba sobria jajajaja shhhh — Digo silenciándome a mi misma, Nicolás solo sonríe y levanta una ceja. — ¿Tú consideras que podemos acercarnos sin que nos noten?
— Lo haremos. — Responde, toma mi mano, se acerca a sus hombres y les pide que mantengan la distancia y que no llamen la atención. Me jala y nos escabullimos en medio de los otros autos, la oscuridad es nuestra cómplice.
— ¿Harías los honores? — Pregunto a Nicolás y le tiendo la pintura.
— ¿Qué clase de hombre sería? Primero tú, querida esposa. — Se dibuja una sonrisa en mi rostro llena de tanta malicia que hasta Chucky, se pondría de pelos. Miro a Nicolás, y escribo sobre el auto "Una noche entre tus brazos" él me lo quita y procede a escribir "Que sean todas las noches" Me besa apasionadamente y yo me pierdo en lo delicioso de sus labios, son tan ardientes y seductores, su lengua no le da tregua a la mía, succiona mi labio inferior y eso me enciende, lleva sus manos a mi trasero y lo aprieta, suelto un leve gemido y él asalta mi boca con más ímpetu.
— Te deseo, como nunca he deseado a alguien — Dice en medio del beso.
— Yo seré tu perdición. — Le digo — con el aliento entrecortado. La calle estaba sola a excepción de nosotros.
— Permite que me pierda entre tus piernas y seré tu esclavo.
— Me gustará ser tu reina. — Después de un rato nos separamos.
— Falta algo. — Menciono.
— ¿Qué?
— Tomo nuevamente el aerosol y hago muchos corazones en todo el auto — Siento como Nicolás, me toma de la mano y empezamos a correr seguidos de muchos hombres, entre ellos, el dueño del vehículo, ingresamos a un callejón, y de repente el sonido de las sirenas...
Fin del flash Back.
...***...
Salgo de la bañera al quedarme sin aire, ahora lo recuerdo todo, me sorprendo de mi misma y de lo que fui capaz de hacer. Definitivamente ese hombre es una mala influencia.
Decido salir de la ducha, ya que lejos de disipar la tensión, esta aumento, y valla que lo hizo en gran manera, salgo en toalla, por un momento olvidé que no estaba sola. Mis pies están algo húmedos y resbalo perdiendo el equilibrio, Nicolás se da cuenta y, puesto que está cerca, alcanza a sujetar mi cintura de manera rápida, No alcanzo a sujetar la toalla y esta cae dejándome cubierta únicamente por los brazos de Nicolás, quien para este momento se encuentra sin camisa, nuestros cuerpos entran en contacto piel a piel, no soy capaz de reaccionar, pero tampoco me atrevo a levantar la mirada.
— Mírame. — Dice en forma demandante. Lentamente, levanto la mirada y me encuentro con sus ojos, me obligo a reaccionar e intento separarme, pero no me lo permite, por el contrario, reafirma su agarre. Inclina su cabeza y huele mi cuello, lo acaricia con su nariz y se dirige a mi boca, estoy hipnotizada, dejo caer mis brazos deseo entregarme a su voluntad.
— He soñado tanto con esto. — Continúa hablando, al tiempo que se acerca a mi boca...