La Bruja Y El Lobo

El Archiducado, era un territorio ubicado en la frontera del imperio de Flylen, era un territorio extenso, que cualquiera pensaría que se trata de un reino, el territorio era conocido como Hyle, que significa aullido, haciendo referencia a los lobos. Alessandro había sido el Archiduque de ese territorio desde que tenía 18 años, su madre se lo entregó como regalo de cumpleaños y desde entonces, pese ser un territorio donde siempre está nevando, ha prosperado muy bien y vive en armonía, pues no solo existen licántropos en ese lugar, también hay humanos que conviven con ellos en paz, los licántropos suelen ser de mucha ayuda, ya que ellos suelen ir de cacería y traer carne para que las familias sobrevivan durante las largas nevadas, a cambio por supuesto, los humanos le preparan deliciosas guarniciones con la carne, este sistema ha funcionado desde hace 10 años. Hoy en día, Alessandro tiene 28 años y pese a su juventud, es respetado en todo el territorio.

En una aldea cerca de la frontera, Lune y los cazadores se habían quedado a dormir en una posada, desde temprano tomaron su desayuno y ahora Reynold le hace saber a Lune que deben ir a la mansión del Archiduque de Hyle.

Lune se sorprende de eso, sabe que ha cambiado algunas cosas desde que llego, pero no pensó que fuese a conocer al personaje extra de la historia, el Archiduque Alessandro.

— no comprendo ¿por qué debes ver al Archiduque? —

— tu padre tiene negocios con él y soy quien mediara, ya que tu padre no puede venir esta vez.—

Lune no responde, no recuerda si en la historia, el duque Blanche tenía negocios con Alessandro. Pero al menos tendrá la oportunidad de conocerlo, él fue uno de sus personajes favoritos, porque no se enamoró de la santa, simplemente la vio como una amiga y mientras no fuese una amenaza para él, entonces estaban en paz.

En el reino de Num, dentro del templo, los sacerdotes estaban algo consternados, puesto que el oráculo les ha dicho que un cambio, será la caída de la familia real y con ella, caerá el templo.

— Destruyan a la reina bruja y evitarán la caída, ella oculta su verdadero ser, un alma maldita que viene de otro mundo...—

—¿de otro mundo? ¿Cómo la santa?— pregunta asombrado el sacerdote.

— no, ella solo es el alma, ha poseído a un ser de este mundo para ocultar su verdadera naturaleza.—

Habla el representante del oráculo, el cual es un anciano conocido como el sabio. Los sacerdotes estaban consternados ante sus palabras, la santa que estaba presente se muestra preocupada, pero trata de calmar la situación.

— si encontramos a la reina bruja podemos salvar al reino. Gran sabio, ¿el oráculo no le ha dicho quien puede ser? — pregunta la santa.

— me temo que el oráculo no es tan exacto, de nosotros depende encontrarla. Pero esto les puede ayudar a detectar su poder.—

El anciano le entrega un collar con una joya blanca, le explica que cuando la joya reaccione a una magia peligrosa, se volverá negra y así podrán saber quien es la reina bruja.

— entonces organizaremos su búsqueda, llevaremos a los guardias sagrados.— menciona el sumo sacerdote.

— no, esta misión solo puede cumplirla la santa, la joya solo funciona con ella, ella se encargará de guiar a los guardias sagrados.— menciona el sabio.

La chica aprieta sus manos en la falda de su vestido, no esperaba que algo así le fuese encargado, apenas y está aprendiendo a usar sus poderes.

— yo me encargaré de esta misión, como la santa prometo salvar este reino.—

La chica se muestra decidida ante todos. Al salir del templo, sube a su carruaje para dirigirse al palacio, al llegar busca al príncipe para hacerle saber lo que el oráculo ha revelado, ella pronto partirá con los guardianes para buscar a la bruja, pero estaba temerosa, no hace mucho que llego a ese mundo, no sabe pelear, apenas sabe utilizar sus poderes de curación, además fuera de las barreras, el mundo es peligroso.

— iré con usted, no se preocupe. Como el heredero de Num tampoco puedo dejar que esa bruja se salga con la suya.— expresa el príncipe sosteniendo la mano de la santa.

Ella muestra un leve sonrojo y le agradece por su preocupación, sin él, su estadía en ese mundo no sería buena, pues gracias al príncipe ella ha aprendido mucho.

Lune viajaba junto a los cazadores rumbo a la mansión del Archiduque, pero al estar aún lejos les tomaría otro día más llegar, por lo que se tuvieron que detener a montar un campamento, los magos del grupo de encargar de levantar la barrera a su alrededor, utilizando una especie de cristales, los cuales colocan en lugares específicos y así, estos levantan una barrera invisible que evita que las arpías sientan su aroma, pues estas se sienten atraídas por el aroma humano, siendo parte de su cadena alimentación.

Lune se sentó cerca del fuego utilizando una manta para sentarse en ella y una capa para abrigarse. Reynold le dice que hay una tienda para ella, pero Lune prefiere quedarse ahí cerca del fuego, así que se recuesta, Reynold la deja tranquila y se va a su tienda para descansar, al tener la barrera no hay necesidad de hacer guardia, porque nadie puede salir y nadie puede entrar. Lune se recostó mirando al cielo, las estrellas brillaban en todo su esplendor con una hermosa luna llena, eso le hizo recordar el licántropo que vio hace dos noches, era blanco como la nieve y sus ojos eran de un hermoso color azul. Lune se sienta de golpe al haber recordado algo.

— no puede ser... Era él...—

Está segura que el Archiduque Alessandro fue descrito de esa manera, un bello licántropo blanco de ojos azules, el color de sus ojos eran únicos, debido a la claridad de estos y sin darse cuenta lo tuvo ante ella. Se acostó de nuevo y se hizo bolita con su capa.

— ¿cómo no lo recordé en ese momento.— chasquea la lengua.

...