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Burn Notice

Burn Notice

Status: En proceso
Genre:Terror / Romance / Pérdida de memoria / Salvando al mundo / Apocalipsis / Zombis
Popularitas:436
Nilai: 5
nombre de autor: B.E.M

En un mundo roto por criaturas sin alma, un chico despierta en un bosque, su mente vacía, con solo un cuaderno para anclar su existencia. Rescatado por Ana, una joven arquera, y su hermano León, se une a su peligrosa búsqueda de un refugio seguro en Silverpine.

NovelToon tiene autorización de B.E.M para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Cuál es tu nombre? Capitulo 19

La luz del amanecer se filtra por las ventanas rotas de la cabaña, iluminando el interior donde Ana, Emma y Robert comparten un desayuno sencillo. Sobre una mesa rústica, Robert ha preparado trozos de carne de ciervo ahumada de la noche anterior, acompañados de un poco de agua tibia y bayas recogidas del bosque. El aroma de la comida llena el aire, y el crepitar de la chimenea, ahora avivada, añade calidez al ambiente.

Ana mastica lentamente, disfrutando del sabor, mientras Emma, sentada a su lado, sonríe y dice:

—Esto está mejor de lo que esperaba.

Robert, con una risita ronca, asiente desde su silla.

—Aprendí a sacar lo mejor de lo que hay —murmura, cortando un pedazo de carne con un cuchillo desgastado.

Las dos chicas intercambian una mirada cómplice, agradecidas por el refugio y la compañía. El silencio se llena con el sonido de los mordiscos y el crujir de la madera, un momento de paz en medio del bosque, ajenos por ahora al movimiento de los Cuervos que se aproxima. Ana rompe el silencio, mirando a Robert.

—¿Siempre es tan tranquilo por aquí? —pregunta, su voz suave pero curiosa.

Robert, con una sonrisa cansada, asiente lentamente.

—Sì, casi siempre —dice, su voz rasposa resonando con la calma de décadas en el bosque.

Da un sorbo de agua y añade:

—El bosque tiene sus reglas, pero suele dejarme en paz.

Emma, que ha estado comiendo con menos entusiasmo, de pronto deja su trozo de carne en la mesa, un dejo de inquietud en sus ojos. Mira a Ana y dice en voz baja:

—Mira, ya es hora. Tenemos un camino largo hacia la base rebelde.

Su tono lleva una mezcla de determinación y nerviosismo, consciente del tiempo que han pasado a salvo, pero también de la urgencia de reunirse con los demás, especialmente Liam. Ana asiente, dejando su comida a medio terminar, y mira a Robert con gratitud.

—Gracias por todo —dice suavemente.

Robert inclina la cabeza, levantándose con dificultad.

—Cuídense —murmura, mientras las dos se preparan para partir, recogiendo sus armas y ajustándose las mochilas.

Dentro de la cabaña, Robert se levanta con esfuerzo mientras Ana y Emma terminan de prepararse para partir. Con una sonrisa amable, les ofrece los dos sacos de dormir raídos que usaron la noche anterior.

—Para el camino —dice, su voz rasposa pero cálida—. A mí ya no me sirven, y ustedes los necesitarán más.

Ana toma el suyo con manos temblorosas, muy agradecida, pero un dejo de tristeza cruza su rostro por la despedida.

—Gracias, Robert —murmura, sus ojos brillando con emoción contenida.

Emma, ajustando su mochila, también acepta el saco con una sonrisa sincera.

—Gracias por todo —dice, despidiéndose con un asentimiento.

Mientras se dirigen a la puerta, un maullido suave resuena, y el gato de Robert aparece en la ventana, su pelaje gris asomando como para saludar a las invitadas. Ana ríe suavemente, acariciando al felino a través del cristal, lo que alivia un poco su tristeza. Robert las observa, un poco triste, y suspira.

—Me quedo solo —dice, su tono melancólico reflejando su vida aislada.

El gato maúlla de nuevo, y Robert corrige con una risita:

—Bueno, casi solo.

Toma al gato en brazos, sosteniéndolo contra su pecho, y desde la puerta las ve alejarse.

—¡Cuídense! —grita, su voz perdiéndose en el viento mientras Ana y Emma se adentran en el bosque, los sacos de dormir en la espalda y el camino hacia la base rebelde por delante.

León está de pie cerca de la puerta de la base rebelde, su figura recortada contra la luz crepuscular que se desvanece en el horizonte. El campamento detrás de él zumba con actividad, pero su atención está fija en el bosque más allá, donde el silencio reina como una presencia tangible. Los árboles se alzan oscuros y quietos, sin el susurro habitual de las hojas ni el canto de los pájaros, como si el bosque contuviera el aliento. El arco cuelga de su hombro, y sus manos descansan inquietas a los lados mientras escudriña la penumbra, buscando alguna señal de movimiento o peligro.

El aire fresco de la noche lleva un leve olor a humedad y tierra, y el recuerdo de las palabras de Zoe sobre las bestias del bosque cruza su mente.

—¿Qué acecha ahí afuera? —murmura para sí mismo, el peso de la incertidumbre asentándose en su pecho.

La puerta de la base, reforzada con chapas y vigas, parece frágil ante la inmensidad del silencio que lo rodea, y León se queda inmóvil, atrapado entre la vigilancia y la creciente sensación de que algo se aproxima.

León sigue inmerso en la quietud del bosque, sus ojos fijos en la oscuridad más allá de la puerta de la base, cuando un leve roce en su hombro lo saca de sus pensamientos. Se gira rápidamente, solo para encontrar a Zoe detrás de él, sonriendo con picardía. Le da un empujón juguetón pero firme en el hombro y dice:

—Tú me debes un favor —mirando a León con una ceja arqueada y un brillo travieso en los ojos.

León, sorprendido, se sonroja ligeramente, rascándose la nuca mientras intenta procesar las palabras.

—¿Un favor? —balbucea, su voz mezclando confusión y vergüenza—. ¿Por qué?

Zoe suelta una risa suave, cruzando los brazos y apoyándose contra la puerta.

—Por salvarte el pellejo más de una vez —responde, su tono ligero, pero con un trasfondo de autoridad—. Ahora, ¿qué tal si me cubres esta guardia un poco más mientras voy a chequear con los demás?

El bosque sigue silencioso a su alrededor, pero la presencia de Zoe alivia un poco la tensión de León, quien asiente con una sonrisa tímida.

—Está bien —murmura, volviendo la mirada al bosque mientras Zoe se aleja con una última risita, dejándolo solo de nuevo con sus pensamientos y la deuda implícita.

León permanece junto a la puerta de la base rebelde, el bosque aún envuelto en un silencio inquietante, cuando un ruido distante rompe la quietud. Es un rugido grave y rítmico, como el motor de autos acercándose por el camino. Se tensa, entrecerrando los ojos para escrutar la oscuridad, y distingue luces parpadeantes que se aproximan rápidamente.

—¡Son muchos! —exclama, su voz temblando de urgencia.

Grita con todas sus fuerzas:

—¡Cierren la puerta! ¡Todo alerta! ¡Vienen los Cuervos!

El campamento se sacude con la alarma. Rebeldes corren hacia la entrada, levantando barricadas y empuñando armas improvisadas mientras el sonido de los motores se intensifica. Zoe, que estaba cerca, regresa a toda prisa, katana en mano, y ordena:

—¡Prepárense! Podría ser un ataque.

La puerta de chapas comienza a cerrarse con un chirrido metálico, y el aire se llena de gritos y pasos apresurados mientras la base se pone en estado de defensa, anticipando la llegada de la caravana del Capitán.

La tensión en la base rebelde alcanza su punto máximo mientras Mark, León, Joel, Robb, Zoe, Liam y Edward se alinean detrás de la puerta reforzada, listos para lo que venga. Mark sostiene su hacha con firmeza, los músculos tensos; León agarra su arco, los ojos fijos en el horizonte; Joel, aún dolorido, empuña el tubo con determinación; Robb, nervioso, sostiene un cuchillo improvisado; Zoe blande su katana con autoridad; Liam, machete en mano, prepara un botiquín portátil; y Edward, con su arco y barba desaliñada, lidera con una mirada severa. El campamento está en silencio, todos los rebeldes en posición detrás de las barricadas.

De pronto, el rugido de los motores se detiene a pocos metros de la base. Los autobuses y camionetas del Capitán se alinean, rodeando el perímetro, y las puertas se abren con un chirrido. Cuervos armados descienden, rifles y machetes en mano, desplegándose con disciplina. Rápidamente, clavan banderas negras con el símbolo del cuervo en el suelo alrededor de la base, marcando su dominio. El polvo se asienta, y el Capitán emerge de la camioneta líder, su máscara oscura brillando bajo la luz crepuscular mientras observa la entrada con una sonrisa fría.

Zoe susurra a los demás:

—Están rodeándonos. Prepárense para lo peor.

Los siete intercambian miradas decididas, el sonido de las armas cargándose y las pisadas de los Cuervos llenando el aire con una amenaza inminente.

El campamento rebelde zumbaba con tensión mientras Joel, impulsado por un instinto de liderazgo, sube rápidamente a la torre de vigilancia improvisada, una estructura de madera y chapas que ofrece una vista elevada de la puerta. Desde allí, observa cómo el capitán, flanqueado por un grupo de cuervos armados, avanza con paso firme hacia la entrada. Las banderas negras ondean alrededor, y el silencio del bosque se rompe por el crujir de las botas y el tintineo de las armas.

El Capitán, con su máscara oscura reflejando la luz del crepúsculo, levanta la vista y fija sus ojos en Joel. Su voz, profunda y autoritaria, resuena en el aire:

¿Cuál es tu nombre, chico?

Nota 19

El Capitán y los Cuervos se aproximan; vienen decididos a terminar con la guerra. Estamos en una situación desesperada: casi no queda nadie en el campamento después de la batalla en la muralla. Solo quedamos quince rebeldes, además de León, Zoe, Liam, Mark, Edward, Robb y yo.

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Kino No Tabi
¡No te detengas, por favor!
Glenda
Me has dejado en suspenso, necesito saber lo que va a pasar, ¡actualiza pronto por favor!
B.E.M: gracias mañana temprano salen 2 capítulo más
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