Paloma está determinada en robar al novio de su hermana mayor y para ello está dispuesta a poner a todo el mundo en contra
NovelToon tiene autorización de Lyn SD para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 18
Noah
Una vez que Michelle ya no se escucha, finalmente me relajo. Me dejo caer en el sofá y Paloma se sienta también.
-No puedo creer que venga y entre a mi casa… tu casa... como si fuera suya, después de que dejé claro que habíamos terminado- digo, molesto por sus palabras y actitud.
Ya ha sido bastante difícil tratar de superar tantos años de relación, como para que encima se presente así nada más, insultándome.
-Ella seguramente no entiende cómo es que alguien podría no querer estar con ella- dice Paloma -siempre ha sido narcisista… sin ofender.
-Estás en lo correcto, sólo estaba demasiado enamorado y dejaba pasar todos sus defectos. Es mi culpa- digo.
-No es tuya, es de ella. No deberías de castigarte por haber amado, no hiciste nada malo- dice y casi parece como que ya no estamos hablando de mí. Recuerdo su amor no correspondido conmigo y me siento como un idiota por ni siquiera darme cuenta. Debo haberle hecho mucho daño, sin querer.
Mateo dice que me amó también en esa otra jodida vida y siempre se quedó cerca y en silencio. Es por eso que después de terminar con Michelle, decidí dejar intacto este matrimonio, porque creí que le debía al menos un intento, aunque fuera en vano, ya que no creía que pudiera olvidar a Michelle, pero ahora la veo y siento que ella siempre fue mucho mejor que su hermana mayor. Más fuerte, más compasiva, más decidida y brilla de una manera totalmente diferente a la belleza creada de Michelle.
-¿Qué sucede?- pregunta, sacándome de mis pensamientos.
-Nada, ¿Por qué?
-Me estabas mirando fijamente- me informa.
-Lo siento, sólo estaba pensando en que no puedo creer que Michelle utilizara a Elisa y a Mael como excusa para venir.
Y eso en realidad fue lo que más me molestó, más que me haya insultado, porque si supiera cuánto amo a mi familia, nunca lo hubiera hecho. Es un signo más de que el único enamorado era yo.
-Es una malcriada, pero no te preocupes, no podrá entrar más- dice, poniendo la llave que le di a Michelle hace años, en la mesa de centro.
-Gracias- digo, aliviado de no haber tenido que seguir discutiendo con ella- gracias por defenderme.
-Por supuesto, llámame cuando quieras- dice, mirándome con cariño y me pregunto cómo fue que me perdí algo tan obvio. Al menos es obvio después de que Mateo me ilustró. -Sé un poco de artes marciales, aunque no es suficiente como para competir, al menos puedo con mi hermana.
-¿Ha, sí?- pregunto sonriendo, sorprendido -¿Podrías conmigo?
-Quizá- responde y casi es como si estuviéramos coqueteando. -¿Quieres que te enseñe?
-Me gustaría ver si puedes derribarme- bromeo, sin detenerme, porque es la primera vez desde hace mucho, que me estoy relajando con una conversación.
-Levántate, grandote- dice y lo hacemos ambos. Luego me indica un lugar libre de muebles y procede a colocarse frente a mí.
-Ok, aquí vamos, pero no llores luego- dice. Acto seguido, soy agarrado en un movimiento rápido y unos momentos después, estoy en el suelo. Miro hacia el cielo, sorprendido más que nada, pero ella no ha terminado, porque sostiene uno de mis brazos estirándolo y colocando su cuerpo, medio encima mío, de modo que estoy inmovilizado y aunque su agarre en mi brazo es firme, no lo es lo suficiente como para hacerme daño, cosa que estoy seguro que podría.
La miro y ella está sonriendo con una expresión pícara, como alguien acostumbrado a hacer travesuras.
Se ve más joven de lo que siempre pensé que era, pero al mismo tiempo se ve más atractiva…
Al terminar ese pensamiento, soy conciente de su cuerpo tocando en muchas partes el mío y eso me hace sentir un poco extraño.
-¿Qué tal? Bien, ¿cierto?- pregunta soltándome y levantándose, sin darse cuenta de nada de lo que estaba pensando.
-Muy bien- digo, tomando su mano cuando me la tiende para ayudarme a levantarme. -Me sorprendió.
-Y todavía tengo más trucos- dice, yendo a la cocina a por agua.
-Ya lo creo- digo para mí mismo, todavía sin salir de mi estupor.
Voy por agua también y conversamos de Mateo y su pequeña familia. Luego nos vamos a descansar, cada uno por su cuenta.
Los siguientes días, los pasamos yendo al hospital para ir a visitar a Elisa y al pequeño Mael, a quien ahora podemos ver, pero a través de un vidrio. Era demasiado pequeño, sin embargo, los doctores dicen que está desarrollando sus pulmones de buena manera y que en poco tiempo podrían darlo de alta, aunque tendríamos que cuidarlo en casa por un tiempo más.
En cuanto a Elisa, estuvo cinco días y luego fue dada de alta, sin embargo, tenía que estar en el hospital gran parte del tiempo de igual manera, pero ver a su hijo volverse más fuerte cada día, la hacia feliz, aunque fuera duro.
En cuanto a Michelle, no supimos más de ella, hasta que Paloma llegó un día con expresión de tener problemas.