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Erick, El Mafioso

Erick, El Mafioso

Status: En proceso
Genre:Romance / Yaoi / Posesivo / Arrogante / Mafia / Dominación
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Muculu

—Te quise cuando no te entendía, te ame incluso cuando no debía—

«•»

NovelToon tiene autorización de Muculu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

/No otra vez/

No recuerdo exactamente en qué momento me quedé dormido, pero lo hice con la espalda encorvada y la cabeza apoyada contra la pared fría. Soñé que corría otra vez entre los árboles, que el aliento de Erick rozaba mi nuca, que sus manos se estiraban para atraparme del cuello. Me desperté sobresaltado, empapado en sudor, y por un instante no supe dónde estaba. El zumbido fluorescente del pasillo y el olor a desinfectante me devolvieron a la realidad.

Eran las tres de la madrugada.

Me froté la cara y me levanté para estirar las piernas, intentando ignorar el temblor incontrolable. Me acerqué al ventanal del pasillo. Desde allí se veía una parte del estacionamiento iluminado por farolas amarillentas. Autos, motos, una que otra ambulancia. Nada fuera de lo común… excepto una silueta apoyada en una pared, fumando.

Entrecerré los ojos. Era un hombre alto. ¿Tenía gorra? No lograba distinguirlo. Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza otra vez. El cigarro brillaba débilmente en su mano. Sentí que la sangre se me helaba.

¿Podría ser Erick?

Retrocé un paso, chocando con un carrito de limpieza. La bolsa de plástico colgante se agitó y yo me asusté como si hubiese explotado una bomba.

—¿Estás bien, muchacho? —preguntó una voz detrás de mí.

Me di vuelta bruscamente. Era un enfermero regordete, de cabello rizado y ojos amables. Me llevó un segundo reaccionar antes de asentir con rapidez.

—Sí… sí, sólo… ¿sabe si hay alguien afuera fumando?

—¿Allá? —Se asomó al cristal—. Ese es el vigilante nocturno —dijo con naturalidad—. Siempre fuma en ese rincón.

Dejé escapar el aire que estaba conteniendo. Me sentí ridículo.

—Ah… gracias.

—¿Familia de la señora Moreno?

—Su hijo —respondí.

—Es una mujer fuerte —me dijo, tocándome el hombro antes de continuar su ronda.

Regresé a la habitación. Mamá dormía profundamente. Me acerqué a su frente y la besé despacio, sin despertarla. Luego busqué mi mochila vieja (la cual apenas había logrado traer conmigo) y la coloqué junto al sillón, como si eso fuera a protegerme.

Apagué las luces y me cubrí con una frazada. Intenté descansar, pensando que estaba a salvo. Que todo estaría bien mientras permaneciera en este hospital.

Qué iluso fui.

Amanecía cuando un cosquilleo me despertó. Un mal presentimiento se agarró de mi estómago. Al incorporarme, vi a Cristina entrando con un café y una bolsa de pan. Me sonrió apenas, aunque tenía ojeras violáceas.

—Traje desayuno —susurró.

—Gracias —respondí, intentando sonreírle.

Tomé el café caliente entre las manos. Mientras bebíamos en silencio, de pronto escuchamos unas voces en el pasillo. Hombres hablando. Voces que conocía demasiado bien. Se me volcó el estómago.

No… no podía ser…

Cristina me miró confundida.

—Jacob, ¿qué pasa? Te pusiste pálido.

Me acerqué a la puerta y me asomé apenas. Mi corazón se detuvo.

Allí, parado frente al escritorio de las enfermeras, estaba Erick. Hablaba con una de ellas, muy tranquilo, sonriendo como si nada. Vestía ropa limpia, una chaqueta beige; parecía… inofensivo. Pero yo sabía lo que se escondía detrás de esa sonrisa amable.

Y él… él preguntaba por mí.

—¡Jacob, no! —susurró mi hermana cuando vio mi expresión.

Yo retrocedí, mirando desesperado la habitación. No había escapatoria por la puerta principal. Estaba bloqueada por Erick y uno de sus hombres. Sentí que el pánico me paralizaba, pero una chispa de determinación me atravesó de pronto.

No iba a dejar que me arrebatara de nuevo. No iba a dejar sola a mi mamá otra vez.

—Cristina —murmuré—. Escúchame bien… voy a salir por la ventana del baño. Tú quédate aquí con mamá. Si Erick pregunta, di que no me has visto. Por favor.

—¿Estás loco? ¡Jacob, la ventana está en un tercer piso!

—Me las arreglaré. Prométeme que no dirás nada.

—Jacob…

—¡Prométemelo!

Finalmente, mi hermana asintió con lágrimas en los ojos. Me lancé al baño de la habitación. Abrí la ventana con cuidado. Un aire frío de mañana me golpeó la cara. Abajo, había un pequeño tejado que cubría una sala de emergencias. Si lograba saltar allí… quizás podría llegar hasta la parte trasera del hospital y desaparecer antes de que Erick me viera.

No lo pensé más.

Me subí al borde, respiré profundo y me dejé caer.

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౯̸꯭ּ۫۫۫ ιsαυυɾ🥀̼ᩙᰱ⸼۪ ࣪࣪ ּּ
Muy buen inicio. Que bien que aun haya gente que escriba novelas narrativas. Las chatstory son una nueva modalidad muy entretenida y todo, pero una buena novela, y bien escrita, narrada a detalle es insuperable. Sigue así!
Muculu: gracias, ojalá te guste mi novela
total 1 replies
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