Tío: Un Amor de Otra Vida

Era de noche y Sofía estaba mirando hacia el horizonte, observando las luces de la ciudad y los aviones aterrizando y despegando en el aeropuerto.

La puerta se abrió y ella se giró, ya estaba esperando la visita de Rafael, era hora de aplicar la pomada.

Ella se sentó en la cama y abrió la blusa, mientras él se preparaba.

— Rafael, te oí conversando con Alexander, diciendo que ibas a aplazar una cena importante por mi causa. Sabes, puedo intentar aplicar la pomada yo misma.

Rafael sonrió y tiró del brazo de ella, después comenzó a aplicar la pomada.

— No parece que vayas a hacerlo bien y acabarás haciéndote daño, no importa el valor de la pomada, acabarás quedándote con cicatrices.

— ¿Te importa si me quedo con cicatrices?

— Solo sé que las chicas se ponen contentas cuando se sienten bonitas.

Ella sonrió, un poco avergonzada.

— ¿Me encuentras guapa?

Él dejó de poner pomada y miró hacia el rostro de ella. Ella tenía las mejillas rojas. Sus ojos castaños claros estaban brillando en expectativas.

Él sonrió brevemente y dijo:

— Cuando te miras al espejo, ¿crees que eres guapa?

Sofía se acordó del pasado, cuando muchas veces evitó mirarse en el espejo para no quedarse triste con su apariencia. Pero ahora, ella se enorgullecía cuando veía su reflejo en el espejo, nada como experimentar lo peor para valorar lo que tenemos ahora.

— Creo que soy guapa. Aunque las personas no piensen lo mismo, me gusta cuando me miro en el espejo.

— ¡Pero yo pienso lo mismo! Eres muy guapa.

Sofía sonrió, sintiéndose explotando por dentro, una felicidad extraña, que aún no había experimentado, una felicidad genuina.

— Rafael, ¿por qué eres tan bueno para mí?

Rafael hizo una pausa pensativa, intentando recordar las palabras correctas.

— Los iguales siempre se reconocen.

— ¿Un discapacitado y una gorda?

Rafael rió.

— No, dos personas que tienen todo y al mismo tiempo nada. ¿Crees que si fueras delgada las cosas serían diferentes para ti?

Sofía rememoró el pasado, todo el desprecio que recibió. Ella realmente tenía el apellido de su familia que era reconocida en la sociedad, pero al mismo tiempo no tenía un hogar, un lugar en el cual se sentía acogida y cómoda. Sabía lo que él decía como tener todo y no tener nada.

Ella se esforzó de tantas maneras para agradar a las personas y nunca lo consiguió. Y además, en su vida pasada ella adelgazó mucho, quedó piel y hueso y aun así las personas la insultaban y la llamaban gorda.

La verdad es que nadie miraba de verdad para ella y ser delgada no cambiaría las cosas.

— No, las cosas no serían diferentes.

— También pienso lo mismo sobre la silla de ruedas.

Ella abrazó el cuello de él y dijo:

— En el futuro, vas a superar a los Fontes. Serás mayor que ellos y ellos implorarán para que los reconozcas.

Rafael acarició los brazos de ella, haciendo que la mirara a sus ojos. Ojos complicados, llenos de tempestad.

Ella entonces le dio un beso en la comisura de la boca y se levantó.

— ¿Has visto que estoy usando tu camisa? Mi ropa se está acabando.

— Podemos ir a comprar ropa nueva.

— Ya estás haciendo tanto por mí que voy a tener que vivir unas diez vidas más para compensarte. No hace falta, voy a la casa de mis padres a recoger. Una hora voy a tener que ir allí, tengo documentos materiales, muchas cosas para buscar.

Ella dijo, mirando hacia el horizonte.

Sabía que no podría huir para siempre.

— Voy contigo.

— No hace falta. Son mi familia, voy a estar bien. — ella dijo, insegura, pero sentía que en esa vida ella es que tenía que compensar a Rafael, pero hasta el momento era él quien estaba haciendo más por ella que ella por él.

En la empresa, Sofía continuaba dedicándose al proyecto. Al inicio hasta que fue difícil, pero luego las ideas fueron explotando en su cabeza y en poco tiene ya tenía un esbozo para todo el proyecto.

Ella percibió que la mayoría de los apartamentos eran estandarizados y por eso, conseguía replicar la misma idea para todo el apartamento.

La arquitectura del edificio estaba desgastada, pero era muy bonita, entonces ella hizo todo un plan de restauración.

Las áreas comunes, podían ser modernizadas y ella conseguía instalar sistemas tecnológicos.

Así que Sofía entregó el proyecto para ser enviado para ser implementado, sus colegas quedaron impresionados.

Todos pensaron que ella iba a desistir en algún momento e implorar por ayuda, pero ella sola entregó un plan de reforma de alto nivel, tal vez mejor que si lo hubieran hecho en equipo.

— ¿Fue Sofía misma quien lo hizo? ¿Será que no fue Verónica? — algunos preguntaron.

— ¿Verónica no está con la mano herida? Estos dibujos fueron todos hechos a mano.

— ¡Sí, fue ella misma! Algunas veces yo pasé por la mesa de ella para ver lo que estaba haciendo, solo por curiosidad, y reconozco algunos de estos dibujos.

Solo había un problema.

Su colega se aproximó de la mesa con el proyecto y dijo:

— Sofía, enhorabuena… — ella dijo, un poco sin gracia — Quedó muy bien tu proyecto. El problema es que calculando los materiales, percibí que va a sobrepasar el presupuesto.

Sofía cogió nuevamente el proyecto y analizó, percibiendo que realmente sobrepasaría.

— Puedes sustituir algunos materiales por materiales más baratos. — el colega dijo, solidario.

— No, este edificio es muy antiguo. Tiene que ser usado materiales específicos para garantizar la calidad…

Mientras Sofía hablaba, otros colegas se aproximaron y de repente la mesa de ella estaba cercada de personas.

— ¿Y ahora? ¿Qué vas a hacer Sofía? ¿Vas a rehacer todo el proyecto de reforma? — un colega preguntó con curiosidad.

— ¡No! No voy a desistir del proyecto. — Sofía se levantó de repente, determinada — ¡Ya sé! ¡Voy a conversar con Rafael y él me dice si consigue aumentar el presupuesto!

— ¿Con Rafael? ¿El CFO? ¿Realmente hiciste amistad con él?

— ¡Claro que sí! Rafael es una persona muy buena, dejen de creer en los cotilleos que andan hablando por ahí.

Sofía subió y consultó a Rafael. Él analizó todo el proyecto y todo el presupuesto. Realmente sobrepasaba mucho el presupuesto. Él hizo algunos cálculos rápidos y luego aprobó el presupuesto.

— ¿¡En serio?! ¿Vas a aprobar así rápido?

— ¡Claro! Es un proyecto muy bueno y por mis cálculos, va a pagarse con los lucros.

Sofía corrió para el piso de abajo con la aprobación del proyecto.

Para conmemorar, Sofía dividió con los colegas el pastel que ella generalmente traía para el almuerzo.

— Nuestra, siempre quise saber el sabor del pastel que Sofía daba para el jefe y es muy sabroso. Sofía, deberías traer más para nosotros y no dividir con el Sr. Fontes, él tiró varias veces tu pastel fuera.

Un colega dijo y todos quedaron en silencio, esperando que Sofía quedara triste, pero en vez de entristecerse ella dijo:

— ¡Combinado! ¡A partir de ahora voy a siempre traer pastel para ustedes!

El clima en la empresa mejoró mucho de repente. Sofía que era excluida, comenzó a ser incluida en los asuntos del sector y hasta era consultada por los becarios.

Sin embargo, el clima bueno acabó, cuando Verónica volvió de la licencia.

Así que entró en el sector, vio un becario pidiendo ayuda a Sofía y se desesperó, pensando que alguien podría desconfiar que ella era una fraude.

— ¡Sofía! Sabes que cualquier error en un proyecto puede ocasionar en tragedias y en gran perjuicio para la empresa. Deja los becarios conmigo, tú no eres cualificada para enseñar.

Todos quedaron en silencio, un clima vergonzoso se formó. El becario se alejó y dijo:

— Ok, señorita Verónica. ¿Puede ayudarme con ese proyecto?

— ¡Después! Ahora tengo una reunión particular con Lucas Fontes. Sabes, él me llamó para comparecer urgentemente en la sala de él.

Ella lanzó una mirada maliciosa para Sofía, una mirada que no surgió efecto.

Verónica invade la sala de Lucas, mientras él estaba masajeando las sienes, pareciendo un poco abatido.

— ¡Hola, Lucas! ¿Mira quién volvió? Tu arquitecta favorita. — ella dice alegremente, pero él no demuestra la misma emoción.

Verónica va detrás de él y comienza a masajear los hombros de él.

— ¿Las cosas quedaron muy difíciles sin mí? ¿Sentiste mucho mi falta?

— En realidad, las cosas corrieron bien sin ti. Bien de más… — él miró para Verónica, que quedó pálida por algunos instantes, pero luego se recompuso.

— No es lo que oí por ahí. Supe que hubo algunas confusiones, sabes… tú despediste una funcionaria importante para mí. Lucas, por favor, contrata ella de vuelta.

— ¿Ella era muy importante para ti? — él preguntó, encarando a Verónica.

— Sí, ella era mi mejor amiga aquí. ¿Por favorcito, haz eso por mí?

— Oí a tu mejor amiga hablando muy mal de Sofía. ¿Cómo puedes hacer amistad con alguien que habla tan mal de tu hermana?