Destino

Alana: Luna, tu madre te pidió que cambiaras tu vida, y tú lo prometiste. Lo lograste. Ellos te apoyaron al poner a la señora en el camino para que te guiara. Has completado tu bachillerato, estás trabajando, y estoy segura de que están muy orgullosos de ti. Te observan desde el cielo y te cuidan, y por ellos deberías luchar por tus sueños y esforzarte por convertirte en todo lo que deseas ser.

Luna la mira y dice: Tienes razón, he logrado dejar atrás toda mi vida negativa.

Alana: No te habías dado cuenta de eso, ¿verdad?

Luna: Sinceramente, no. Solo puedo pensar en lo difícil que la pasaron mis padres por mi culpa.

Alana: Deja de culparte, ya pasó. Tu madre se marchó feliz porque regresaste. Eres todo lo que ella deseaba: una mujer preparada, aunque aún tienes margen para crecer, y eres trabajadora.

Luna: Señorita, realmente me agradas, y te agradezco por escucharme y ayudarme a darme cuenta de todo. Estoy segura de que a la señora Marta le encantará conocerte.

Alana: ¿Lo crees?

Luna: Estoy completamente segura.

Martín ya había regresado a casa, pues Luna le había dicho que fuera a comer, prometiendo preparar su platillo favorito. Mientras los escuchaba conversar, sonrió al darse cuenta de la buena intención de Alana.

Luna le preguntó a Alana si podía darle un abrazo, y Alana, aceptando con agrado, se fundieron en un cálido abrazo antes de comenzar a preparar la mesa.

En ese momento, Martín entró y anunció: ¡Luna, he llegado!. Al escuchar su voz, Alana se sobresaltó, pero Luna le tranquilizó diciendo: No te preocupes, es solo él señor.

Alana, aún un poco alarmada, exclamó: ¡Qué susto!. A lo que Luna respondió entre risas: Así es siempre cuando llega al mediodía.

Luna se dirige a Martín y le dice: 'Ya le sirvo, señor'. Martín se aproxima a Alana y le sugiere: 'Ven, acompáñame a comer'. Alana, aunque siente algo de pena, decide seguirlo para evitar incomodarlo.

Se sientan a la mesa y comienzan a comer. Más tarde, Alana se encarga de recoger los platos, y al verla, Martín le pregunta: '¿Qué estás haciendo?'.

Alana responde: 'Estoy recogiendo los platos'. Martín le replica: 'No deberías hacerlo'.

Alana aclara: 'No es problema para mí, me gusta ayudar'.

Martín la observa y dice: 'Puedes hacerlo solo en ocasiones, ¿de acuerdo?'.

Alana responde: 'Está bien'.

Martín se levanta y se dirige a su habitación para ducharse antes de regresar al trabajo. Alana finaliza su actividad y se sienta en la sala. Cuando Martín desciende para salir, Alana se levanta rápidamente y lo llama: Señor. Martín se vuelve, algo molesto, y Alana recuerda que a él no le agrada que le digan señor, por lo que se disculpa, diciendo: Disculpa, Martín.

Martín le pregunta: ¿Necesitas algo?

Alana responde: Solo quería saber si sería posible que pudiera utilizar la piscina. Conocí toda la casa y me encantó la piscina; ¿podría usarla?

Martín: Puedes usarla; en tu armario también hay trajes de baño, son para usarse en la piscina.

Alana, alegre, responde con seriedad.

Martín: Sí, luego se retira.

Alana salta de emoción y corre a su habitación en busca de los trajes de baño. Encontró varios muy bonitos, incluyendo algunos bastante atrevidos. Optó por uno de corte entero y bajó a meterse en la piscina.

Estaba muy contenta; permaneció nadando durante tres horas. Luego, fue a ducharse, se arregló y bajó para llamar a su madre.

En la mañana, Ana intentó buscar a Juan, pero no logró encontrarlo, por lo que decidió dirigirse a su trabajo. Alrededor de las 5 de la tarde, regresó a casa, sintiéndose muy sola. Sin embargo, Olivia y Paulina, acompañadas de su madre, la visitaron para hacerle compañía. Ana ya les había compartido lo sucedido con Alana, lo que las había dejado muy molestos. En ese momento, sonó el teléfono; Ana se encontraba conversando con Olga y decidió contestar.

Ana 📲 Hola.

Alana 📲 Hola, mami.

Ana 📲 Mi amor, eres tú.

Alana 📲 Sí, mami, dime, ¿cómo estás?

Ana 📲: Estoy bien, mi amor. ¿Cómo te encuentras tú?

Olga sabía que era Alana y se sintió contenta.

Alana 📲: Estoy bien, mamá. En esta casa al menos me han tratado bien y me van a permitir seguir estudiando, aunque sea bajo vigilancia.

Ana 📲: ¿Bajo vigilancia, mi amor? No eres una mala persona.

Alana 📲: No importa, mamá. Ellos piensan que podría intentar escaparme.

Ana 📲: Deberías hacerlo; así podríamos irnos muy lejos.

Alana 📲:Eso, no es fácil. Podría pasarme algo malo si lo hago. Mamá, te extraño mucho. También podré llamarte todos los días.

Ana 📲: Tienes razón, hija. No hagas nada que pueda molestar a esas personas y que luego deseen hacerte daño.

Mi amor, yo también te extraño muchísimo. No sabes lo sola que me siento en esta casa. Pero saber que me llamarás a diario me tranquiliza.

Alana 📲: Te prometo que te llamaré todos los días. Te amo mucho.

Ana 📲: Y yo a ti, hija mía.

Alana 📲: Ahora cuéntame, ¿qué estás haciendo?

Ana 📲: Estoy hablando contigo, mi niña, y estoy con la compañía de Olga y sus dos hijas.

Ellas también han estado preocupadas por ti.

Alana 📲 Salúdales de mi parte, mamá, y diles que estoy bien, que se queden tranquilas.

Ana 📲 Con gusto les transmitiré tu mensaje, hija. Me alegra saber que estás rodeada de personas buenas que te están tratando bien; eso me tranquiliza, mi amor.

Alana 📲 Sí, mamá, a mí también me alegra.

Ana 📲 ¿Qué has estado haciendo?

Alana 📲 Hoy ayudé a la muchacha con la limpieza, y después me metí a la piscina. Es un lugar muy hermoso, mamá; desearía que vinieras y lo vieras por ti misma.

Ana 📲: Mi niña, gracias a Dios estás bien.

Alana 📲: Mamá, te llamaré mañana, ahora debo colgar.

Ana 📲: Está bien, mi amor, cuídate.

Alana 📲: Tú también, mamá. Te amo.

Luego, Alana finaliza la llamada y sale de la oficina. Se dirige a su habitación y se acuesta un rato.

Más tarde, llega Martín, quien necesita buscar algunas cosas para un viaje que le salio urgente. Al entrar y no ver a Alana, pregunta a Luna dónde se encuentra.

Luna: Ella está en su habitación descansando; estuvo en la piscina durante aproximadamente tres horas.

Martín: Está bien. Luna, debo salir de viaje durante todo el fin de semana. He dejado todo preparado para que ella pueda asistir a la universidad el lunes. Cheo se encargará de ella, ¿de acuerdo?

Luna: Entendido, señor.

Martín reunió sus cosas y se marchó.

Alana se despertó alrededor de las 8 de la noche, descendió y se dirigió a la cocina, donde encontró a Luna sirviendo la cena. Preguntó si Martín había llegado.

Luna: Lo siento, señorita. El señor tuvo que salir de viaje y no regresará durante todo el fin de semana. Tal vez regrese el lunes por la noche.

Alana: Se fue de viaje, dijo.

Luna: Sí, pero no te preocupes, he dejado todo preparado para que puedas estudiar.

Alana: ¡Qué bien! Luna, ¿qué te parece si cenamos juntas?

Luna: ¿De verdad?

Alana: Sí, ven, disfrutemos de una cena juntas.

Ambas se sentaron a comer y, tras finalizar, se retiraron a sus habitaciones.