¿Qué harías si el personaje que creaste se materializa en tu habitación? bueno eso mismo le paso a nuestra querida Arianna... quien aun no sé explica como es que eso sucedió.
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capítulo 4
La sala de juntas de Lauren Industries era un espacio moderno y luminoso, decorado con mármol, detalles en madera oscura y una mesa ovalada lo suficientemente grande para albergar a más de veinte personas. En ella estaban reunidos los principales accionistas de la empresa: socios de confianza, altos ejecutivos y miembros clave de la familia Lauren.
Arianna estaba sentada a la derecha de su padre, en el lugar que le correspondía como una de las heredera de la compañía. Sin embargo, su postura delataba cierta incomodidad. Se removía sutilmente en la silla, cruzaba y descruzaba las piernas, y de tanto en tanto lanzaba una mirada molesta a su hermano mayor, Víctor, quien se encontraba en el extremo opuesto de la mesa y le sostenía la mirada con aire burlón. Justo antes de entrar a la reunión, le había quitado el celular con el argumento de que “no podía estar revisando mensajes mientras todos tomaban decisiones importantes”.
—Estás actuando como una niña— le había susurrado él.
Ahora, sin su teléfono y sin poder revisar si el médico ya había llegado a casa, Arianna se sentía inquieta. Aun así, mantenía el porte digno de una Lauren: la espalda recta, el rostro sereno, los labios apenas curvados en una expresión cortés. Fingía interés, pero su mente estaba dividida entre Caleb y la sala.
Frente a una presentación proyectada en la gran pantalla de la sala, el ingeniero de exploración exponía cifras, mapas geológicos y modelos de perforación. El tema central: un nuevo campo de petróleo descubierto en la frontera sur. La inversión sería millonaria, el riesgo alto, pero las ganancias… también.
—...nuestros informes indican que la cuenca tiene un espesor considerable de formaciones sedimentarias—explicaba el ingeniero—, lo que sugiere una trampa estructural con buen potencial de acumulación de crudo. Sin embargo, las pruebas sísmicas reflejan una cierta complejidad en el subsuelo, por lo que se recomienda perforar con equipos de última generación y establecer una estación de compresión para asegurar la eficiencia del flujo.
Arianna escuchaba en silencio, aunque su mirada se perdía por momentos. Su padre, Lucios Lauren, la observaba de reojo. La conocía bien. Sabía que cuando estaba realmente preocupada, su impaciencia se disimulaba mal bajo ese halo de elegancia contenida. Golpeaba suavemente el borde de la mesa con la uña del dedo índice. Era su forma de gritar sin hacer ruido.
—¿Y bien? —preguntó Lucios, interrumpiendo al ingeniero—. Tú, hija… ¿qué opinas?
La pregunta sorprendió a todos. Hasta el ingeniero parpadeó, desconcertado. Varios de los presentes giraron la cabeza hacia Arianna. Algunos con genuina curiosidad. Otros, con malicia apenas disimulada. Todos habían notado que la heredera había estado ausente en alma desde que la reunión comenzó.
Mauricio, su ex prometido, se acomodó en su asiento con una sonrisa torcida. Aún le dolía el golpe a su orgullo, y no perdía oportunidad de buscar fallas en ella. Estaba ansioso por verla tropezar.
Pero Arianna levantó la mirada con calma. Respiró hondo. Sabía que debía responder con firmeza, no solo para silenciar las dudas, sino también para proteger la reputación que con tanto esfuerzo se había ganado.
—Creo que es un proyecto ambicioso, pero viable —comenzó con voz firme—. El suelo de esa región presenta una formación geológica favorable: hay capas permeables intercaladas con materiales impermeables, lo que sugiere una buena posibilidad de acumulación de petróleo ligero. Nuestros estudios de microseismicidad confirman que no hay riesgos tectónicos inmediatos, y aunque los costos de perforación iniciales serán elevados, especialmente por la necesidad de maquinaria especializada, los márgenes proyectados a cinco años lo justifican.
Varios ejecutivos asintieron, sorprendidos por su claridad.
—Además —continuó—, propongo establecer una alianza con GeoPetrol para compartir parte del riesgo en las primeras fases. Ellos ya operan campos en la zona y tienen experiencia logística en terreno complicado. También deberíamos fortalecer nuestra red de licencias ambientales antes de iniciar perforaciones: un retraso por cuestiones regulatorias podría costarnos millones. Este es el tipo de operaciones que necesita una sinergia bien estructurada entre exploración, legal y relaciones institucionales.
Lucios Lauren sonrió con orgullo. No había esperado menos de ella.
—¿Ya ven por qué insisto en que esté presente en estas reuniones? —dijo, con voz grave y autoritaria—. Arianna no solo es mi hija, es la próxima cabeza de esta compañía. Que nadie lo olvide.
La sala se llenó de murmullos. Algunos sonrieron con respeto. Otros, con fingida cortesía.
Mauricio apretó los dientes por dentro. No era la primera vez que Lucios decía algo así, pero cada vez dolía más. Él también era accionista. También tenía derecho a opinar. Y aún no le perdonaba a Arianna que lo humillara públicamente meses atrás, cancelando el compromiso frente a toda la familia por "razones personales" que todos sabían tenían que ver con su infidelidad.
—Una opinión inteligente —dijo Mauricio finalmente, con voz melosa—. Aunque me pregunto si es la suya o si simplemente repite lo que le dicen sus asesores.
El comentario cayó como un vaso roto. Arianna giró el rostro hacia él con calma gélida.
—¿Acaso dudas de mi criterio, Mauricio? —preguntó con tono suave, aunque su mirada era puro filo.
—No lo dudaría si estuvieras más concentrada en la reunión y menos preocupada por lo que sucede fuera de esta sala —replicó él, cruzándose de brazos.
Víctor frunció el ceño y carraspeó, incómodo. Su hermana podía ser muchas cosas, pero nadie podía negar que era brillante en lo que hacía.
Lucios golpeó la mesa con la palma abierta.
—Basta. Esta no es una sala de discusiones personales. Si alguien tiene un problema con mi hija, lo resolverá fuera de estas paredes. Aquí estamos para trabajar.
La tensión se cortó como cuchillo. Mauricio se reclinó en su asiento, con expresión amarga. Arianna simplemente asintió.
—No tengo nada más que agregar —dijo—. Mi postura respecto al proyecto es clara.
El ingeniero continuó la exposición, mientras varios ejecutivos tomaban notas y revisaban sus tabletas. Victor le lanzó una mirada furtiva a su hermana y levantó el celular en señal de tregua. Arianna le respondió con una mirada fulminante. Si las miradas mataran, él habría caído muerto en la alfombra persa de la sala.
Al cabo de unos minutos, la reunión llegó a su fin. Todos comenzaron a levantarse, a intercambiar comentarios breves y a revisar sus agendas. Lucios habló en voz baja con el director financiero, mientras Mauricio salía sin despedirse.
Arianna se acercó a Víctor.
—Dámelo —ordenó con voz baja.
—Estás muy intensa —dijo él, entregándole el celular—. Solo fue una hora.
—Una hora... que pareció una eternidad —bufó ella, desbloqueando la pantalla y revisando los mensajes.
Su rostro palideció apenas leyó la notificación del doctor: “Lo atendí. Su estado es delicado, pero estable. No ha despertado del todo. Espero que llegue pronto para que hablemos.”
Guardó el celular, tomó su bolso y se dirigió a la puerta con paso firme.
—¿A dónde vas ahora? —preguntó Víctor, siguiéndola.
—A casa. Tengo asuntos más importantes que un desfile de egos masculinos.
Y sin esperar respuesta, abandonó la sala, dejando tras de sí el eco de sus tacones y una sala llena de impresiones encontradas.
Gracias por esto...
La Felicito Autora.