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Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Irina: ¡Esta Villana No Se Dejará Matar!

Status: Terminada
Genre:Escuela / Comedia / Brujas / Reencarnación / Mundo de fantasía / Completas
Popularitas:5k
Nilai: 5
nombre de autor: Stephanie_$77

Reencarné como la villana y el príncipe quiere matarme. Mi solución: volverme tan poderosa que nadie se atreva a intentarlo. El problema: la supuesta "heroína" es en realidad una manipuladora que controla las emociones de todos. Ahora, debo luchar contra mi destino y todo un reino que me odia por una mentira.

NovelToon tiene autorización de Stephanie_$77 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La Revelación del Poder Absoluto

Cuando Irina entró en el gran salón de ceremonias, el murmullo constante se apagó como si alguien hubiera cortado el sonido. Cientos de pares de ojos se clavaron en ella. Su cabello blanco, impecable y brillante, caía como una cascada de nieve sobre los hombros del impecable blazer beige. Su postura era perfecta, segura, y el uniforme, que en ella parecía un diseño de alta costura, acentuaba una figura que desafiaba su edad. Parecía una joven diosa descendiendo entre mortales.

"¿Quién es ella?", "¿Es una princesa de algún reino lejano?", "¡Es la chica más hermosa que he visto!", los susurros estallaron en su estela mientras caminaba con calma hacia los asientos de los nuevos estudiantes. Eligió un puesto en la segunda fila, lo suficientemente visible como para no esconderse, pero sin buscar el centro de atención. Ya lo tenía sin querer.

El director dio su discurso de bienvenida, pero Irina apenas lo escuchó. Su atención estaba puesta en la puerta, esperando. Y entonces, la vio.

Liz.

Era incluso más encantadora que en las descripciones del libro. Llevaba el mismo uniforme, pero en ella lucía dulce y modesto. Su cabello era de un suave color lila que le enmarcaba un rostro con grandes ojos llenos de bondad y una sonrisa tímida. Irradia una pureza que hacía que la gente instantáneamente quisiera protegerla. «Claro», pensó Irina, con un amargo respeto. «Así es como se ve una verdadera heroína.»

Cuando llamaron su nombre, Liz se acercó al Cristal de la Mana, una enorme gema que medía la densidad y potencia mágica de un individuo en una escala de 1 a 99. Colocó sus manos sobre la piedra. La gema se iluminó con una cálida luz dorada que trepó lentamente hasta marcar un 5.

Un respetuoso aplauso recorrió la sala. Una magia de luz pura y de nivel 5 para una plebeya de primer año era, de hecho, notable y prometedora. Liz sonrió, aliviada y feliz, y una ola de simpatía siguió su regreso a su asiento.

Los nombres siguieron sonando. Algunos nobles presumían niveles de 8 o 9, pero la mayoría se mantenía en el 3 o 4. La monotonía comenzaba a asentarse.

Hasta que el director consultó su lista y dijo: "Irina Sokolov."

Un nuevo susurro recorrió la sala. Esa era la misteriosa chica de cabello blanco. Se levantó y caminó hacia el cristal con la misma serenidad con la que había entrado.

El director, un hombre anciano y experimentado, la miró con curiosidad. "Disculpe, joven dama, ¿está segura de no haberse equivocado de año? Usted parece... más mayor."

Irina le dedicó una sonrisa cortés pero fría. "Tengo trece años, director. Estoy en el lugar correcto."

Las dudas aumentaron. Con un encogimiento de hombros, el director le indicó que procediera.

Irina colocó sus manos sobre la fría superficie del cristal. Por un segundo, no pasó nada. Luego...

¡BOOM!

Una explosión de luz blanca, pura y cegadora llenó el salón, tan intensa que varios estudiantes gritaron y se cubrieron los ojos. El cristal, que normalmente brillaba con suavidad, reverberó como una campana y la esencia mágica dentro de él se disparó como un cohete. No trepó, estalló directamente hasta el tope de la escala.

99/99.

El silencio fue absoluto, roto solo por el zumbido residual del cristal.

"¡...Debe estar rota!", gritó alguien desde la audiencia, con la voz quebrada por la incredulidad.

El director, palideciendo, se acercó. "¡Eso es imposible! Ni los archimagos del consejo marcan más de 90. ¡Es imposible para una estudiante de primer año!" Ordenó con voz temblorosa: "¡Hazlo de nuevo!"

Irina, sin inmutarse, volvió a colocar sus manos. Esta vez, contuvo conscientemente un 90% de su poder, dejando fluir solo una fracción. El cristal volvió a iluminarse, y la esencia mágica subió... y subió... y se detuvo, de nuevo, en el mismísimo tope.

99/99.

El salón estalló en un caos de gritos y exclamaciones. Todas las miradas estaban clavadas en Irina, quien retiró sus manos con calma, como si acabara de hacer algo mundano.

En ese momento, entre el público de estudiantes de años superiores, dos pares de ojos la observaban con una intensidad abrumadora. Alexander, con el rostro pálido por el asombro, y Elías, con una sonrisa de orgullo y admiración que no podía ocultar.

La heroína de la luz, Liz, la miraba con una mezcla de asombro y... ¿una pizca de temor?

Irina Sokolov había llegado. Y en menos de cinco minutos, había reescrito por completo la jerarquía social y mágica de la academia. Ya no era solo la chica hermosa. Era un misterio. Era un prodigio. Era, para todos los efectos, un monstruo de poder. Y su leyenda, dentro de esos muros, acababa de comenzar.

El silencio en el gran salón era tan denso que se podía cortar con un cuchillo. Todas las miradas estaban clavadas en la figura serena de Irina y en el Cristal de la Mana, que aún palpitaba con un tenue resplandor blanco, como si estuviera traumatizado.

El director, con el rostro aún pálido por la conmoción, se acercó tambaleándose a ella.

"Jovencita...Irina, ¿verdad? ¿Puedes... explicar esto?" Su voz era un hilillo de incredulidad. "¿Qué... qué has hecho?"

Irina parpadeó, fingiendo una leve confusión. No mostró triunfo, ni arrogancia. Solo una calma ligeramente perpleja que resultaba más convincente que cualquier fanfarronada.

"¿Explicar,director? He puesto mis manos en el cristal, como todos los demás."

"¡Pero el nivel! ¡99! ¡Es imposible!", insistió el hombre, casi suplicando por una respuesta lógica.

Fue entonces que Irina permitió que una sombra de su verdadera determinación asomara en sus ojos. No toda, solo un atisbo.

"Director,he estado entrenando con la espada y la magia desde que tengo uso de razón. Desde los cuatro años." Su voz era clara y serena, proyectándose en el silencioso salón. "Mi padre, el duque Viktor Sokolov, puede corroborarlo. No he tenido una infancia... convencional."

Era la verdad. Una verdad cuidadosamente editada que omitía los detalles cruciales: las masmorras, la magia prohibida, la reencarnación, el conocimiento de una trama previa. Presentaba una narrativa creíble: una niña noble, un prodigio forjado a través de un entrenamiento brutalmente precoz.

Murmullos estallaron de nuevo. "¿El duque Sokolov?", "¡La Protectora del Reino!", "Dicen que limpió la corrupción...". Su reputación la precedía y, de repente, un nivel de poder 99 parecía un poco menos descabellado viniendo de esa leyenda.

Aún así, la duda persistía en los rostros de los maestros y de algunos estudiantes de años superiores. Entrenar duro era una cosa; tener una reserva de mana que rivalizaba con los magos más poderosos del continente era otra completamente distinta. Algunos susurraban sobre artefactos ocultos o hechizos de aumento, pero el cristal medía el mana crudo interno, no los objetos externos.

El director la miró fijamente, buscando algún rastro de mentira. Solo encontró una tranquilidad absoluta y un poco de aburrimiento, como si la pregunta fuera trivial.

"Desde los cuatro años...",repitió, como si eso pudiera explicar lo inexplicable. Finalmente, con un suspiro de resignación, asintió. "Muy bien, Lady Sokolov. Tome asiento. Pero... esperaremos una demostración práctica en el campo de entrenamiento más adelante."

Era una advertencia. La estaban poniendo en la mira.

Irina inclinó ligeramente la cabeza. "Como desee, director."

Sin prisa,con la misma elegancia con la que había subido, dio media vuelta y caminó de regreso a su asiento. Cientos de ojos la seguían, pero ella ya no les prestaba atención. Podía sentir la mirada fija y compleja de Alexander, la admiración sin reservas de Elías y la mirada confundida y algo intimidada de Liz.

Al sentarse, cruzó las piernas con naturalidad y fijó la vista al frente, como si el caos que acababa de desatar no fuera con ella. Internamente, sin embargo, sonreía. Había lanzado el primer golpe. Había establecido su poder de la manera más contundente posible. Ahora, la pelota estaba en el tejado de los demás. ¿La desafiarían? ¿La temerían? ¿La admirarían?

No le importaba. Solo sabía que, a partir de ese momento, nadie en la academia subestimaría a la "niña" de cabello blanco. Y eso era exactamente lo que quería.

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Nita S.R
Ya quiero leer la nueva temporada.
está historia me hizo recordar los procesos que muchos pasamos 😭😭
Monica Defalco
excelente!!!!!
Maria Phia
Me encantó! Ahora espero ansiosa la segunda temporada!! 💪
Alejandra Gonzalez
me gusto mucho, espero que luego salga la segunda temporada, felicitaciones al autor, mucho éxito en todo
Tania Sierra Galindo
Necesito esa temporada
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