El terror llega a la escuela, un jóven es asesinado y su mejor amigo, un estudiante de secundaria, tendrá que resolver el misterio antes de perder él mismo su vida... ¿Lo logrará?
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Capitulo 19
Ya más resignado que al inicio me coloqué en el círculo que me correspondía. Me hinqué y luego doblé mis piernas para estar más cómodo. Respiré hondo y observé a mi hermana esperando que todo diera inicio.
Ella entró en el círculo pero no se sentó, permaneció de pie estirando sus brazos y agachando un poco la cabeza. Esa era una nueva posición.
Hasta cierto punto podía verse muy sexy. Pensé en eso al querer distraer mi mente. No era algo típico en mí pensar en aquello, pero consideré que era mejor eso a pensar en lo que pasaba.
De hecho nunca me había gustado una chica. Sabía apreciar su belleza y cualidades, sería un ciego si no lo hiciera. Pero nunca me había sentido atrapado por una mujer. Tener esa sensación de mirarla a cada instante, pensar en ella, rogar porque me mirara, todas esas cosas que describen los enamorados.
El ciclo pasado había conocido a una chica que se llamaba María, era atractiva y me gustaba su sonrisa aunque la veía sonreír muy poco, pero era un gran encanto de ella. Crucé pocas veces palabras con ella, nunca tuvimos una conversación fluida, no había interés de ninguno de los dos por hacerlo.
Un día ella se fue de la escuela, nunca supe más, simplemente quedó en el olvido.
En aquellos momentos ella regresó a mi mente, cómo si una parte de mi memoria se hubiera desbloqueado para evitarme aquellos pensamientos terribles que me agobiaban. También ayudó el hecho de que mi hermana se estaba colocando en posiciones "provocadoras" por lo que podía apreciar, lo hacía siguiendo los pasos de un tipo de danza... si, ella estaba danzando para generar la energía que se requería, eso me dijo.
Pero lo raro era que hacía esos movimientos sin vergüenza, casi como si estuviera sola concentrándose en aquello. Me impresionó el hecho de que lo hiciera tan fluido sin importarle lo que estaba tratando de invocar. Muchos la hubieran llamado loca, en mi caso me límite a decir que hacia lo necesario para aquel objetivo.
Sin más distracciones, siendo aquella la única que encontré para no orinarme de miedo, continúe observando hasta que él tiempo me lo permitió.
El ritual empezó y lo que esté desencadenó es algo que aún vive en mi cabeza. Se abrió un portal nuevamente en el centro del círculo pero esta vez la luz era mucho más intensa, más limpia y pura. Eso me causó satisfacción pues era más de lo que esperaba, sobre todo pensando en la oscuridad anterior y las manos de aquel ser que salieron de ahí.
Durante la sesión aparecieron de nuevo varias sombras pero está vez solo se reflejaban del interior del portal a las paredes de la habitación. Pude ver claramente como bailaban y querían entrar pero no podían hacerlo. Traté de ver entre la intensa luz para encontrar una forma más estructural de esas sombras. Eran como pequeños conejos parados en dos patas siguiendo una secuencia a la vez. Esa secuencia era como un movimiento en forma de caracol que se mantenían a una misma velocidad. Traté de ver más a fondo para identificar si tenían rostro o por lo menos ojos pero no fue así, no vi nada más que agujeros blancos a través de ellos pero no hacían un rostro solo eran como manchas por todo el cuerpo.
La atmósfera también cambió de presión. En unos momentos se sentía muy fuerte pero en otros bajaba trayendo un frío intenso. El viento tampoco fue la excepción en hacer su aparición. Movía todo lo que se encontraba a su paso, desde mi cabello hasta los adornos que había como lámparas, pósters y las propias máscaras que puso mi hermana. Los muebles también se sometieron ante su inclemencia temblando de un lado a otro.
Lo que más temía en poco tiempo apareció, mi hermana comenzó a hablar con esa voz distorsionada y terrorífica de la primera vez. —¡Espíritus y amos del inframundo permítanme hacer contacto con ustedes y traer a esta sesión a un espíritu bajo sus dominios!
Las palabras que usaba parecían ser parte de un guión de película de esas de miedo. Le salía tan fluido que no se cómo no se puso nerviosa.
Pude ver qué las palabras eran el elemento final de aquel ritual. Las personas creemos que cuando se habla de magia o brujería, es algo que se realiza en automático, pero aprendí que todo tiene su tiempo, sus elementos, su proceso, tal como una receta de cocina y mi hermana era la chef de aquel platillo.
Hasta este momento me preguntó porque se le hacía la voz tan gruesa. Yo pensaba que se metía en ella un espíritu que modificaba la voz de su cuerpo. Después entendí que esa es una falsa idea que nos meten en la películas americanas. En ellas los actores tienen esa voz porque da más miedo, es más terrorífica y queda más amoldado a sus guiones. En las posesiones o situaciones similares los seres que toman un cuerpo no hacen esa voz ni intentan aterrar con eso a los que le observan.
En la mayoría de los casos las voces son normales y en otros idiomas o lenguas. El caso de mi hermana era diferente, no se metía en ella ningún espíritu simplemente lograba concentrar tanta energía y concentrarse en lo que hacía que el cuerpo inconcientemente aplicaba un cambio en las cuerdas vocales para manejar la situación en modo defensa. El cerebro se siente amenazado por los espíritus por ello genera una voz más fuerte y agresiva, como cuando un león ruge al querer amenazar a un intruso o una víctima.
Este cambio de voz todos lo podemos hacer pero no se entrena para ello, lo más que logramos hacer son gritos.
Nuevamente pude ver cómo mi hermana hacía ese tono de voz pero está vez noe causó temor o angustia como la última ocasión. Comencé a notar algo dulce en aquello. Era como una vibración, una melodía que buscaba ser escuchada y que mis oídos comenzaban a abrirle la puerta. Aquella voz entró en mi mente y me hizo sentirme relajado, como si estuviera domando a una bestia que luchaba por escapar de ahí. Me sentí tranquilo, comencé a confiar aún más en lo que ella hacía, me dejé llevar.