Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 19: "PACIENCIA ROTA"
Raúl estaba buscando salir de esta situación, cuando llego Alfredo y dijo que Ruiz de la Garza lo estaba esperando.
Al entrar al despacho, su suegro se entraba parado frente al ventanal. Raúl se acercó a él para saludarle.
-¡Bienvenido!- dijo el hombre -Imagino que ha venido en busca en plática de negocios.-
-¡Oh! Había olvidado eso.- mintió Raúl -He estado ocupado últimamente y no quiero incomodar.-
-Es lo justo, luego de lo que ha hecho por mí hija, creí que era un caso perdido.- comento su suegro.
Raúl no pudo evitar darse cuenta de que el hombre estaba viendo cómo Margarita y su nieto estaban jugando con sus espadas de maderas en el jardín. Le sorprendió saber que aún su esposa conservaba la que él le había obsequiado cuando ella era una niña.
-Eso es punto aparte...- lo contradijo -Mi interés por su hija es genuino.-
-Por favor, reconozco que el carácter de mí hija es... Complica.- continuo Ruiz de la Garza.
-No, no. Su hija es...- Raúl se distrajo viéndola -Un ángel.-
Quedó observando a su esposa por un segundo. Le parecía una mujer hermosa y admirable, notablemente ya no era una niña. Le provocó ternura viendo cómo jugaba con Diego, evocaba a aquellos días en los que él era el alumno y él el maestro.
-¿Listo para escuchar?- pregunto Alfredo interrumpiendo sus pensamientos.
-Sí.- respondió Raúl tratando de enfocarse.
-Tome asiento.- dijo su suegro señalando una silla frente al escritorio.
Así es como le informaron de su idea de saquear un cargamento muy poderoso. Raúl trataba de permanecer tranquilo, aunque interesado.
-¿Quién sería el propietario de dicho Cargamento?- pregunto.
-Le puedo asegurar, señor Buffont, de nadie que lo necesite.- respondió Alfredo esquivando la pregunta.
Raúl asintió con la cabeza, no quiso insistir.
-Pero decirme ¿En qué puedo ayudarles?- pregunto nuevamente.
-Por fortuna, querido yerno, todo está encaminado. Solo queríamos hacerlo parte de nuestros planes. Quizás en un futuro si lo necesitemos.- respondió Ruiz de la Garza.
-Oh, me siento halagado.- dijo él.
-Quizás puede decirnos si este punto es seguro.- pregunto su suegro abriendo un mapa y marcando un punto en él -Ya sabe lo difícil que es navegar ahora con la nueva situación en Europa.-
-Después de todo... Usted tiene mucho conocimiento en el mar.- agrego Alfredo con una mirada sospechosa.
-Claro que sí.- dijo él ignorando el comentario de su "Cuñado" -Buena elección: no tenéis islas cercanas allí y el mar es pasivo. Además de estar muy lejos de la costa europea.-
Al fin, luego de mucho esfuerzo, logro conseguir la información. Ahora debía pasársela a Henry de inmediato, para que les diga a la tripulación del "Águila Dorada". No quedaba mucho tiempo, lo más seguro era que intercepten a los saqueadores cuando estén de regreso.
Por un par de días todo estuvo muy tranquilo. Raúl y Henry estuvieron ocupados con todos los planes y los fugitivos.
Margarita, por su parte, compartió prácticamente todo el tiempo con Esperanza. Su alimentación era buena y visitaban con frecuencia a Jane, quien estaba embarazada y sola, ya que Clark era parte de la tripulación del barco, el cual ahora se encontraba en alta mar. También, recibían clases de dibujos, aunque solo Esperanza parecía estar interesada.
Prácticamente, ni se habían cruzado con sus esposos. Pero un día, a Raúl y a Margarita, no les quedó más remedio que almorzar solos. Nuevamente, ella dejaba a la vista su sentimiento de disgusto. Raúl se percató de que no comía otra vez y esbozo un suspiro de cansancio.
-Al parecer mí esposa regreso con su actitud de niña caprichosa.- comento él y ella solo lo observo.
-No es capricho, es desagrado.- respondió Magui al fin.
-No comprendo por qué ¿Es tan difícil soportar mí presencia, acaso?- pregunto Raúl agotado -Nos vemos, prácticamente, una sola vez al día... si es que nos vemos.-
-¿En dónde están Esperanza y Henry?- pregunto con arrogancia, ignorando el comentario de su esposo.
-Han ido a visitar a Jane, al parecer no se sentía muy bien esta mañana.- respondió Raúl.
-Entonces, siendo así, yo me retiro.- dijo Margarita levantándose.
Raúl golpeó la mesa, pero con más fuerza que la vez anterior, todas las vajillas que estaban sobre ella tambalearon.
-¡YA BASTA!- grito levantándose también -¡DEJA YA ESA ACTITUD ARROGANTE E INFANTIL!-
Ella intentó escapar, pero él la tomo del brazo.
-... Intento, realmente, suavizar nuestra relación.- continuo.
-¡Suélteme!- exclamó ella tratando de sacarse.
-¡ES ARROGANTE Y CAPRICHOSA! ¡Yo tampoco deseaba esto!- dijo Raúl sin pensar.
-¡¿Entonces? ¿Por qué se ha casado conmigo?! ¡EN VERDAD LE ODIO! ¡SIENTO REPULSIÓN POR EL SOLO HECHO DE VERLE O TENERLE CERCA!- grito Margarita.
-Es tan bonita, pero tan... ¡AHHH!- continuo Raúl con mucha furia.
Ella trató de separarse nuevamente, pero Raúl en un fuerte impulso, volvió a tomarla de ambos brazos y la beso. No sabía, en realidad, por qué lo había hecho.
Margarita se soltó, lo empujó hacia atrás y le propinó un puñetazo a puño cerrado, tan fuerte, que le hizo perder el equilibrio. Luego, tomo un cuchillo y lo clavo en la mesa, justo entre dos de los dedos de él, que había apoyado en la mesa para no caerse por el impulso del golpe. Le había dado con tanta fuerza, que el hombre se tomaba la cara.
Justo en ese momento entraron Esperanza y Henry. Se quedaron muy sorprendidos al ver este último acto.
-¿Qué... Sucede aquí?- pregunto Esperanza.
Margarita se dio la vuelta y se marchó corriendo.
La recién llegada se quedó inmóvil, sin saber cómo actuar, hasta que su hermano le hizo una seña con la cabeza para que vaya tras su amiga.
Henry rompió el hielo acercándose a Raúl.
-No sé lo que ha... Sucedido, pero creo que necesitas un trago como los de antes, querido amigo.- dijo palmeando su hombro.