El esposo de un famoso ingeniero de robótica se suicida un día de repente y él al no soportarlo decide revivirlo con partes de robot, pero no todo será de color rosa como él lo pensó.
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Capítulo 19: La puerta.
Me quedé duro mirándolo y luego aparté sus manos de mi rostro con lentitud, ambos nos mirábamos fijamente a los ojos, pero él decidió dirigir su mirada a mis movimientos. Me aparté un paso hacia atrás y luego junté mis manos ocultandolas detrás de mi espalda.
—Está bien, lo entiendo. —Observé hacia los costados y luego me di la vuelta caminando a la salida.
—¿Qué? —dijo él inmóvil.
Apreté el marco de la puerta y volteé a penas mi cabeza para mirarlo. Su expresión estaba como la de un perro al que recién lo habían regañado y su brazo estaba extendido hacia mi para intentar agarrarme.
—Entiendo que se lo merecía, pero odio tener que cargar yo con la culpa, —dije siguiendo en un suspiro—: el tiempo que estuve muerto fue lo mejor. —Terminé volviendo a mirar hacia la puerta y apoyé mi frente en ella intentando respirar calmado—. A veces das miedo.
Escuché los pasos de Edwy detrás de mí acercándose, luego se detuvo y su mano se estrelló contra la puerta a unos centímetros de mi rostro. Mi cuerpo se heló por la sorpresa, pero no sabía cuál era su expresión y quería saber lo que pasaba por su mente. Giré mi cuerpo y miré su rostro lleno de lágrimas, su mentón arrugado por sus labios que intentaban retener un llanto.
—¿Edwy? —Arañé la puerta intentando retenerme de empujarlo y huir.
—No quiero qué me temas, —dijo él envolviéndome con sus brazos alrededor de mis hombros.
Pude sentir mi espalda empezar a mojarse, de verdad lloraba. Levanté mis manos y acaricié su espalda en manera de consolarlo, pero eso hacía que llorara más así que desistí y me limité a abrazarlo. Luego de que se calmó le dije que todo iba a estar bien y me marché de la habitación con la excusa que lo dejaría descansar.
Caminé por los pasillos y escuché unos golpes que provenían de la segunda habitación en la derecha del pasillo, la habitación donde se hospedaban Dave y su pareja. Había muchos golpes así que toqué la puerta y todo se silenció. Repetí la acción y los llamé, pero todo siguió en silencio, así que me di la vuelta para ponerme en marcha, pero la voz de Dave hizo que me detenga.
—¿Uh? —Volví hacia la puerta y si había escuchado bien él me había dicho que pasara, es más me lo pidió por favor.
Abrí la puerta y mis ojos se abrieron de par en par, contuve el aire y luego me cubrí el rostro que se había vuelto rojo de la vergüenza. Dave me agarró del brazo y me empujó hacia dentro y cerró la puerta detrás de mi. Me volteé a mirarlo y fruncí el ceño, él solo sonrió y peinó sus cabellos mientras dejaba expuesto su cuerpo totalmente desnudo.
—¿Qué crees que haces, imbecil? —dije tomando aire e inflando mi pecho.
—No es lo que crees, —respondió él para justificarse mientras movía sus manos en plan de relajarme, lo cual no estaba dando resultados viéndolo de esa manera.