El Principio Del Fin: Virus E.Z.

****Vista de Ruby****

Me senté en el sofá, con el teléfono en la mano, y leí el mensaje de Perse. "No vengas, me quedo con Haise, vamos a ver qué fluye". Sentí un golpe en el estómago, una sensación de sorpresa y curiosidad.

No podía creer que Haise estuviera con Perse. Lo sabía desde un inicio donde estaba ella, pero no podía creer que él la hubiera encontrado. Le envié un mensaje a Haise, intentando mantener la calma. "¿Por qué no me dijiste que la habías encontrado?", le pregunté.

Pero Haise no se disculpó. En su lugar, me envió un mensaje que me hizo sentir una mezcla de ira y tristeza. "Tú lo sabías, no te hagas", me dijo.

Sentí una lágrima en mi ojo. Sabía que Haise y Perse habían tenido sexo antes, incluso habíamos hecho trios juntos. Pero no podía creer que él me hubiera ocultado que la había encontrado.

De repente, recibí un mensaje de Venomb, mi esposo contractual. "Me cansé de que me engañes con Haise", me dijo. "Me cansé de que me mientas".

Sentí una ira ciega. "No te engañé", le dije. "Tú sabes que nuestro matrimonio es contractual. Tú sabes que no te amo".

Venomb no respondió. Pero pude sentir su enojo y su frustración. Me di cuenta de que él había planeado abandonarme, sin decir nada.

Me sentí una sonrisa en mi rostro. "Me alegra", pensé. "Me alegra que se vaya. Me alegra que me deje en paz".

Porque yo amaba mi libertad. Yo amaba ser independiente y hacer lo que quería. Y Venomb nunca había sido una opción para mí. Nunca había sido alguien que yo hubiera elegido por amor.

Le envié un mensaje a Haise, curiosa por saber quién le había dicho que yo sabía sobre él y Perse. "¿Quién te dijo que lo sé?", le pregunté.

Haise me respondió de inmediato. "Fue Venomb", me dijo.

Me sentí una ira ciega hacia Venomb. ¿Por qué había intervenido de esa manera? ¿Por qué había pensado que tenía derecho a controlar mi vida?

Pero no tuve tiempo de seguir pensando en eso, porque justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta. Me levanté para abrir, y encontré a un abogado en la entrada.

—Señorita Ruby—, me dijo, —he venido para entregarle los documentos del divorcio. Venomb ha decidido que desea terminar la relación de manera oficial—Sentí un estallido de alegría en mi pecho. ¡Era oficial! ¡Estaba divorciada de Venomb! Tomé los documentos del abogado y los revisé rápidamente. Todo parecía estar en orden. Firmé los documentos con una sonrisa, y se los devolví al abogado.

—Gracias—le dije. —Gracias por liberarme de esa relación—El abogado sonrió y se despidió. Cerré la puerta detrás de él, y me apoyé en ella, sonriendo para mí misma.Estaba libre. Estaba divorciada de Venomb. Y estaba lista para empezar una nueva vida, sin él y su control asfixiante.

****Vista de Venomb****

Me senté en el bar, con un whisky en la mano, intentando olvidar el dolor de la separación de Ruby. La había dejado porque no podía soportar su estilo de vida libertino. Ella era una mujer que disfrutaba del sexo y la libertad, y yo quería algo más tradicional.

Quería un amor que fuera más que solo un acto físico. Quería una relación que fuera basada en la confianza, el respeto y la lealtad. Pero Ruby no estaba dispuesta a cambiar su estilo de vida por mí.

Pero no solo fue eso lo que me llevó a dejarla. También fue el descubrimiento de un tatuaje en su cuerpo, un nombre de hombre que me hizo sentir una ira y una celosía que nunca había sentido antes.

Me di cuenta de que Ruby nunca sería mía, de que siempre tendría una parte de su corazón y su alma que pertenecería a otro hombre. Y eso me hizo darme cuenta de que jamás podría poseerla, de que jamás podríamos tener una relación verdaderamente exclusiva.

Así que la dejé ir. La dejé ir porque sabía que nunca podría cambiarla, que nunca podría hacer que se sintiera de la misma manera que yo.

Mientras bebía, empecé a notar a un hombre sentado al lado mío. Era guapo, con ojos azules y una sonrisa seductora. Me sentí atraído por él, y no supe por qué.

El hombre se presentó como Alex, y empezamos a hablar. Me sentí cómodo con él, y empecé a disfrutar de su compañía. Antes de darme cuenta, estábamos besándonos, y yo me sentía excitado.

No sabía qué estaba pasando, pero no podía negar la atracción que sentía hacia Alex. Y cuando me invitó a ir con él a una fiesta, no pude resistir.

La fiesta era una orgía, con hombres y mujeres desnudos y disfrutando del placer. Me sentí un poco incómodo al principio, pero Alex me tomó de la mano y me llevó al centro de la fiesta.

Y allí, en medio de la orgía, descubrí algo que nunca había imaginado. Descubrí que el placer no necesitaba amor. Descubrí que el sexo podía ser solo un acto físico, sin emociones ni sentimientos.

Me sentí liberado, como si hubiera descubierto un secreto que me había estado escondiendo durante toda mi vida. Y cuando me desperté al día siguiente, con Alex a mi lado, supe que mi vida nunca volvería a ser la misma.

Había descubierto un nuevo mundo, un mundo donde el placer y el deseo eran lo único que importaba. Y yo estaba listo para explorarlo, sin miedo y sin remordimientos.