Ajaw Y Las Discípulas

El lugar no era lo esperado por las discípulas. Habían estado acostumbradas a estudiar en el colegio, parques o lugares encantados, pero nunca en un sitio místico.

Era una caverna alejada del instituto, pero ahí las había citado su maestro. Dentro de la caverna existía luz provocada por el fuego que nunca se consumía, emanaba de un agujero al cual no se podían acercar.

A lo largo del lugar había varias rocas pero las más impresionantes eran las que tenían forma extrañas, de seres que nunca habían visto, se veían tan reales que parecía que las observaban.

 No se sentían intimidadas pues pensaban  que el maestro no las llevaría a un lugar peligroso, pero aún así estuvieron en guardia por cualquier cosa.

Estuvieron contemplando el lugar por varios minutos mientras esperaban la llegada de Ajaw. Pudieron ver que no solo estatuas eran lo único interesante, también habían unos espejos que daban el reflejo al revés, es decir la persona que se paraba en frente se veía de cabeza, o si se paraba de espaldas podía verse se frente. También había animales raros, un ave con tres ojos y gusanos con alas. Una gran variedad que valía la pena contemplar pero para no exponerse decidieron no indagar más.

La espera se hizo pesada, el maestro llevaba retardado 2 horas, Rachel trató de calmar a sus compañeras reconociendo wue había sido su culpa, pero pasados los minutos ya no las pudo contener más.

Afortunadamente llegó Ajaw al rescate.

—Me alegro mucho verlas.—Dijo mientras salió por uno de los espejos.—Tuve asuntos que atender, pero ya estoy aquí.

Las chicas miraron matavilladas como su maestro había aparecido de la nada a través del espejo. Por más tiempo que pasaran con él, no dejaban de sorprenderse por las cosas que hacía, imaginaban su algún día serían tan hábiles como él.

—Ya las hice esperar mucho, así que empecemos.

Ajaw les pidió que se reunieran en un círculo justo  enfrente de él. El brujo se colocó muy cerca del fuego permitiendo que este le,diera calor y un brillo único.

—Hoy aprenderán un ritual de sellado.—Dijo muy centrado en el tema,—¿Alguna sabe que es eso?

—Un ritual que se utiliza para dejar encerrada una energía en algún lugar.—Mona fue la encargada de responder.

—Exactamente.—Apludió para elogiar.—Hay energías que no pueden morir o dejar de existir, así que las apartamos en un lugar y tiempo determinado.

—Algo como lo que hizo con ese espíritu del bosque.—Agregó Edith.—Se retiene en un lugar.

—Exactamente, hoy aprenderán a hacerlo.

Las chicas se motivaron mucho tras escuchar eso. Era un tema demasiado interesante y algo aún más avanzado que lo visto en días anteriores. Era un gran desafío que ya querían resolver.

—Como es su primera vez.—Dijo el brujo.—Van a necesitar el apoyo de todas. Este ritual no lo pueden hacer nunca por separado, tienen que estar las cinco. Unirán su energía, una será el apoyo, las otras moverán la energía y una más pondrá el sello.

Las alumnas notaron algo diferente en Ajaw, siempre había bromas o interacciones, pero esta vez explicaba muy rápido, era evidente que le urgía que aprendieran, la pregunta era ¿Por qué?

—Las estatuas que ven aquí, son recipientes que albergan espíritus antiguos. Son una raza que existió en este mundo mucho antes, su vínculo con el mundo espiritual es tan amplio que no pueden morir.—Se movió hacia la estatua más cercana,—Como todo ser, necesita alimentarse, pero como no lo hacen frecuentemente tienen que, dormír, estar quietos. Pero cuando comen son realmente poderosos. Por eso, los brujos antiguos antiguos los sellaron en este lugar, esperando que nunca consuman energía y despierten.

Las chicas se veían intrigadas, ¿Realmente existían seres tan poderosos?, ¿Esas estatuas podrías despertar?, ¿Qué pretendía Ajaw realmente? Todas estas preguntas pasaban por la mente de las jóvenes brujas, esperando que su maestro les diera las respuestas.

Ajaw comenzó a darles los pasos, les pidió concentrar su energía, así como los detalles del ritual. Las chicas aprendieron los pasos. Determinaron quien haría qué cosa y practicaron durante mucho tiempo hasta que controlaron el ritual.

Pensaron que hasta ahí llegaría el entrenamiento pero Ajaw quiso ir más allá.

—Muy bien, no esperaba menos de ustedes.—Se acercó a una estatua mientras las chicas descansaban.—Es momento de comprobar si lo aprendieron.

Con su mano derecha tocó la frente de la estatua y después de unos segundos dijo “dimittis” La estatua cambió de color, ahora era de un azul celeste, además sus ojos cambiaron de color a un rojo intenso, estaba claro que tomó vida.

De su boca salió un sonido raro pero con un tono escalofriante, mismo que las hizo retroceder, estaban aterradas.

—El espíritu no tarde en salir totalmente del recipiente.—Les advirtió Ajaw.—Tienen hasta entonces para volverlo a sellar.

El brujo se alejó lo más que pudo, dejando a la vista de la recién revivida estatua, las jóvenes brujas.

—Comer… comer…

La estatua comenzó a caminar hacia ellas. 

Las chicas se dividieron, querían escapar llenas de miedo.

—No, hagamos el ritual. — Dijo Luz quien fue la única en mantenerse firme.

El resto de chicas dudaron un poco, se sentían intimidadas pero no se atrevieron a dejar sola a Luz quien ya se perfilaba a atacar a la estatua.

Lanzó una ráfaga de energía pero la estatua no se inmutó y siguió caminando.

Las brujas no dudaron más y siguieron los pasos que recién habían aprendido para el ritual. Edith, Mona y Rachel trazaron unos símbolos alrededor de la estatua para fijar el punto energético. Angy dijo el encantamiento, mientras que Luz invocó una energía alrededor de la estatua. Después de unos segundos todas comenzaron a recitar el conjuro. El símbolo invocado comenzó a brillar. El grupo jaló la energía de la deidad para retenerlo. Al final, Luz fue la encargada de cerrar el círculo para así encerrar a la deidad de nuevo.

Las jóvenes brujas, después de un gran esfuerzo, habían conseguido la misión. Ajaw sonrió muy complacido al ver los resultados. Era un gran avance para su plan.