"No soy un vampiro común cariño, porque yo, escuchalo bien, NO me enamoro"
-Claus Collins.
***
Claus Collins es misterioso, calculador, frío, controlador, tremendamente sexy pero sobre todo arrogante y en ninguno de sus planes estaba enamorarse.
Tenía una misión y no era la primera misión que le encomendaban, confiaban en él y podía conseguirlo todo con solo chasquear sus dedos.
¿Podrás entender el porque nunca enamorarse? eso solo lo sabrás si miras un poco dentro de esos ojos color zafiro capaz de embelesar pero también de matar.
Por el contrario Marianna Grey curiosa de aquel chico extraño que decidió hablarle en aquella fiesta, se propone averiguar por qué aquellos ojos color zafiro gritaban peligro.
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Capítulo 19
Lo mire con enojo, como se le ocurría echarme agua.
—Eres un idiota — le digo levantándome y viendo toda mi ropa mojada, me miro con una sonrisa de esas tiernas, fruncí el ceño, era la primera vez que me sonreía así.
—Ven, te prestare algo para que te cambies, pondré esa ropa a secar — decía mientras subía las escaleras, lo seguí casi corriendo, llegamos a una puerta y el la abrió, era distinta a la que había estado anteriormente.
—Esta es mi habitación, en ese cajón hay camisas, ahora vengo —salio y me dejo sola, mire cada rincón, cada detalle, en el centro había una cama de dos piezas con sabanas blancas y almohadas negras, a los lados habían cajones, se podía apreciar desde el ventanal el bosque, era realmente una vista hermosa, había una puerta que supuse seria el baño, camine hacia el cajón que me indico y lo abrí, había demasiadas camisas y todas negras, al menos sus paredes no eran negras sino blancas, camine al baño y me encerré en él, era espectacular, tenia baldosas entre negro y blanco, una ducha con un cristal, realmente era precioso, me descambie y coloque la camisa, me quedaba hasta los muslos, tuve vergüenza que me viera así, sentí la puerta de la habitación ser abierta.
—Marianna — me llamaban, reconocí la voz de Claus, entreabrí la puerta del baño.
—Aquí estoy — dije con vergüenza, el frunció el ceño confundido.
—Sal y dame la ropa, aquí te traje los sanduches que vi en tu mochila — me mostró en un plato los sanduches, mi estomago rugió como respuesta y el sonrió.
—Y también traje jugo, te veías deshidratada — me dijo aún con la sonrisa.
—Y como no, si me dejaste casi un día entero amarrada y sin poder tomar agua — le dije irónica.
—Anda ven y te reviso las muñecas — me dijo autoritario, rodé los ojos, nunca cambia, salí a paso corto con mi ropa entre mis manos, el roce de la ropa y mis muñecas me ardía un poco, tomo la ropa de mis brazos y la dejo en la cama, con su mano tomo mi codo y me acerco, observo mis muñecas y frunció el ceño, camino hasta el cajón al lado de su cama y saco un pequeño kit de emergencia, saco lo necesario para curarme, lo desinfecto y me las vendo, luego me miro a los ojos y pude notar algo diferente en él, sus ojos bajaron a mi cuerpo y mi respiración se acelero, cuando sus ojos chocaron con los míos, pude ver que habían cambiado de color, no se por qué, pero me impulse y lo bese.
El se quedo congelado un segundo pero reacciono y me correspondió el beso, dirigí mis manos a su nuca y lo acerque a mi, era un beso suave y lento, sentí sus manos en mi cintura y me atrajo más a él, pude sentir que por el movimiento la camisa se había alzado un poco, el frió recorrió mis muslos, de repente el beso se volvió rudo, salvaje, necesitado, se sentó en la cama sin despegar sus labios de los míos, me hizo sentarme a horcadas de él, sus manos aún seguían en mi cintura, las mías en cambio, se movieron por todo su torso hasta encontrar su dobladillo, el supo mis intenciones y se separo de mi para sacársela, como lo imagine, su cuerpo estaba bien trabajado, se le notaban los cuadritos y la ve que se perdía por sus pantalones, volvió a besarme con desesperación, sus manos se dirigieron a mi trasero y lo apretó, tanto fue el gusto que gemí, el gruño como respuesta, se sentía demasiado bien, pero de repente el se separo de mi y se levanto de la cama, yo estaba jadeando en la cama con el ceño fruncido, se escucho tocar la puerta y lo entendí todo.
—Claus ya llegue, baja necesitamos hablar — dijo la voz de Nolan detrás de la puerta, sentí sus pasos irse.
El aún me miraba y no sabia como reaccionar, sus ojos habían vuelto a ser esos color zafiro fríos, suspire, el camino hasta mi y tomo la camisa que le había quitado, se la coloco y me echo una ultima mirada antes de desaparecer con mi ropa por la puerta, me lance a la cama, realmente no pude creer que lo había besado y el me había correspondido, estaba dispuesta a entregarme a él, a perder mi virginidad, gruñí de solo pensarlo, esto nunca me había pasado, vi el plato de sanduches y el jugo encima del cajón, los tome y los comí, aliviando mi hambre y sed, realmente tenia mucha hambre, suspire, no sabia como reaccionar ahora ante él.
Tome mi celular y vi la hora eran las ocho de la noche y mi ropa estaba siendo lavada, gruñí esto no me podía estar pasando, le escribí a Sandra.
Yo: Diré que me quedaré a dormir en tu casa
Mejor Amiga 2: ¿Donde estas? mejor no pregunto, después me contaras, yo te cubro.
Yo: Eres la mejor, besos :3
Mejor Amiga 2: Eso hacen las buenas amigas, besos :3
Suspire, realmente nunca había hecho esto, no le iba a escribir a Miguel porque sabia que no estaba en casa, busque el contacto de papá.
Yo: Papá me quedaré a dormir en casa de Sandra
Daddy: Bueno hija, aprovecha los días sin instituto, ya supe la noticia ¿Cómo estas? no te he visto
Yo:Si fue todo horrible, nos dieron la semana por el duelo, estoy bien papá descuida, ¿ya estas en casa?
Daddy: Si cariño, acabo de llegar, me prepararé algo para comer y descansar
Yo: Vale papá, buenas noches, te quiero :)
Daddy: Yo también te quiero, duerme bien cariño
Suspiro y guardo el celular, sentí la puerta ser abierta, por ella apareció el mismísimo demonio, Claus me miro, con indiferencia.
—Tu ropa se seca, será mejor que te quedes a dormir acá, el bosque de noche es muy peligroso — me dijo sin prestarme atención, yo asentí.
—En que habitación dormiré — le pregunto y es cuando me mira con detalle, me había levantado y su camisa estaba un poco alzada por la acción de hace un rato.
—A un lado esta una habitación vacía, Jeremy y Nolan saben que te quedarás aquí, ellos fueron los de la idea, puedes descasar, yo necesito mi habitación — me dijo calmadamente pero seguía mirándome con detalle, tuve valor y camine hacia él, el no despegaba sus ojos de mi y yo tampoco de los de él, quede a pocos centímetros de él.
—Gracias por prestarme tu camisa, la deseas de vuelta ahora mismo — le dije en un susurro mirando sus labios, el gruño y me beso.