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¿Entonces, Qué Somos?

¿Entonces, Qué Somos?

Status: Terminada
Genre:Escuela / Romance / Yaoi / Completas / Amor de la infancia / Posesivo / Dejar escapar al amor
Popularitas:101.5k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Ansel y Emmett han sido amigos desde la infancia, compartiendo risas, aventuras y secretos. Sin embargo, lo que comenzó como una amistad inquebrantable se convierte en un laberinto emocional cuando Ansel comienza a ver a Emmett de una manera diferente. Atrapado entre el deseo de proteger su amistad y los nuevos sentimientos que lo consumen, Ansel lucha por mantener las apariencias mientras su corazón lo traiciona a cada paso.

Por su parte, Emmett sigue siendo el mismo chico encantador y despreocupado, ajeno a la tormenta emocional que se agita en Ansel. Pero a medida que los dos se adentran en una nueva etapa de sus vidas, con la universidad en el horizonte, las barreras que Ansel ha construido comienzan a desmoronarse. Enfrentados a decisiones que podrían cambiarlo todo, ambos deberán confrontar lo que realmente significan el uno para el otro.

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📌Novela Gay.

NovelToon tiene autorización de Wang Chao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11. ¿Y si te ama?

Ansel le tendió una soda y unas galletas a Evan, mientras ambos se sentaban en el jardín lateral. Apenas habían intercambiado palabras desde que se encontraron, sumidos en un silencio que no parecía incómodo, pero tampoco prometía romperse pronto.

—Creo que cometí un error —dijo Evan repentinamente, su voz grave rompió el silencio. Ansel frunció el ceño, sin comprender a qué se refería—. Cuando mencioné que ambos teníamos el corazón roto.

Ansel asintió, masticando una de las galletas.

—¿Por qué sería un error? —preguntó, girándose hacia Evan, esperando alguna explicación. Evan también volvió su mirada hacia Ansel, pero pronto sus ojos se desviaron hacia el cuello expuesto de su compañero.

—La marca —murmuró Evan, señalando con un gesto su propio cuello. El rostro de Ansel se sonrojó de inmediato y trató de cubrir, inútilmente, la marca rojiza en su piel—. Y no digas que fue un mosquito, porque sé muy bien cómo se ven.

Ansel soltó una pequeña risa nerviosa, resignado.

—Digamos que las cosas van mejor de lo que esperaba —admitió finalmente. Aunque solo se habían visto un par de veces, Ansel sentía una extraña confianza en Evan, una sensación de que podía hablar con él sin temor a ser juzgado—. Seguí tu consejo y me atreví a avanzar. Pero, aún no estamos en una relación… seguimos siendo solo amigos.

Evan asintió en silencio, observando cómo la mirada de Ansel se oscurecía ligeramente. Sin pensarlo mucho, alzó la mano y le dio suaves palmadas en la cabeza, intentando consolarlo. Era un gesto que solía hacer con Leo cuando él estaba triste o enfadado, y siempre lograba tranquilizarlo.

Ansel levantó la vista, sorprendido por la repentina caricia. Sus ojos se encontraron con los de Evan, que aún mantenía su mano sobre su cabeza, acariciando con una delicadeza que lo hizo sentirse extrañamente tranquilo. "Si tan solo él fuera Emmett", pensó Ansel, pero pronto desechó esa idea, arrepintiéndose de haberla tenido. La sonrisa de Evan, cálida y reconfortante, le llenaba de una paz que jamás había experimentado, lo cual empezaba a confundirlo.

—Te puedo asegurar que le gustas —dijo Evan, sacándolo de su ensoñación—. Dejar marcas en tu cuerpo es una señal bastante clara de eso.

—También lo he pensado, pero Emmett no es de los que comparten nada. —Ansel bajó la mirada, su tono volviéndose más pensativo—. Nunca lo he visto ser generoso con nadie, salvo conmigo. Es como si yo fuera… su juguete personal.

Esa idea había rondado la mente de Ansel durante semanas. Conocía a Emmett desde que eran niños, y siempre había sido egoísta. No compartía sus cosas, no importaba de qué se tratara; todo lo que le pertenecía era solo suyo hasta que se aburría de ello. Y, aunque Ansel odiaba pensar que podía ser solo otro objeto más para Emmett, no podía evitarlo. Ese miedo a ser desechado le había robado más de una noche de sueño.

—No deberías ser tan duro contigo mismo —respondió Evan, con una sonrisa amable—. Quizá solo necesita un empujón para darse cuenta de lo que siente por ti.

Ansel soltó una pequeña risa incrédula. Ni siquiera él podía ser tan optimista respecto a Emmett.

—¿Y si ese empujón lo aleja para siempre? —preguntó con voz baja, recostándose en el respaldo de la banca y mirando hacia el cielo. Las copas de los árboles parecían esconder las respuestas a sus dudas—. ¿Y si me encuentro con un muro? Tengo miedo de presionarlo y que me rechace. ¿Qué tal si nunca me vuelve a hablar? ¿Si me odia por amarlo?

La voz de Ansel se fue quebrando mientras hablaba. Había imaginado su confesión docenas de veces, y en cada una, el miedo lo consumía. Lo veía, indiferente, pidiéndole que desapareciera de su vida para siempre. O peor aún, su mejor amigo lo golpearía y le exigiría que jamás volviera a acercarse.

—Pero, ¿y si no es así? —replicó Evan con calma—. ¿Y si te quiere para siempre? ¿Y si te ama?

Ansel frunció el ceño, sin decir nada. Evan imitó su postura, también alzando la vista al cielo con una expresión completamente serena.

—Estás imaginando el peor escenario posible, pero por lo que me has contado, tienes más posibilidades de ser aceptado que de ser rechazado —dijo Evan, girando su cabeza hacia él. La luz del sol resaltaba el cabello rubio de Evan, haciéndolo brillar como si fuera un ángel caído del cielo. Por un momento, Ansel realmente pensó que lo era.

—¿De verdad crees eso? —preguntó Ansel en un susurro, regresando la vista al cielo, suspirando.

—Déjame conocerlo y te lo diré —respondió Evan, poniéndose de pie y colocándose frente a él—. Si está enamorado, te demostraré que eres mucho más que un simple juguete, como tú crees.

Ansel rió suavemente ante la seguridad de su nuevo amigo, pero la verdad era que él mismo había considerado algo similar.

—¿Y si no funciona? —preguntó, más serio—. ¿Y si se enoja y acaba con lo poco que tenemos?

Evan sonrió de nuevo, como si ya hubiera pasado por ese mismo dilema antes.

—Cuando Leo y yo empezamos a salir, tenía los mismos miedos que tú. Me aterraba que me rechazara, porque es guapo y popular, y yo soy un poco mayor que él. —Evan bajó la mirada, frotándose el cuello, nervioso al recordar—. Pero un día, cuando lo vi demasiado cerca de uno de mis amigos, los celos me consumieron. Me armé de valor, lo confesé todo delante de todo el mundo, incluso llegué a gritarle a mi amigo. No me importó si arruinaba nuestra amistad.

Evan sonrió ampliamente, como si recordar esa anécdota le devolviera la valentía de aquel momento. Pero la sonrisa se desvaneció ligeramente al añadir:

—Sin embargo, toda esa valentía desapareció cuando supe que Leo se iba al extranjero...

Evan dejó que sus palabras quedaran flotando en el aire, mientras la sombra del árbol parecía envolverlos a ambos en una burbuja de silencio.

Ansel no sabía cómo consolarlo, porque ni siquiera él se encontraba bien. Se puso de pie y miró su reloj; ya había pasado la media hora de descanso y ellos seguían ahí, sumidos en sus pensamientos y preocupaciones.

—Vamos, es hora de regresar a clases —dijo Ansel, rompiendo el silencio incómodo que había caído entre ellos. Evan levantó la mirada, un poco perdida. Luego, tras un breve vistazo a su propio reloj, asintió con un leve gesto.

—Sí, vamos. Por cierto, si te animas a llevar a cabo mi plan, avísame. —Evan lo dijo con una sonrisa ligera, pero en su tono había una mezcla de seriedad y entusiasmo.

Ansel asintió, aunque su mente ya estaba en otro lugar. En realidad, ya había mencionado algo sobre él a Emmett, y la forma en que había reaccionado no le pareció del todo normal en ese momento. Decidió pasar por alto la situación, convenciéndose de que solo se trataba de celos entre amigos. Sin embargo, ahora que Evan había puesto la idea en su cabeza, no podía evitar sentirse intrigado. Había algo en la manera en que Emmett actuaba que lo hacía pensar que quizás había algo más que una simple amistad posesiva.

Mientras caminaban hacia las aulas, Ansel se detuvo abruptamente. El impulso de tomar una decisión lo golpeó de pronto, así que extendió la mano y sujetó a Evan del brazo para evitar que siguiera caminando.

—Hagámoslo —dijo, con determinación en la voz—. Ayúdame a descubrir si Emmett siente algo por mí más allá de esa amistad posesiva que siempre ha mostrado.

Evan sonrió, satisfecho por la resolución de su amigo. Aunque estaba ayudando a Ansel a resolver sus propios conflictos, en realidad también lo hacía por sí mismo. De algún modo, mantener su mente ocupada le ayudaba a no pensar tanto en Leo, en todo lo que no había dicho, en lo que había dejado pasar. Quería que Ansel lograra lo que él mismo no había sido capaz de hacer: enfrentar sus sentimientos y descubrir la verdad, por dolorosa que fuera.

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Agustina Marquez
Excelente
Maria Rosalinda Cepeda Cruz
MUY BELLA HISTORIA,LA AME DE PRINCIPIO A FIN
Lau Méndez
creo que emmet es demasiado posesivo
Lau Méndez
Excelente
Rosa Durango
exelente,muy bonita historia, felicidades por tan excelente trabajo un poco dolorosa. pero buen desenlace me gustó mucho y sobretodo no necesito tanto contenido sexual
Melancolik
Ay Emmet, ojalá no la cages 🥺
Rosa Montecino
Bueno
Kira Valenzuela
Excelente
Geraldine Vdz
👍
Merleyis Calamita
Excelente
Margarita 12345 Gongora
Muchas felicidades, tu novela estuvo fenomenal. GRACIAS
Yendi Jaramillo Avila
Excelente
Yendi Jaramillo Avila
Yo creo que tanto está idializando besar a la muchacha que cuando lo haga va estar comparándola con su amigo
Liz mary
Me encantó 🤩🤩🤩🤩
Liz mary
Me hizo llorar qué se pudra Edgar en prisión se lo merece
Lilian Granados
Malo
Lilian Granados
Muy malo
fersitap😴
te quedo bn vergas🫦, eres una persona sumamente creativa neta, es increíble como me quede enganchada desde el primer capitulo, expresas increíblemente bien las emociones, tanto así que me hizo sufrir por algunos momentos jsjssjjs, te quedo bien hermosa😭
fersitap😴
te mamaste, ya llore😞
Ofelia Juarez
Ojalá todo salga bien ya que no sabemos asta donde allá yegado con ese rufián
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