Naomi es una excelente esposa y madre abnegada, pero tiene un secreto que nadie sabe. Un día comete un error y por accidente besa a un hombre que no es su marido. Esto le dará un cambio al rumbo de su vida. ¿Qué será de Naomi? Los invito a descubrirlo.
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Capítulo Veintitres
Esa noche Anselmo no pegó un ojo. La idea de su exmujer en los brazos de otro hombre lo carcomía. Miró a su nueva y bella esposa durmiendo a su lado. Era perfecta, físicamente y en la cama. Pero no se comparaba con Naomi. No sabía atenderlo, incluso esa noche. Tuvo que terminar de curar sus heridas él mismo, porque ella no sabía hacerlo. Hasta se fue a dormir antes que él. Si hubiera sido Naomi lo habría cuidado y atendido con diligencia y devoción. No sabía cocinar, no tenía el gusto refinado y exquisito de su exesposa la decoración de su cuarto parecía la de un motel barato. Toda su casa destilaba ordinariez. La amaba, pero debía reconocer que no le llegaba ni a los talones a su exesposa.
Esa noche decidió que haría todo por impedir que su Naomi terminara en brazos de un pobretón insignificante como Rodrigo Solís.
Mientras que a Anselmo no lo dejaba dormir su machismo. Rodrigo disfrutaba de la compañía de su hijo y su exesposa.
_ ¡Gané otra vez! - gritó el niño, levantando los brazos hacia arriba en señal de victoria.
_ No es posible. ¿Qué clase de magia haces? O ¿Haces trampa? - exageró.
_ No, para nada. Simplemente soy el campeón de los juegos de mesa.
Naomi reía divertida y feliz. Le encantaba oír tan contento a su hijo.
_ Debemos buscar un juego que mamá pueda jugar con nosotros.
_ No hace falta, hijito. Me divierto oyendo como pierde Julio - se rio burlona. El hombre le pellizcó el cachete y ella hizo un gesto de dolor. El niño notó que su madre y Julio sonreían mucho juntos.
_ La próxima vez traeré unas cartas que vi el otro día en una librería. Eran para invidentes ¿Saben jugar a las cartas?
_ Claro que sabemos solíamos jugar con la abuela ¿Verdad mamá?
_ Bien, las traeré entonces. Y tal vez traiga a una compañera. Claro sí me lo permite tu madre. Se muere por conocer tu casa - se dirigió a Naomi.
_ !Bella! Por supuesto que sí. Puedes traerla cuando quieras.
_ ¿Ella es tu hija? ¿Cuántos años tiene? ¿Querrá ser mi amiga? - Preguntó el pequeño extremadamente emocionado.
_ Wow, wow ¡Cálmate!. Ya la conocerás y sabrás sí quiere ser tu amiga. Tiene doce años y no es mi hija, es mi hermana pequeña.
_ Tú estás viejo. Tu madre debe ser una anciana ¿Cómo puede ser que tu hermana sea tan pequeña?
_ ¡Pablo! ¡Por Dios! ¿Cómo dices algo así? - Rodrigo no pudo aguantarse la risa y se carcajeó, terminó tosiendo. El dolor no le permitió reírse más.
_ De hecho, ella no es hija de mi madre. Ella era hija de una novia de mi padre, que falleció cuando la dio a luz.
_ ¡¿De su amante?! - exclamó el niño. Su madre le dio un golpe por indiscreto.
_ Sí, exactamente.
_ No lo sabía. Jamás lo habría imaginado. Tu madre es tan atenta y amorosa con ella y Bella, la idolatra.
_ Sí, así es - hizo una mueca y miró a Pablo - No se lo digas. Ella lo sabe, pero no quiero que sepa que se los conté.
_ Por supuesto que no diré nada. No quiero arruinar nuestra amistad antes de que empiece.
A su madre le causó gracia su inocente ocurrencia.
_ Bueno, será mejor que me vaya a dormir - se puso de pie - Ya es tarde y tú tienes escuela mañana y yo debo trabajar. Nos vemos mañana - se inclinó y le dio un abrazo al niño. De Naomi se despidió con un beso lento en la mejilla. La mujer se ruborizó un poco.
Estaba leyendo un libro cuando golpearon la puerta. Fue abrir intrigado.
_ ¡Pablo! ¿Qué haces aquí a esta hora? Lo tomó por el hombro y se apresuró a meterlo.
_ Es que no podía dormir y como mamá ya se quedó dormida me aburrí.
_ Bien, pero solo un momento. Tu madre se asustará si despierta y no te encuentra.
_ Está bien. Solo un rato - se sentó a su lado y este le sirvió un poco de té que tenía en un termo.
_ Bebe esto. Te ayudará a dormir. Y dime ¿Por qué no puedes dormir?
El niño pensó por un momento, antes de contestar.
_ Me preocupa que mi papá. Vuelva a molestar a mi mamá.
_ Eso no pasará, no te preocupes. No creo que vuelva hacer lo que hizo hoy. No debes pensar en eso. Deja que los adultos resuelvan.
_ ¿Estás enamorado de mi mamá? - lo tomó por sorpresa, bebió un sorbo de su té antes de responder.
_ Eso, ¿te molesta?
_ No. Creo que mi mamá lo está de ti ¿La amas?
_ Sí, muchísimo. Pero no pasará nada entre tu madre y yo.
_ ¿Por qué? Mi mamá es muy linda y buena.
_ Sí lo es, pero hay cosas que los niños pequeños como tú, no entenderían.
_ Yo te doy mi permiso. Creo que serías un buen esposo para mi mamá y un buen padrastro para mí. Hasta quizá pueda tener hermanos.
El hombre rio y le revolvió el cabello para luego besar su cabeza.
_ Vamos te llevaré arriba. Ya has dejado mucho tiempo sola a tu madre - lo alzó en brazos y se lo llevó. El niño se abrazó a él. Cuando llegó arriba se dio cuenta de que se había quedado dormido.
Fue hasta el cuarto de Naomi. Ella dormía plácidamente, parecía un ángel. Depositó al niño junto a ella le dio un beso en la frente a cada uno y salió del cuarto.