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Dos Dimensiones

Dos Dimensiones

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Dejar escapar al amor / Juego del gato y el ratón / Amor-odio
Popularitas:3k
Nilai: 5
nombre de autor: Miguel Antonio Alba La O.

La juventud es la etapa de nuestros mayores miedos, pero también de nuestros más escandalosos amores.
¡Ven y acompañame en esta historia donde la religión y el amor hacen estragos!

NovelToon tiene autorización de Miguel Antonio Alba La O. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Domingo en la mañana

Daniela se vistió con su mejor ropa para ese día especial.

Los domingos eran esa parte esencial de la semana en los que alejaban el estudio y el esfuerzo de las clases y se dedicaban enteramente al Creador. Ella y todos los demás.

Por su parte: oraba, ayunaba y leía la palabra durante los otros días también, pero ese día…

El día dedicado para adorar a Jesús…

Sus padres dirían que amaba más el domingo que a ellos. Todo el trayecto se dedicó a hablar de los planes que tenía con Dios. Estaba enamorada enteramente de su Salvador. Ya no quedaba nada que le recordara a ese incidente de primaria.

De repente paró de caminar cuando se acercaba ya a las rejas de la iglesia. Lesder estaba allí recostado en la pared de la entrada con la mirada perdida. Daniela oró para que no le viera. Por primera vez la princesa de hielo retrocedía ante el tempestuoso caballo del viento.

Pero él movió la cabeza y al verla, la mirada que le dedicó fue como si la estuviera esperando tan solo a ella y a nadie más.

Daniela, ¿conoces a este chico? – le preguntó la madre intrigada al ver el miedo en los ojos de su hija.

Daniela obvió la pregunta de su madre, cerró los ojos un minuto para darse seguridad y siguió caminando. Al llegar cerca de Lesder le miró fijamente y con voz baja y puntillosa como una aguja le dijo:

-¿¡Quién seduce a quien!? – luego pasó por su lado hacia la iglesia como si nada hubiera pasado. Mientras que Lesder después de la sorpresa inicial y dejar pasar a la familia descargó una carcajada.

Lo había fusilado con sus mismas palabras.

Pensaba que vería miedo en sus ojos pero se sorprendió de solo ver incomodidad y enojo ¡Por lo menos eran emociones reales!

Pero no había terminado… quería divertirse más con ella.

Entró hacia donde ella embriagado por el desafío de hacerla entender que la amistad era un concepto para los débiles. Cuando él había fallado nadie lo salvó mientras se moría de la vergüenza. Todos menos Rafael, pero incluso esa persona era propensa a decepcionarlo algún día.

Lesder estaba confuso. Todo lo que había sucedido en los días siguientes: el encuentro con ella, la profecía, el reencuentro en la escuela…

Daniela estaba huyendo. Se encontró escapando del culto, solo para no encontrase con él. Le encantaban los niños, así que le pidió permiso a Yadira la líder del Ministerio Infantil y puso la excusa de que venía a divertirse con los pequeñajos.

No podía con la situación ¡qué irónico!

Muchas veces aconsejaba a los demás, pero ahora se hallaba en un mar de aflicción que le recordaba la niña que un día fue. La antigua niña que confiaba en todos y en todo.

Los únicos que conocían su sonrisa eran sus íntimos amigos, sus padres y por supuesto Dios. No lo dejaría entrar hasta ella. Era suficiente con la amenaza que le había dedicado para saber que él era peligroso. Las personas como él, se acercaban lentamente y luego sin esperarlo te enterraban el puñal.

El puñal denominado falsedad era como una espina en la carne y para el agredido contenía el veneno de la raíz de amargura. A su vez la raíz de amargura contamina el corazón, privándolo de todo amor y de toda cosa buena o dichosa. Hasta el punto que el agresor llega a ser el receptor de un profundo odio.

En cierta manera es como un ciclo de nunca acabar. Solo hasta que el perdón mutuo alcance a las dos vidas. Mientras eso no pase serán amigos de apariencia, pero por detrás se sienten un odio que le carcome los huesos.

Por eso Jesús estableció lo de amar al prójimo como a ti mismo. En la Biblia está registrada la palabra amor infinidad de veces al igual que el vocablo perdón.

Ahí tenía las razones suficientes para no confiar en ese chico. Pero por extraño que pareciera su apariencia, su risa y todo lo que era, su personalidad no denotaba a una persona falsa sino a una traicionada….

¡Como ella!

Aquel día en el balcón de la iglesia cuando le encontró por designio de Dios, no supo cómo reaccionar cuando notó el dolor en sus ojos y a la vez una agobiante confusión. Era como ella en algunos aspectos. Era doloroso reconocerlo y por eso tenía que alejarse de él.

Daniela no había sanado completamente y sí Lesder chocaba contra ella sería peligroso. Porque otra herida donde estaba la cicatriz no era lo que ella necesitaba.

Se entretuvo cargando a un niño de hermosos ojos verdes. Pero su mente la obligó a recordar ese día en la cancha de la escuela primaria:

Hace cinco años atrás:

……

Cuando por lo que pensaba ella, por mero capricho de niños, un niño de sexto grado le daba un beso en los labios. Para la chica fue algo nuevo y excitante. Pero pronto recibiría cartas de otros chicos con ideas de estar con ella. A pesar de que ella en esos tiempos era una niña, siempre fue una muchacha hermosa.

Poco a poco pasó a ser una de las chicas más populares de sexto grado. No conocía a Dios, su familia tampoco. Así que no tenía nada de malo ser la chica cool.

Pero el diablo sabe cómo aprovechar las situaciones y el vecino de al lado, un muchacho de secundaria comenzó a fijarse en ella. Se hizo amigo de la familia y un día estando a solas con Daniela la tocó alegando que era totalmente normal.

El ciclo de acosador y víctima se repetía semanalmente, hasta que sus mismos padres descubrieron la verdad.

Acusaron al muchacho, pero era menor de edad, así que solo bastó con enviarlo a menores. Posteriormente en ese lugar atacó a otro con una navaja y fue llevado a un centro mental. En ese mismo instante las dos familias se enemistaron, pues a los ojos de los padres del muchacho su hijo era inocente.

Cuando los padres de Daniela le preguntaron porque no había hablado, ella respondió con los ojos llorosos.

-¡Me dijo que se lo diría a todos! – sollozó la niña con la cara roja de la pena – ¡que fuera una chica buena!

La madre la arropó en sus brazos y apretándola rompió a llorar. Su padre también incapaz de detener su rabia las abrazó a las dos.

Así, no dispuestos a pelear más con la familia del muchacho abusador, pero sabiendo que sufría su castigo. Todos comenzaron una vida nueva lejos de todo lo viejo. Tomaron todas sus cosas y se mudaron a un nuevo lugar.

No fue suficiente. Daniela comenzó a escuchar voces y a tener pesadillas cada vez más terribles. Su madre incapaz de verla sufrir la llevó con el doctor pero ella no respondió al tratamiento psicológico.

Solo un día cuando un hombre de Dios fue a su casa ella prestó atención.

Vino con un muchacho que la invitó a jugar de hermosos ojos grises. Ella se negó pero el niño insistía y pronto se dio cuenta que él no quería besarla como los otros muchachos, ni tampoco le hacía cosas raras.

Aquel niño solo quería jugar.

Por semanas, el hombre extraño y el chico alegre fueron a visitarla.

Su sonrisa fue contagiosa y ella también comenzó a reír. Una carcajada salió de lo profundo de su pecho. Luego de un tiempo no soñaba cosas malas, sino con unos bonitos ojos color plata que le habían enseñado que todavía había algo que salvar.

Así las visitas se convirtieron en el sello de una amistad entre familias. De una forma u otra conoció a Elizabeth.

Unos meses después sus padres aceptaban a Cristo y ella se hallaba completamente curada por las oraciones y las visitas de sus hermanos.

Sus dos hermanos…

Al entrar a secundaria ya estaba en otro nivel. Dios la sanó, la restauró, le dio a entender cosas que otros nunca hubieron entendido.

Pues Dios, es experto en hacer cosas grandes de pequeñas explicaciones y milagros extraordinarios de personas maltratadas.

Daniela volvió al presente cuando sintió que el niño acariciaba su rostro y le daba un casto beso en la mejilla.

-Eres muy bonita – le dijo el niño - ¿Cuándo sea grande, te casarás conmigo?

Ella le iba a responder pero la respuesta la dio otra persona. Alguien le arrebató el niño de sus brazos. Cuando ella se dio la vuelta Lesder alzaba al renacuajo haciéndole pucheros en el estómago. El niño reía a más no poder.

-¿¡No eres aún muy joven!? – Le dijo al pequeño con una sonrisa – con ella me casaré yo en un mañana.

Yadira que observaba desde lejos fue a buscar al pequeño David y a saludar al recién llegado.

-Jamás creí volver a verte por aquí – le dijo la maestra a Lesder – ¿algo nuevo para contarme?

-No desde que me fui… – señaló a Daniela - ¿¡fue tu alumna!?

Yadira miró a Daniela y notó que ella rogaba con los ojos que dijera que no. Pero de una manera u otra ella no podía mentir.

¡Por Dios! como les iba a enseñar a los niños que el pecado era malo si mentía.

-¡Una de las mejores! – Sonrió la maestra – toda una campeona en los concursos preadolescentes contra otras iglesias

Daniela puso una mano sobre su rostro. La vergüenza se la estaba comiendo. Gracias a Dios que el tiempo de alabanza para niños comenzaría y Yadira se retiró a arreglar las cosas necesarias.

-Así que lo dejamos donde me caso contigo – dijo Lesder divertido – seguro te mueres por eso, ¿verdad?

Daniela puso una mano sobre su frente y la puso también en la de Lesder. Ese simple movimiento despertó algo en el muchacho que carraspeó y se acercó más a ella.

-Tienes un poco de fogaje ¿quieres un poco de agua fría? – dijo ella con sarcasmo

Lesder le tomó la mano y depositó un provocativo beso allí.

-Suficiente hielo tengo de este lado – sonrió con picardía – por favor, refréscame

Ella retiró la mano rehuyendo de su toque. Miró a sus ojos y los encontró divertidos. Se estaba divirtiendo a costa de su vergüenza.

¿¡Será en verdad sinvergüenza!?

De una cosa estaba segura, no cedería ante sus amenazas. Podía contar lo que quisiera ella no perdía nada ante sus amigos. Se armó de valor y se dirigió a él. Su mirada como en la escuela proyectó un gran iceberg.

-Puedes contar a mis amigos lo que quieras, ellos no me traicionarán y aún si lo hicieran me queda un as bajo la manga –

Lesder se interesaba más por ella. Cada momento que transcurría más quería conocer a la chica de su interior. No le interesaba su belleza a pesar de que no le faltaba.

-¡Ah sí! – Le provocó él con una sonrisa burlona – demuéstrame cuál es tu carta del triunfo.

-¡Me parece que te olvidas de Dios! – Dijo ella notando su desconcierto y riendo por dentro - ¿te olvidas de quien está a mi lado?

-¡Dios!... ¿¡en serio!? – Dijo él con una carcajada – ¡No me hagas reír por favor!

-Ten cuidado, aquí hay niños que tienen la fe más grande que tú mil veces – le recriminó Daniela

Lesder la fulminó con la mirada y luego la miró con un fuego abrumador.

-¡Si tan solo supieras!… - la mención de esa frase envolvió el aire en tensión

-¿Si tan solo supiera? … - titubeó Daniela sintiéndose acorralada

Lesder se acercó a ella más anhelando tener su valor y frialdad por un segundo. Pero Daniela se alejó dos pasos.

-Lo que tengas que decirme, dímelo a distancia – le dijo ella congelándolo – no hay razón para tanta cercanía

El chico vio la muralla china levantada así que insistió. Trataría de hallar su sonrisa. Quería ver más allá. Sabía que sonaba infantil, pero por una vez quería dejar de ser egoísta. Su propósito en un principio era desacreditarla, pero ahora su meta era que ella se riera con él.

Viento y Hielo. Una combinación un poco bromista pensó él. Hay que ver que de cosas raritas une el Señor. De verdad que él es experto en hacer de las vidas una comedia romántica.

-Quiero que mires a ese niño – Lesder señaló a un niño que cantaba junto a una de las muchas maestras - ¿Qué ves en él?

Daniela pensó la situación. Luego habló sabiamente.

-Veo un niño que quiere la atención de los demás. Está falta de cariño o puede que no. Canta con la maestra así que posiblemente le guste la música.

Lesder la miró mientras ella continuaba admirando al niño. Cuando ella volteó la vista se encontró con los ojos del chico: almendra tierna y acaramelada. Se sorprendió de la capacidad de él para siempre ser tan legible. Le había dicho del niño para que llegara a él de una forma u otra.

-¿¡Quién eres verdaderamente!? – Preguntó ella intrigada – No eres alguien simple o un vulgar, me lo dice todo tu manera de hablar y tus estrategias para intentar hacerme daño. Además conoces a Yadira de algún lugar….

Él le dedicó una sonrisa antes de decirle con certeza:

-¡Pronto lo sabrás! – Se quedaron sosteniendo la mirada - ¡Pronto lo sabrás!

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