Un hombre que es muy poderoso y dueño de todo un imperio tendrá que lidiar con una mujer que al principio le parecía la espía o enemiga sin saber que pronto se enamoraría de ella.
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Capítulo 13: En Busca de Víctor
El amanecer trajo consigo un aire de expectación y tensión en la mansión Calderón. Isabella, Valeria y Mateo se preparaban para la misión crucial: capturar a Víctor, el hombre que podría tener la clave para desentrañar la identidad de "El Jefe".
Alejandro reunió a su equipo en el salón principal para una última reunión antes de partir. "Esta es una operación delicada," dijo, su voz firme pero calmada. "Necesitamos capturar a Víctor vivo y obtener toda la información posible. No podemos permitir que escape ni que se alerte de nuestra presencia."
Isabella, Valeria y Mateo asintieron, comprendiendo la gravedad de la situación. "Nos moveremos con sigilo," afirmó Isabella. "Y estaremos listos para cualquier eventualidad."
El edificio abandonado cerca del río tenía una apariencia sombría y desolada, una fachada que ocultaba los oscuros secretos que seguramente albergaba en su interior. Isabella, Valeria, Mateo y un pequeño grupo de hombres de confianza se acercaron al lugar con cautela, moviéndose como sombras entre los escombros y la vegetación descuidada.
"Recuerden, necesitamos capturarlo vivo," susurró Valeria, su mirada fija en la entrada del edificio. "Un movimiento en falso y podríamos perder nuestra única oportunidad."
Isabella asintió y señaló a Mateo para que cubriera la entrada trasera. "Vamos a dividirnos," dijo. "Mateo, tú y tu equipo asegurarán la salida trasera. Valeria y yo entraremos por la parte delantera."
El equipo se movió con precisión y coordinación. Isabella y Valeria avanzaron hacia la entrada principal, sus armas listas, mientras Mateo y su grupo se desplazaban hacia la parte trasera del edificio, asegurándose de que no hubiera escape posible.
Dentro del edificio, la oscuridad y el silencio eran opresivos. Isabella y Valeria se movían con cautela, sus pasos resonando suavemente en los pisos de madera podrida. Sabían que Víctor podía estar en cualquier lugar, y cada esquina representaba una posible amenaza.
Al doblar un pasillo, escucharon voces apagadas proveniente de una de las habitaciones al final del corredor. Isabella señaló a Valeria para que se acercara a la puerta mientras ella cubría su espalda. Valeria avanzó silenciosamente, escuchando con atención.
"Tenemos que movernos pronto," decía una voz masculina. "El Jefe no esperará mucho más."
Isabella intercambió una mirada con Valeria y asintió. Era el momento. Con un movimiento rápido, Valeria abrió la puerta de golpe y entraron en la habitación, sorprendiendo a Víctor y a dos de sus hombres.
"¡Alto!" gritó Isabella, apuntando su arma. "Víctor, no intentes nada. Solo queremos hablar."
Víctor levantó las manos lentamente, sus ojos llenos de desafío. "¿Hablar? ¿O matarme?"
"Hablar," respondió Valeria con firmeza. "Sabemos que tienes información sobre 'El Jefe'. La queremos."
Víctor esbozó una sonrisa torcida. "¿Y qué me hace pensar que no me matarán después?"
Isabella dio un paso adelante. "Porque si cooperas, te protegeremos. Si no lo haces, te entregaremos a tus enemigos. Tú eliges."
Víctor los estudió por un momento antes de asentir lentamente. "Muy bien. Hablaré. Pero necesito garantías."
"Las tendrás," aseguró Valeria. "Ahora, dinos lo que sabes."
De regreso en la mansión, Víctor fue llevado a una habitación segura donde podría ser interrogado en privado. Alejandro, Isabella, Valeria y Mateo se reunieron alrededor de él, listos para obtener las respuestas que tanto necesitaban.
"Empieza desde el principio," ordenó Alejandro. "¿Quién es 'El Jefe' y cuál es su plan?"
Víctor suspiró y comenzó a hablar. "No sé su verdadera identidad. Siempre se comunica a través de intermediarios y nunca revela mucho sobre sí mismo. Pero sé que tiene conexiones en las altas esferas del poder y muchos recursos a su disposición."
"¿Y su plan?" preguntó Valeria.
"Quiere consolidar su poder y eliminar a todos los que considera una amenaza," explicó Víctor. "Ricardo era solo una pieza en su juego. Si él ha caído, 'El Jefe' buscará otra manera de lograr sus objetivos. Está planeando algo grande, algo que cambiará el equilibrio de poder en la ciudad."
"Necesitamos más que eso," insistió Isabella. "¿Dónde podemos encontrar a sus intermediarios? ¿Cómo podemos rastrearlo?"
Víctor dudó, pero finalmente habló. "Hay un lugar, un viejo casino en la parte sur de la ciudad. Es uno de los pocos lugares donde 'El Jefe' se ha reunido con sus aliados. Si quieren encontrarlo, ese sería un buen lugar para empezar."
Alejandro asintió, comprendiendo la importancia de la información. "Gracias, Víctor. Te mantendremos a salvo, pero necesitarás quedarte aquí bajo nuestra protección hasta que todo esto termine."
Víctor asintió, aceptando su destino. "Lo entiendo. Solo espero que puedan detenerlo."
La noche siguiente, Isabella, Valeria, Mateo y un grupo de hombres de confianza se dirigieron al viejo casino en la parte sur de la ciudad. Sabían que la misión sería peligrosa, pero también que era su mejor oportunidad para obtener la información que necesitaban.
El casino, abandonado y en ruinas, emanaba una sensación de decadencia y peligro. Se acercaron con cautela, observando cualquier señal de actividad. Las sombras y el silencio eran opresivos, pero sabían que no podían permitirse errores.
"Recuerden, buscamos información y cualquier indicio de 'El Jefe'," susurró Alejandro. "No podemos permitir que nadie escape."
Se movieron en grupos pequeños, avanzando por el interior del casino en ruinas. Isabella y Valeria lideraban el grupo, sus sentidos alerta a cualquier movimiento. Mateo y su equipo cubrían la retaguardia, asegurándose de que no hubiera sorpresas.
Al doblar una esquina, encontraron una habitación que parecía haber sido utilizada recientemente. Documentos y equipos estaban esparcidos por el lugar, y un mapa de la ciudad colgaba de la pared, marcado con varios puntos de interés.
Isabella se acercó al mapa, estudiando las marcas. "Estos son lugares clave," murmuró. "Podrían ser puntos de reunión o escondites."
Valeria encontró una carpeta en una mesa cercana y la abrió, revelando una serie de documentos detallados. "Aquí hay nombres y fechas. Podríamos estar cerca de descubrir su red."
De repente, escucharon un ruido detrás de ellos. Se giraron rápidamente, armas en mano, y vieron a un hombre tratando de escapar por una puerta trasera. Mateo lo interceptó y lo detuvo antes de que pudiera huir.
"¿Quién eres y qué haces aquí?" exigió Mateo.
El hombre, temblando de miedo, levantó las manos. "Trabajo para 'El Jefe'. Solo soy un mensajero. ¡Por favor, no me maten!"
Isabella se acercó, su mirada dura. "Dinos todo lo que sabes. ¿Dónde está 'El Jefe' y cuál es su próximo movimiento?"
El mensajero, con los ojos llenos de pánico, comenzó a hablar rápidamente. "No sé dónde está exactamente, pero sé que está planeando un ataque grande. Algo que desestabilizará a todas las organizaciones en la ciudad. Habrá una reunión en dos días para discutir los detalles. Es todo lo que sé, lo juro."
Isabella intercambió una mirada con Valeria y Mateo. "Esto es crucial," dijo. "Debemos prepararnos para esa reunión y detenerlos antes de que puedan actuar."
De regreso en la mansión, informaron a Alejandro sobre lo que habían descubierto. "Tenemos dos días," dijo Alejandro, su voz llena de determinación. "Necesitamos estar listos para cualquier cosa. Este es nuestro momento para detener a 'El Jefe' de una vez por todas."
Isabella, Valeria y Mateo asintieron, sabiendo que la batalla final estaba cerca. Con cada paso, se acercaban más a desentrañar la red de poder y traición que había amenazado sus vidas y su organización. Y estaban decididos a salir victoriosos.
Esa noche, mientras la mansión se llenaba de la calma antes de la tormenta, Isabella reflexionó sobre todo lo que habían logrado y los desafíos que aún enfrentaban. Sabía que estaban en un juego de poder y traición mucho más complejo de lo que habían imaginado. Pero también sabía que no podían rendirse.
Se prometió a sí misma que seguiría luchando, que seguiría siendo fuerte y astuta. Porque en este juego de poder y traición, solo los más fuertes sobrevivían. Y ella estaba decidida a ser una de ellos.