La Esposa Del Archiduque

—Coronel, vaya a su casa y pronto le informaré sobre sus tareas trabajando para mi, pero queda terminantemente prohibido volver a pisar el territorio del archiducado— le dijo, pues su actuar, solo fue para llevarle la contraria a su esposo, aunque jamás imaginó, todo lo que esto ocasionaría.

Enseguida, pidió que la llevaran a dónde se encontraba el archiduque, ya que Kiara hizo lo que le pidieron, ocasionando así que Carl cayera del caballo. Afortunadamente no se lastimó mucho, no obstante, aquella caída, lo dejó desmayado e inconsciente.

Cuando Valien llegó, pudo ver a su esposo, tirado en el suelo, en ese momento, sintió algo diferente, un sentimiento que jamás había experimentado, la preocupación se apoderó verdaderamente de ella y corrió para ver cómo se encontraba.

La caída no fue muy fuerte, aunque si causó ligeros raspones en el cuerpo del archiduque. Valien pidió a sus hombres que lo subieran al carruaje y enseguida regresaron a la mansión.

Valien, estuvo cuidando todo el día de su esposo, así que no hizo nada en el resto de el.. Cuando ya era noche, por fin logró despertar el archiduque, sorprendiéndose de ver a su lado a Valien.

—¿Qué haces aquí?, debiste haberte ido con tu coronel, tan segura estabas de que lo querías a tu lado— reclamó

—Me quedé en el lugar que me corresponde, soy tu esposa y mi deber es cuidar de ti— sin ningún tipo de reacción negativa, contestó

—No quiero verte, debes irte de aquí. Valien Daher, heroína del imperio Krator. Nadie se equivocó cuando te dijeron que soy un monstruo, que soy muy viejo para ti, que mereces algo mejor, debiste haber aceptado ser la princesa heredera. Hoy entendí que no podré convivir con alguien más que no sea la gente que ha vivido aquí desde siempre, por eso te pido que te vayas, puedes recoger tus cosas y salir de esta mansión, hagamos de cuenta que nunca nos conocimos y vive feliz, olvida que yo siquiera existo— se levantó de la cama y entró al baño, al parecer por su expresión, quería estar solo.

—Antes de que haga eso, quiero hablar sobre algo. ¿Podrías al menos escucharme?— se acercó a la puerta y le habló a través de ella.

Pasaron unos minutos para que Carl saliera, claro que Valien aún seguía esperando afuera, quería entender porque Carl actuaba así, si bien algunas cosas habían cambiado con respecto a lo que se decía en la novela, no esperaba que todo fuera tan diferente, sin embargo tomando en cuenta algunas cosas que sucedieron anteriormente sin su intervención, sabía que muchas cosas más, pasarían de forma diferente.

—¿Qué quieres saber?, tengo trabajo que hacer, habla y que sea rápido— su aspecto serio y varonil, aún seguían impactando a la rubia frente a él.

—¿Por qué?, me refiero a ¿por qué eres así?. No te has dado la oportunidad de conocerme y ya me estás corriendo de este lugar, entiendo que puedas estar molesto por como te llevé la contraria frente al coronel y me disculpo por eso, pero no creo sea suficiente razón para que hagas esto— Valien podría soportar cualquier cosa, era una mujer con una gran autoestima y por supuesto podía lidiar con cualquier faceta que le presentara el archiduque, no obstante, necesitaba saber la razón de su actuar.

—Porque me estás quitando lo único que es mío, el único lugar donde yo puedo tener el control. ¿Acaso no te has preguntado por qué me dicen monstruo?, ¿por qué vivo aquí encerrado?, ¿por qué solo puedo visitar al emperador una vez al mes?. Dices quererme, pero en realidad no sabes nada de mi, somos completos desconocidos, no intentes minimizar las cosas— aquel rostro que demostraba poder y virilidad, se había marchitado con aquel cuestionamiento.

—¡Si!, tienes toda la razón. No se nada de ti, no te conozco, no se quién eres, pero para eso tenemos tiempo, solo hace falta que quieras hacerlo. Sobre las preguntas, claro que me las he hecho, aún así, quiero que sepas, jamás me dejaría llevar por lo que diga la gente, si tanto quieres que sepa las cosas, cuéntamelo todo, estoy aquí para escucharte—

Al final de cuentas, si de alguna forma se había enamorado de un personaje ficticio creado por un escritor, ahora lo único que quería, era llegar a conocer al hombre que tenía a su lado. Sabía por cosas que le había contado su espíritu que era una persona buena, entonces no estaba entendiendo porque no era tan bueno con ella.

—Te contaré la más triste y amarga historia que puedas escuchar en tu vida— se sentó en el sofá y se acomodó para iniciar su historia. Valien lo siguió y se sentó a su lado, poniendo completa atención a lo que vendría.

—No recuerdo nada antes de cumplir los diez años, que fue a la edad que me trajeron aquí. Nunca conocí a mi madre y mi padre me odió siempre, tampoco tuve la oportunidad de convivir con mi hermano, el actual emperador. Cuando me enviaron aquí, viví solo con dos sirvientes durante tres meses; pasado ese tiempo, a mi padre se le ocurrió la brillante idea de enviar a cinco personas, éstos eran soldados, todos de su confianza, para que me ayudaran a aprender muchas cosas. Entre esos soldados estaba el actual Coronel del imperio, como podrás imaginarte si mi padre me odiaba, su único propósito era que sus subordinados me hicieran sufrir y así fue hasta cumplir los 18 años, esos cinco hombres estuvieron prácticamente torturándome cada día, me decían que me merecía todas las golpizas que me daban, los días que me dejaban sin comer me los merecía porque yo le había hecho daño a la persona que mi padre más amaba. Cuando me puse a pensar en esto, supe que tuve que ver en la muerte de mi madre, no sé cómo ni por qué y quizás por esa misma razón no tengo recuerdos de antes de cumplir los 10 años, en los libros leí que había magas capaces de borrar recuerdos y asumí que mi padre pagó mucho dinero para que eso sucediera conmigo. Tuve una vida peor que la de un esclavo, no conozco buenos sentimientos, quizás tuve la necesidad de conocerlos, de sentirlos, pero nadie vino y quiso ayudarme, creí que todo acabaría cuando mi hermano tomó el poder y se convirtió en emperador, aunque mi sorpresa fue que solo vino a recordarme que no tenía ningún derecho, me dio el título de archiduque pero aún así yo estaba en sus manos, a mis 18 años era un hombre temeroso, desconfiado y suicida; lo había intentado tantas veces pero ninguna funcionó, algo dentro de mi no me dejó morir, así que me di por vencido. A cambio de obedecerle, el actual emperador me prometió que se llevaría a aquellos hombres que me habían dañado tanto y yo acepté, por eso desde hace 18 años solo recibo órdenes del emperador, hago lo que él me dice y no discuto, he aprendido a sobrellevar las cosas, pero luego bienes tu e intentas quitarme lo único que siento mío, no lo puedo dejar pasar—

La historia era desgarradora, simplemente Valien no podía creer por todo el sufrimiento que estuvo pasando su esposo. Sintió rabia y dolor, pero sobretodo, unas inmensas ganas de vengarse, aunque primero tendría que averiguar la verdad.