Gabriel Patel y Xavier Hudson son como hermanos desde siempre y cuando ambos hicieron una familia quisieron que sus hijos siguieran la misma línea.
Pero quizás esa no era una muy buena idea.
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Diecinueve
Julianna llegó al internado aquel mismo día, era un sitio bastante grande en el que habían chicos de todos lados de Inglaterra, y hasta de los Estados Unidos, y a ninguno de ellos le faltaba una abultada billetera familiar, y otra cosa tenían en común, la mayoría estaba allí porque sus parientes querían olvidarse de que existían.
Como le dijo a su padre se dedicaría a estudiar pues quería levantar sus calificaciones ¿Para qué? Pues no lo sabía, en estos momentos su vida no tenía un rumbo trazado, lo único que quería era salir del radar de todos y la mejor manera era convertirse en un ente que viajaba por los pasillos de aquel internado sin que ni siquiera supieran su nombre.
Axel la llamaba por lo menos dos veces en la semana, ese era su único contacto con la vida que había dejado atrás, hasta había cerrado sus redes sociales, no pensaba volver a usarlas y no le interesaba saber como habían seguido sin ella todos los que había dañado, aunque no dejó de esperar todo el tiempo a que un día su padre apareciera al menos para decir hola.
Terminó ese curso con las calificaciones que esperaba, estudió día y noche pero logró ser incluso mejor de lo que era antes y alejada de todos.
Pasó sus vacaciones de verano allí en el internado, solamente salió unos días cuando su hermano vino a por ella para ir a una villa que había alquilado para estar juntos y escondidos del resto del mundo como ella le pidió, Axel a sus veinte años se había convertido en un hermoso espécimen que hacía que todos lo miraran al pasar sin contar que era un universitario que ya llevaba varios negocios de la familia de manera satisfactoria y una mujer a su alrededor suyo daría noticias.
El nuevo curso comenzó y un mes después sería el cumpleaños dieciocho de Julianna, eso la convertiría en mayor de edad, podría acceder al dinero de su madre y por consiguiente ser independiente.
- Feliz cumpleaños hermanita.- escuchó la voz de su hermano al entrar en su habitación del internado después de clases y dio un brinco por la sorpresa, pero rápidamente saltó sobre él que la recibió con los brazos abiertos.
El chico dio varias vueltas con ella encima llenándola de besos, la extrañaba de verdad, seguía siendo su hermanita querida aunque los demás intentaran olvidar que nunca estuvo.
- ¿Qué se siente dejar de ser una niña?- se burló un poco de ella.
- Dejé de ser una niña hace un tiempo Axel.- le contestó con tristeza- Pero si lo que preguntas es como me siento al saber que a partir de ahora le importaré menos a todos, lo llevo bien, ya estoy acostumbrada.
- No digas eso Julianna, sabes que le interesas a todos, la tía Mariana ha querido comunicarse contigo cada día, no le he dado tu número porque no me lo permites.
- Si supiera lo que le hice a su hija sería una más de las que me odia.
- Su hija es una malcriada por no querer escucharte.
- No hables así de ella, sabes que tú eres su ídolo.
- Ya cambiemos a otro tema, no vine hasta aquí para discutir.
Axel dejando aquella conversación lo que no quería era ocultarle cosas a su hermana, en realidad él y Sabrina estaban juntos hacía ya un tiempo, pero estaban esperando que la chica cumpliera los dieciocho años para hacer pública su relación y había algo que lo hacía dudar, las únicas discusiones que habían tenido giraban en torno a Julianna pues la rubia no la perdonaba y él no quería escuchar como su hermana volvía a defender a la persona que seguía considerándola una traidora.
- Ya, está bien, se supone que hoy estoy feliz.- ella le sonrió y él hizo lo mismo- ¿Dime, te quedas hoy aquí en Oxford?
- Venía con la intención de cenar con una pelirroja que está muy buena, hace tiempo que no salgo con una y quiero sentir la envidia de los hombres cuando me vean entrar en un restaurante con un monumento del brazo.
- Eres un descarado, recuerda que soy tu hermana, pero voy a complacerte, espérame que me baño y nos vamos.
Axel se tiró sobre la cama de su hermana y ella entró al baño.
Esa noche fueron a un restaurante muy elegante, hacía mucho tiempo que Julianna no tenía una salida como aquella y menos con la única persona a la que todavía le importaba.
- ¿Cuando vas a empezar a tramitar lo de mi herencia?- le preguntó ella después de muchos temas que nada tuvieran que ver con sus vidas.
- En cuanto regrese.- le contestó.
- ¿Puedes hacerme un último préstamo antes de que use mi dinero?
Él la miró con burla.
- Ya sabía yo que habías aceptado muy rápido mi invitación. - ella levantó los hombros y le sonrió- ¿Qué quieres ahora?
- Que mañana me acompañes a ver un departamento, yo lo vi hace unos días y me encantó pero quisiera que tú le des el visto bueno, si me dices que está bien mañana mismo dejaré el hospedaje del internado y me convertiré en una más de las que viven afuera y allí van solamente a tomar las clases.
Axel dejó la vista fija en su hermana y soltó los cubiertos, ella se estaba convirtiendo en una adulta poco a poco aunque seguía pidiendo su presencia, eso le daba una idea de cuanto necesitaba todavía de la atención que ella misma había rechazado.
- Vamos a hacer algo, si veo que está bien de precio y que el lugar es seguro para ti te lo regalaré por tu cumpleaños.
- No Axel, yo voy a pagarlo. - se quejó.
- Ese será mi regalo y no hay discusión, no traje ninguno porque quería verte primero para darte algo que en verdad quisieras y ya ves, no tuve ni que preguntar.- ahora si Axel sonreía de verdad, había encontrado algo para regalar a su hermana- Vamos a hacer una cosa, te prestaré el dinero para un auto y ya quedas con el pack completo.
Ahora sonrieron los dos, y dieron por terminado el tema.