Santino es un hombre rico, que casi echa a la basura su matrimonio con el regreso de la tóxica ex novia ¿Podrá Santino salvar su matrimonio?
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Duelo
Santino y su padre hicieron público el fallecimiento de la señora Stella de Casiraghi. Motivo por lo que la compañía hará un alto a la producción por tres días.
Honorato Delgado hizo tregua al pleito y dio las condolencias a los Casiraghi.
- ¡Aló!
- ¿Nicola?
- ¿Honorato?
- Él habla. He recibido tu anuncio, lamento tanto lo que le sucedió a tu familia.
- Paola mató a mi esposa, el mayordomo y casi al guardaespaldas.
- ¡Qué mujer más loca! ¿Pusiste la denuncia?
- No hace falta.
- ¿Vas a dejar que quede impune la muerte de tu esposa, del empleado y del guardaespaldas?
- Santino ya se ocupó de ella. Ya no molestará más.
- Bueno, eso ya es un alivio ¿Podemos hacer una visita?
- Gracias. - de ese modo acepta la visita.
- Están pasando un momento muy difícil. Pienso hacer tregua a nuestros asuntos.
- Perdí a mi compañera de vida en un abrir y cerrar de ojos.
- Me imagino. Por la tarde estaremos haciendo una visita.
- Gracias por la consideración.
- Nos vemos en la tarde.
A las cuatro de la tarde, los Delgado estuvieron en casa de los Casiraghi incluso Raúl y sus padres estaban con ellos. Los dos jóvenes se dan un fuerte abrazo, Santino saludó a los padres de Raúl, aún los recuerda, sobre todo a la señora, quien venía va a traer la comida, cuando veía que Raúl tardaba en llegar a casa, es más, Santino fue invitado varias veces.
- Gracias, señora por venir.
- Lo lamento tanto, hijo. - dijo Nana
- Él es mi papá – lo presenta Raúl – estuvo en la graduación, quizás no te acuerdes de él.
- Recuerdo algo de la fiesta. Un gusto en volverlo a ver. - le da mano.
- Lo siento tanto. – el señor le da su abrazo.
- Gracias por venir.
Los suegros también dieron su saludo, dejaron de lado el pleito y se solidarizan con la terrible pérdida.
Belice se quedó fuera, estaba indecisa, pues no vaya a ser que Paola aparezca y haga un espectáculo en frente de todos sin guardar un poco de respeto por los difuntos. Pues, el cuerpo del mayordomo también está allí, los pocos familiares que quedan están dando el último adiós.
- Puedes entrar, Belice, no tengas miedo – le tiende su mano.
- Paola puede bajar en cualquier momento y hará escándalo.
-Ella no está aquí, y si estuviera te cuidaré.
-No confío en ti.
Jason está llegando, aún con el cuerpo adolorido y lleno de vendajes.
- Señora Casiraghi, un gusto en volverla a ver. – Jason saluda con cordialidad.
- Hola, ¡Jason! ¿Quién te hizo tanto daño?
El guardaespaldas quiere rascar la cabeza, pero se acuerda que está totalmente fajada por el corte.
- Fue un accidente por descuido, pero nada grave.
- Para mí no es accidente, eso es de alguien que quería matarte.
- Descuide, la bruja ya no está. Puede pasar con tranquilidad.
- Bueno, gracias por invitarme a entrar.
Belice entra, Santino no entiende como Jason si pudo convencer a su esposa para entrar y él siendo el esposo ¿no?, pero lo bueno es que ella entró en casa, Jason entró último. Don Nicola, al ver el ingreso de Belice, se le acerca y la abraza con cariño.
- Mi querida nuera, que felicidad volverte a ver, perdona nuestras faltas. En el nombre de mi difunta esposa y mi familia, queremos pedir disculpas por ese error.
- Pasado, pasado quedó. Yo vine porque ustedes están pasando un momento muy difícil.
- Gracias por venir. Ya nada es igual desde que fuiste por culpa de ese malentendido.
- En la vida hay que seguir caminando para no dejarse llevar por el recuerdo.
“¿Qué quiso decir Belice con esa frase? Don Nicola pausó un momento en su mente, ¿Santino y Belice no van a volver? ¿Se murió el amor? ¿No habrá perdón? ¿Belice dejó en el pasado a su esposo siendo aún casados?”- Estás preguntas pasan por la cabeza de don Nicola, eso amarga el corazón y lo entristece.
Santino se sienta al lado de Belice, intenta tomar su mano, pero ella la cierra y todos ven el rechazo de Belice hacia Santino. Éste baja la mirada, le duele ser rechazado en frente de todos, a Belice también le duele, pero es un esfuerzo que ella hace para dejar atrás el pasado. Ella aún no está convencida de que Paola ya no es una amenaza.
- Belice, necesito hablar contigo – Santino le habla con cariño – Me siento mal.
- No tenemos nada de qué hablar. - ella ni lo mira, sino que mantiene su mirada fija en un punto fijo hacía adelante.
- Me siento mal, necesito hablar.
- Dado que es una necesidad. Está bien, te escucho.
- Al estudio.
Tras un fuerte y pesado suspiro, Belice accede a las peticiones de Santino. La pareja se disculpó y se retiraron al estudio. Cuando Santino cierra la puerta, y pone seguro.
- ¿De qué quieres hablar Santino?
Él abraza fuertemente a su esposa y cede a las lágrimas.
- Belice, amor mío, estos días me has hecho falta. – se deja caer de rodillas, se aferra a la cintura – perdóname por el daño que te hice, quiero volver contigo. Paola ya no es una amenaza te lo aseguro.
A Belice le conmueve la actitud de Santino, pero no sus palabras. Ese hombre se ha arrodillado para pedir perdón. Ella quiere quitar las manos de Santino sobre su cuerpo y siente el anillo. Era la alianza matrimonial, Santino aún la lleva puesta.
- Santino, por favor, ponte de pie.
- No hasta que me perdones – se aferra más a ella.
- Santino, hemos firmado el acta de pre-divorcio.
- El divorcio no prosigue, fue observado.
Santino se levanta, seca sus lágrimas con tosquedad y busca en un cajón una carpeta, busca el papel y se lo presenta.
- Léelo.
Belice lee el papel.
- Es el, acuerdo de pre-divorcio.
Santino se arranca de las manos y lo haces pedazos.
- No hay divorcio. Tú eres mi esposa hasta tiempo indefinido.
Belice no podía respirar, su esposo rompió en muchos pedazos el acuerdo de pre-divorcio. Está petrificada, no se esperaba esa actitud. Santino quiere romper “el hechizo” con un tierno beso, con ella, quiere que su esposa recupere la función de sus cinco sentidos, pero él está en modo apasionado y pone en blanco la mente de Belice, y ella no es capaz de rechazar el encanto de Santino. Quiere olvidar a Santino, pero las hormonas del embarazo puede que no ayuden mucho.
- Ti amo, Belice. Tu sarai per sempre l’amore de la mia vita [ te amo, Belice. Tú serás por siempre el amor de mi vida]
- Santino, io ho bisogno tanto di te. Sensa te mi sono sentita molto fragile. [Santino, yo te necesito tanto. Sin ti me he sentido muy frágil].
- Non ti preocupare mai, io sono qui per te. [No te preocupes, estoy para ti].
-Santino.
- Belice.
Belice parece recuperar sus sentidos y aleja el cuerpo de su esposo.
- Basta Santino. - fue enérgica - No podemos volver, lo que fue ayer, queda en el ayer.
- Hagamos una nueva historia.
- Quiero salir de aquí.
- Está bien, tú mandas. – la voz de Santino está quebrada.
La pareja sale de la habitación, Santino está triste, Belice está pensativa, con la mirada perdida sus ojos divagan por el suelo cómo si buscara una brújula para orientar su camino.
Pasó el día, y hoy se llevan los cuerpos para enterrarlo. En el cementerio, el sacerdote hizo su discurso, dio la bendición y se fue, los familiares más cercanos serían los primeros, pero Santino jala a Belice.
- Yo no soy familiar cercano – le susurra.
- Eres mi esposa. Acompáñame.
Belice guardó silencio y acompaña a Santino para depositar las rosas blancas. El primero en hacerlo es don Nicola.
- ¡Que vacío, me dejas Stella! ¡Si supieras como duele tu partida! Llévame contigo.
Al tirar la rosa, se tira y cae sobre el féretro.
- ¡Papá! – Santino entró en pánico.
De inmediato los sepulteros sacan a don Nicola con la ayuda del guardaespaldas. Éste reclamaba.
- Déjenme ir. Stella no puede ir sola…
- ¡Papá, cálmate! - Santino quiere ayudar a su padre a sentarlo.
- Salva tu matrimonio idiota, que yo tengo el mío.
- ¡Papá, por favor!
- ¿Eres normal? ¿Te parece bien que deje sola a tu madre? Ella no puede estar sola.
- ¡Papá y ¿yo qué? ¿Acaso no cuento para ti?
Don Nicola es arrastrado unos metros para que no se vuelva a tirar.
- Stella – grito don Nicola – espérame, voy contigo.
- Nicola – interviene don Honorato – puedes comunicarte con ella a través de la oración.
- Papá, por favor. Intenta calmarte.
- ¡Vete a la mierda! – le grita con las fuerzas que le quedan – Salva tu matrimonio, imbécil.
- Debes calmarte, papá.
- Nunca he dejado a Stella, no lo pienso hacer, ella es delicada, déjenme ir.
Don Nicola estaba iracundo, Santino y el guardaespaldas batallaron para mantenerlo quieto. Cuanto más lo intenta Santino, más grosero se ponía el viejo, más gritaba. De manera repentina don Nicola entra en convulsión. Santino estaba pálido y asustado, llamó a emergencia para que ayuden a su padre. Belice se mantuvo callada, no sabía que hacer, la situación se complica para Santino.