Él necesitaba con urgencia una solución inmediata a su problema, ella estaba en el lugar y momento justos.
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Yo no dejaría escapar a esa mujer.
Al oir la voz de Matt, el hombre que la sujetaba la soltó rápidamente y observando a la muchacha se disculpó.
-Lo siento, no fue mi intención. Fue un accidente- le dijo él joven ¿Estás bien?- le preguntó con amabilidad.
Mía, aún aturdida, balbuceó un
-No hay problema. Si estoy bien, gracias - le dijo viendo como el hombre de ojos verdes abría los brazos para saludar a Matt.
-¡Matt, amigo!- exclamó el joven con euforia y divertido por la actitud seca de su amigo, al cual no veía desde hacía meses.
-Louis- saludó Matt sin intentar ocultar su enojo- ¿Qué haces aquí?- indagó.
-¿Qué? ¿ no puedo venir a visitar a mi amigo después de tantos meses de ausencia en el país?- preguntó Louis, un joven rubio, de ojos verdes y una sonrisa capaz de mojarle las bragas a cualquier mujer.
-¡Por supuesto que puedes!- exclamó con ironía Matt- lo que no puedes es andar toqueteando así a mi esposa- le reclamó.
Louis lo miró frunciendo el ceño, ignorando cuanto había cambiado la vida de su amigo en tan solo unos días.
El rostro de Matt estaba enrojecido de ira mientras recordaba la escena de las manos de su mejor amigo sosteniendo a Mía por la cintura en el ascensor.
-¿Qué estás haciendo aquí?- le preguntó a Mía,mientras en su voz podía distinguirse cierta hostilidad y molestia.
Mía se sintió cohibida por la actitud agresiva de Matt, pero se esforzó por mantener la compostura. -Solo vine a hablar contigo, Matt- respondió, tratando de sonar segura de sí misma.
Matt frunció el ceño, claramente escéptico.
-¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué?- indagó un poco más calmado
-Es sobre algo que quería preguntarte- respondió ella- pero como veo que estás muy ocupado, lo haré luego.
Matt la miró con incredulidad, pero pareció aceptar su respuesta. Aunque en su mente vagaba la intriga de que sería lo que ella quería hablar con él.
-Bien. Hablaremos de eso más tarde- le dijo en un tono más suave de voz.
Mía asintió, aliviada de que Matt pareciera dispuesto a dejar pasar el incidente del ascensor. -Por supuesto. No quiero interrumpirte. Estaré en el hospital con mi madre. Nos vemos luego, Matt- terminó diciendo y tras un asentimiento de cabeza regresó al ascensor.
Con eso, Mía se dio la vuelta y se alejó, sintiendo el alivio inundarla al dejar atrás la atmósfera tensa, pero dudando de sí sería buena su idea de pedirle ayuda a su esposo falso.
Después de que las puertas del ascensor se cerraron, Louis miró a Matt con sorpresa, evidentemente confundido por la actitud agresiva de su amigo.
-¿Desde cuándo tienes esposa?- preguntó, sin poder ocultar su asombro.
Matt suspiró, sintiéndose un poco más calmado ahora que Mía ya no se hallaba en el mismo espacio que ellos, y que los ojos de su amigo estaban fijos en él y no en la muchacha de cabello negro.
-Es una larga historia- respondió, antes de invitar a Louis a entrar en su oficina.
-Tengo todo el tiempo del mundo para oírte- le replicó su amigo, mientras caminaban al interior de la oficina.
Una vez dentro, Matt se dejó caer en su silla y comenzó a contarle a Louis sobre su ficticia boda con Mía.
-Resulta que necesitaba desesperadamente una esposa para que mi abuela y mi madre dejaran de insistir con eso de las citas- le explicó, Louis llevó una mano a su barbilla, escuchó atentamente, asimilando la información.
-Entonces, ¿todo eso de que ella es tu esposa era solo una farsa?- preguntó con curiosidad.
Matt asintió, sintiéndose un poco avergonzado por la situación, aunque le había confesado a su amigo lo de la boda, no se sentía preparado aún para contarle que él tenía intenciones de enamorar a Mía, porque la joven le gustaba mucho.
-Sí, solo una farsa- respondió con menos seguridad de la que suponía estaba expresando- Pero parece que las cosas se están complicando más de lo que esperaba- agregó.
Louis le dio una palmada reconfortante en el hombro.
-Bueno, al menos ahora entiendo por qué estabas tan molesto- comentó Louis- ¿Pero porque dices que las cosas se están complicando?- preguntó.
-Porque mi abuela quiere venir a quedarse con nosotros en la mansión, y Mía no vive conmigo- le explicó él joven empresario.
Después de escuchar la explicación de Matt sobre su matrimonio ficticio con Mía, Louis lo miró fijamente, percibiendo más de lo que su amigo estaba dispuesto a admitir. Con una sonrisa traviesa, decidió molestarlo un poco más.
-¿Y qué pasaría si Mía no acepta vivir contigo?- le preguntó Louis, disfrutando de la incomodidad que su pregunta causaba a Matt- ¿O si se enamora de alguien más mientras estén casados de mentira?
Matt frunció el ceño, sintiéndose desafiado por las posibilidades que su amigo planteaba. No había contemplado esas eventualidades y se encontraba sin respuesta.
Sin embargo, siendo conocedor del carácter bromista de Louis, Matt le advirtió con seriedad:
-No te atrevas a meterte con Mía, Louis. Es solo un arreglo de negocios y no quiero que las cosas se compliquen más de lo necesario.
Louis levantó las manos en señal de inocencia, aunque la sonrisa en su rostro dejaba claro que estaba disfrutando de la incomodidad de su amigo. -Tranquilo, amigo. Solo estaba curioseando, son posibilidades a futuro - respondió antes de añadir con un brillo travieso en los ojos- Pero déjame decirte, si esa mujer fuera mi esposa, yo no la dejaría ir jamás.
Matt se quedó sin palabras ante la declaración de su amigo, sin saber cómo responder a esa afirmación. Sabía que Louis estaba jugando, pero algo en sus palabras lo hizo reflexionar sobre las implicaciones de su matrimonio ficticio con Mía y sobre sus verdaderas intenciones para con ella. Ya que él quería que Mía fuera más que su esposa con la que se casó a primera vista, Matt quería a Mía a su lado por mucho tiempo, por toda la vida si era posible. Sin embargo, decidió apartar esos pensamientos por el momento y concentrarse en resolver la situación con su abuela.
Mientras tanto Mía llegaba al hospital, se dirigió a la habitación donde descansaba su madre, Ana le sonrió al verla y la muchacha se acercó a ella para recibir de su parte un beso en la frente. La joven se dejó envolver en un cálido abrazo por parte de su madre, mientras en su interior rogaba por una pronta salida a sus problemas económicos, para ella pedirle ayuda a Matt había quedado descartado.
Sin darse cuenta, Mía apoyó la cabeza sobre la cama y mientras su madre le acariciaba el cabello como cuando era una niña, ella se durmió.
Aquí la mujer a la cual el amigo de Matt no dejaría escapar...es decir, Mía.