¿Tu Eres Mi Esposa? Completa

...Elena: ...

Después del desayuno uno con Elliot el se marchó a su trabajo y yo subí a mi habitación a terminar los últimos detalles del proyecto para poder enviárselo.

Después de un par de horas termine y sonreí con satisfacción, era la primera ta vez que hacia algo tan grande y lo haré con el mismo amor y dedicación que mi madre me enseñó.

La puerta se abre de golpe y me saca de mis pensamientos.

— ¿Que estas haciendo aquí? — ¿Acaso está mujer no puede irse tranquila sin molestar?

— Tiene que ayudarme a que el señor Elliot me deje quedarme. — Exigió.

— Perdoname, pero no tengo ningún interés en que te quedes.

— Todo esto es culpa de usted.

— ¡¿Mía?! Discúlpame pero no soy yo quien quería meterse a la cama de un hombre casado.

— Tiene que ayudarme. — Volvió axigir.

— Lo siento pero no lo haré.

Me evaluó de arriba abajo.

— Me pregunto.— Hizo una pausa para ver sus uñas — ¿Que dirá el señor Elliot si alguien le dijera, que habla a escocndidas con el señor Franco, que el día que el señor Franco vino, ustedes hablaban muy de cerca y no solo eso, que en realidad usted no es su verdadera esposa.

Mis ojos iban a salirse de sus órbitas, mi impresión fue tan grande que las ganas de vomitar se hicieron presentes.

— Tu ¿ Lo sabes?

Me sonrió maliciosa. — Siempre lo he sabido.

— Pero ¿Como?

— No es lo que importa, lo que importa es que lo sé y tengo pruebas. — Dio dos pasos hacia a mi de manera amenazante. — Así que vas ayudarme a quedarme o antes de irme le diré todo a tu querido esposo. — Hizo comillas con las manos en la palabra esposo. — Tienes hasta mi partida para decidir.

Ella salió de mi habitación. ¿Como pudo haberlo sabido? ¿Y por que no le ha dicho a Elliot? Lo más seguro es que sea cómplice de Franco, eso debía ser, para llevar a cabo su plan el tuvo que haber tenido un cómplice en esta casa para a saber cada paso que Elliot daba.

¡Que maldita! ?De ser así, debía ser verdad que tenía pruebas.

Elliot volvio por la noche, y Rebeca había terminado de empacar sus cosas. Ellos se encontraronn en la estancia.

— Señor Elliot me retiro.

— Vamos a la oficina por su liquidación.

— Elliot. — Los interrumpí desde la escalera.

— Dime .

—¿Podemos hablar?

— Si claro, dame un momento.

— No, ahora. — Exigí y me vio extrañado — Por favor. — Modere mi tono.

— Está bien, vamos a la oficina.

El se adelantó y cuando baje las escaleras Rebeca me sonrió vistoriosa, ella ya sabía lo que hablaría con el.

— ¿Que sucede? — Dijo recargándose en su escritorio.

Yo me puse nerviosa sin saber por donde comenzar.

— Creo que nos excedimos al despedir a la chica.

Arqueo sus cejas.

— Está mañana parecías contenta con la desicion, ¿que fue lo que te hizo cambiar de opinión?

— Pienzo que sólo fue un mal entendido. — Me vio serio , maldita sea su mirada me ponia nerviosa. — Tu diste una orden y ella trató de advertirme pero como yo estaba muy estresada por el proyecto la abofeteé.

— Entiendo, pero la verdad es que ella me molesta, tiene algo que no me hace sentir cómodo y es un poco entrometida.

— Por favor. — Tome su mano para suplicar— Por favor, no me gustaría que alguien perdiera su trabajo injustamente y además yo la golpee, me da pena.

Suspiró pesadamente.

— Esta bien.

Sonreí. — Gracias.

— Pero, me gustaría pedir algo a cambio. — Halo un poco de mi mano y con la otra atrajo mi cintura sin separarse del escritorio.

Ahí estaba otra vez esa necesidad en mi entrepierna.

— ¿Que cosa? — Dije haciéndome la tonta.

— Mmm se me ocurre esto. — Hizo cara de estar pensando para después atraer mis labios a los suyos.

Me beso, está empezando acostumbrarme a que me besara cada que quisiera y yo no quería retirarme.

El ya no traía saco ni corbata, por lo que tiré de su camisa para profundizar el beso.

Después de eso fuimos a la sala a donde estaba Rebeca.

— Señorita, mi esposa a decidido darle otra oportunidad.

Ella sonrió feliz. — Muchas gracias Señor.

—No me agradezca a mi, mi esposa fue quien abogó por usted.

— Muchas gracias Señora.— Dijo la muy hipócrita.

— Si algo así vuelve a pasar no importa cuanto ella ruegue por usted será su último día en este trabajo. — le advirtió Elliot.

— Le aseguro que no volverá a pasar señor. — Se inclinó agradeciendo, pero yo sabía que me esperaban largos días de guerra con ella.

Ella se marchó y Elliot se giró hacía mi.

— Es tarde iré a descansar. — Dije.

— Elena espera , quisiera hablar contigo de algo.

Mi cuerpo se tensó, al escuchar esas palabras siempre esperaba lo peor, pero solo me quedaba guardar la compostura.

Nos sentamos.

— Dime ¿que sucede?. — El suspiró.

— Hoy vi a alguien. — Yo no entendia a que se refería. — Vi a Romina.

Me enoje imadiatamente, pero me calme.

— ¿Piensas volver con ella una vez que me vaya? — Dije serena.

— No. — Dijo de imediato frunciendo el seño. — Necesitaba saber qué tipo de relación teníamos exactamentete antes del accidente.

¡No puede ser! Elliot me había descubrido, ellos tenían una relación y por lo tanto no podía estar conmigo.

— Quiero pedirte disculpas.

¡¿QUE?! Lo observe confundida.

— En verdad lo lamento, ella me dijo que estuvimos juntos antes del accidente, segurament te fui infiel por lo que me disculpo contigo.

Este hombre en verdad no puede ser más Perfecto, se está disculpando por una infidelidad que no cometió.

— Quiero que sepas que a pesar de que quieres irte, sigues siendo mi esposa, por lo que ya deje ese asunto terminado y cerrado.

Me provocaba besarlo y eso hice .

— Estas perdonado. — Dije cuando me separaré y me fui casi corriendo a mi habitación antes de que me alcanzara. Por que sabía que si teníamos un encuentro íntimo ya nada me frenaría.

******

— Aqui es donde te mereces estar por mentirosa.

— ¡TODO ESTO ES TU CULPA! — Grité.

— Es tuya por no decir la verdad, — Franco me sonrió con descaro.

— ¡ME ACORRALASTE!— Las rejas no me dejaban salir.

— Tu padre murió por tu culpa.

El cuerpo de mi padre estaba sin vida estaba frente a mi.

— ¡Papa no!

— Y también tu hermano.

— ¡Víctor! — Dije con sorpresa. — Maldito me dijiste que ellos estaban bien, tu me lo dijiste. — Le grite.

— Y por último.

Franco se movió, dejando ante mi el cuerpo de Elliot sin vida junto al de mi madre.

— ¡NOOOOOOO! — Sentí que mi alma se desgarraba cuando lo vi ahí. — ¡Elliot, Elliot¡ Maldito te odio, te odio tanto.

Una risa escandalosa empezó a resonar y los cuerpos sin vida de Elliot y mi familia me apuntaban diciendo que todo habia sido mi culpa mientras se reían estrepitosamente también.

— ¡No! ¡No! ¡No! — Me tapaba los oídos.

...Elliot: ...

— ¿Entonces? ¿Ya me dirás quién es la persona que llevará el proyecto?— Pregunta Santos sentado frente a mi.

— Está bien, te dire — Hice una pausa haciendo crecer su curiosidad — Elena.

— ¿Elena?

— Si, te aseguro que es muy buena, lo verás cuando me envíe su proyecto.— No lo note muy convencido pero Justo en ese momento me llego un correo con el proyecto terminado de Elena.— Para que te convenscas ¿por que no vienes y observas por ti mismo?

El se levanto y rodeó el escritorio, observo la presentación, dio varios clic para observar más a fondo.

— ¡En verdad es buena!

— Te lo dije.

— Debes traerla a la empresa, ella debe trabajar con nosotros.

— Eso hice, mañana es su primer día.

— ¡Vaya Vaya! así que tendrás a tu querida esposa trabajando contigo. — Dijo tomando asiento nuevamente.

— Se me hace tarde. — Dije levantándome de mi asiento. — Tengo una reunión.

— ¿Con quien? Que yo sepa no tienes nada programado para hoy. — Se giró preguntando antes de que yo saliera.

— Es un secreto.— Le dije a manera de susurro pero lo suficientemente fuerte para que me escuchara.

Me aventó el cojín de uno de los asientos.

— Maldito ya no me cuentas nada.

*********

Llegue al restauranterante, ya me estaban esperando.

— Disculpa la demora.

— No te preocupes, es normal en ti llegar tarde cuando no se trata de negocios.— Dijo Romina evidentementee molesta. — Dime ¿en que puedo ayudarte?

— Me gustaría saber qué tipo de relación teníamos antes de que yo tuvieras el accidente.

— Pues una relación sentimental ¿Que otro tipo de relación podría ser?

— ¿Y como éramos? — Indagué.

— Pues ciertamente, tú no eras muy amoroso, aunque nunca imaginé que estuvieraras poniéndome el cuerno con una zorra y menos con una de tan baja categoría.

Golpee la mesa, lamentaba lo que le hice pero no iba a permitir que hablara así de Elena.

— No te permito que te expreses así de ella.

— ¡Vaya! Parece que la mujercita te importa más de lo que crei. — Río con insuficiencia.— ¿Quien lo diría? El gran Elliot Zenón enamorado.

— No es tu asunto.

— Pero te lo advierto Elliot , no estaré en calidad de amante, búscate a otra para eso. Soy mucho para tan poca cosa.

— Tranquilízate no te busque para que seas mi amante.

— ¿Entonces que carajo quieres? Por que yo ya no quiero volver a verte.

— Solo quiero saber… — Me di cuenta que comenzábamos a llamar la atención y baje la voz — Quiero saber si recientemente nosotros tuvimos…

— ¿Que? ¿Sexo? — Me observo divertida.— Pues si.— Se encogió de hombros.

Maldita sea, eso significaba que le había sido infiel a Elena.

— Si eso es todo, paso a retirarme. ¿Un abrazo? — dijo al ponerse de pie extendiendo sus brazos.

No tolero el contacto físico y esta mujer me quiere abrazar, esta loca.

— Solo un abrazo de despedida, solo para darle un cierre a lo que paso entre nosotros, me lo debes.

Sentí que tenía que enmendar algo y de mala gana acepté.

Le di un abrazo ella se retiró después de un momento me retiré también. Volvi a la oficina para dejar todo listo, para el primer día de Elena mañana. Mañana comenzaría el juego, quiero ver que tan alejados pueden mantenerse el uno del otro este par.

Cuando volví a casa Elena me pidió que dejara la mujer de servicio quedarse, la complací.

Y después hablé con ella de lo que paso con Romina, lo tomo bastante bien.

Algo en mí interior me dice que ella realmente me quiere, pero algo la esta frenando y voy averiaguar que es.

*******

— ¡No! ¡No! ¡No! — Escucho unos gritos que me despiertan que provienen de fuera de mi habitación.

Salgo de ella y me doy cuenta que los gritos provienen de la habitación de Elena, voy imediatamente hacia allá, sus gritos son tan fuertes que entro sin tocar, voy imediatamente hacia ella cuando me doy cuenta que esta pelando con su sueños.

— ¡No es mi culpa! — Grita desesperada mientras llora con los ojos cerrados.

Verla de esa manera, sufriendo tanto y tan indefensa, me rompió.

Trato de sentarla y despertarla despacio pero ella seguio gritándo.

Ya no lo soporto, la sacudo un poco y le hablo fuerte para que despierte.

Abre sus ojos y solo me mira un momento para seguir llorando a mares mientras me dice que no es su culpa.

—¡No es mi culpa! ¡No es mi culpa! — Me abrazó, ella había despertado pero no había salido de su trance.

— No claro que no — Es lo único que podía decir para consolarla.

— ¡Es todo mi culpa! — Su llanto, apenas podía decir esas palabras.

Me quede con ella hasta que después de un rato sé tranquilizó. Me acomode y nuevamente se quedo dormida.

Dios Santo que será todo lo que esa cabecita esconde. Ella quedó recostada en mi pecho abrazándome con su brazo y yo también la rodeé con los míos.

Inhalé el aroma tan dulce que salía de su cabello, pronto volví a quedarme dormido.

Elena ya no volvio a tener pesadillas. Algunos rayos de sól que lograron colarse por las ventana me despertaron, pero al ver a Elena durmiendo plácidamente entre mis brazos decidí no levantarme. Ella no se había movido ni un centímetro y yo no pensaba separarla de mi, así que me quede ahí, solo disfrutando de tenerla entre mis brazos.