Millonario Ceo Prometido Bajo Contrato

CAPÍTULO DIESINUEVE:ME DEJÉ LLEVAR

Mónica Moretti.

Nella me cuenta cómo inició el romance entre su jefe y ella. Me sorprende sinceramente, estoy feliz por ella, se merece lo mejor.

Que se haya dado muy rápido, puede ser, pero ¿cuántas parejas llevan años para estar seguros de dar el paso siguiente y, cuando mucho, duran un mes? Cuando se está seguro de lo que sienten el uno por el otro, el tiempo es perfecto, sucede ni te atrasa ni te adelanta.

—¡Nella, estoy feliz por ti! Por fin encontraste el amor con un hombre tan guapo como lo es Emiliano Ferrer. En un momento pensé que te convertirías en santa.

Ahora mi pregunta es: ¿ya ustedes estuvieron, tú sabes, juntos en la intimidad? ¿Hicieron el amor?

Veo la cara de mi amiga que se sonroja de la vergüenza, lleva su dedo a la boca, mordiendo su uña como dudando en la respuesta.

Se tapa la cara.

—¡Sí! Lo hicimos.

Pego un grito de la emoción y luego tapo mi boca, porque estoy segura de que me escucharon a tres cuadras de la zona. Nella me suelta un manotazo.

—¡Cállate, que mi mamá vendrá y si llega no podré contarte más, controla tus impulsos!

—¡Dijiste que sí!, ¡escuché bien!

¿¡Y… y cómo fue!? Digo, sé cómo fue, pero ¿te dolió? ¿Qué sentiste? ¿Te gustó? ¡Pero habla, mujer, no te quedes callada!

—¿Cómo quieres que responda si no me dejas hablar? Además, no puedo responderte a todas las preguntas porque es privado. Solo puedo decirte que me dolió y sí, me gustó. Lo demás no lo diré, confórmate con eso.

Le esbozo una sonrisa, pensando que por eso se fueron.

—¡Qué emoción, ya era hora! Toda la noche le rogaba a Dios para que no llegaras virgen a la tercera edad —suelto la carcajada burlándome, pero la detengo en seco cuando pienso—: Nella, ¿usaron protección, verdad? ¿Se cuidaron de traer una bendición?

ANTONELLA SALVATORE

Me quedo de piedra cuando Ica me dice si me protegí. Me quedé mirando con los ojos bien abiertos, que casi se me salen del asombro al darme cuenta de ese grandísimo detalle. Me dejé llevar y no tomé precaución, y lo hemos hecho dos veces y en dos días seguidos.

—Ica… Ica, no, no tomamos precaución en nada, no nos cuidamos y no sé cómo se me pudo pasar por alto eso tan importante. ¿Tú crees que pueda salir en estado?

Comienzo a desesperarme. ¿Por qué apenas llevamos poco tiempo y mis padres...? No, me voy a tranquilizar, me estoy adelantando a los hechos.

—A ver, Nella, tú eres más inteligente que yo, ¿cómo se te pasó por alto? Y tienes probabilidades altas de salir en estado de embarazo si estás dentro del ciclo menstrual de ovulación. Pero tienes que esperar a la fecha en que te toca venir o una prueba de embarazo, que en este momento no te serviría; debes esperarte unas semanas.

—Sí, Ica tiene razón. La verdad, ¿qué quieres que te diga? Lo olvidé por completo, no lo planeamos, solo pasó y ya, se dio espontáneamente. Entre besos y besos nos dejamos llevar y terminamos haciendo lo que ya sabes.

Las palabras de Ica no me dan ninguna tranquilidad. Tengo que hablar con Emiliano o quizás me espere para estar segura. Trato de respirar, no gano nada con angustiarme ahora. Un bebé, tendré un bebé ya formándose en mi vientre. No sé si me emociona o me angustia. Descarto ambas ideas.

—No te angusties, espera mejor, yo estaré a tu lado apoyándote como siempre. Confío en que, pase lo que pase, sabrás qué hacer.

Ica me abraza y yo le correspondo porque lo necesito. Pasé una noche maravillosa con Emiliano, que ahora siento que vamos acelerado. Mi mente no deja de pensar, aunque trate de tranquilizarme, no puedo.

—Tranquila, todo va a estar bien.

Tocan la puerta, es mi madre.

—Aquí les traigo café con leche, unas galletas, también unos ponquecitos que quedaron divinos.

Cambié la cara de angustia y le sonreí a mi madre disimulando.

—Gracias, mamá.

—Disfrútenlo, me voy, sigan platicando.

Mi madre sale del cuarto, dejándonos solas nuevamente.

—¡No sé, Ica, pero estoy asustada, angustiada, insegura y hasta tengo miedo y no sé por qué! O bueno, sí lo sé, qué estúpida fui.

No aguanto y se me salen las lágrimas, siento cómo bajan una tras otra por mis mejillas, sin poder contenerlas. Ica me consuela tratando de que me calme, pero no consigo controlarme.

—Ya, Nella, no ganas nada con ponerte así, por favor cálmate, tu madre puede regresar y no puede verte así.

Ica tiene razón, me seco las lágrimas y consigo calmarme porque mi madre no puede verme en este estado. ¡Dios! ¡Qué dirán mis padres si resulta que voy a darles un nieto! ¿Y él lo aceptará? ¿Se pondrá feliz?

—Gracias por estar aquí y escucharme, hacerme ver que me estoy adelantando a algo que todavía no sé.

Decido preguntarle qué pasó anoche, para distraer mis pensamientos. Miro su cara y ella pone los ojos en blanco.

—Vamos, Ica, ya te conté lo mío con Emiliano, suelta qué hiciste o qué hicieron anoche, ¿qué pasó?

—Ya, ya, y me llamas chismosa. Ya te dije, bailamos, nos divertimos.

Me dice, pero noto en su cara que no me está diciendo todo. La conozco, sabe que no me puede ocultar nada porque me doy cuenta cuando no me dice la verdad. No entiendo su misterio.

—¡Y! ¿Estoy esperando? ¡Suelta ya, mujer!

—Bueno, ya te dije que bailamos muchísimo, Marcos es increíble, la pasé muy bien, estuvo atento todo el tiempo. Fuimos a la mesa, seguimos tomando un poco más de vino. Me preguntó si frecuento este tipo de lugares, le comenté que de vez en cuando me doy mis salidas, también le hablé de nuestra amistad, él estuvo curioso. Después, lo que me gusta de las leyes, se sorprendió al saber que estoy recién graduada de abogada. Me comentó algunos tips sobre el tema y cómo ha llegado donde está. Son necesarios guardar esta información, y en resumen, una cosa llevó a la otra, nos dimos unos cuantos besos, se subió de tono y terminé en su apartamento y en su cama, porque sí, Nella, me acosté con él. ¡Y qué mi lobo es grandioso y me convertí en su loba toda lo que restó de la madrugada! Lo repetimos hasta el cansancio y aún quiero más, Nella, ese hombre me gusta y más de lo que imaginas. Intercambiamos números y solo deseo que se repita pronto.

Quedo muda con lo que me cuenta Ica. Sabía que le gustaba Marcos, pero no pensé que pasaría a más, se pasó de lanza. Ella seguía relatando, escuchando todo con lujo de detalle. Cada cosa me sorprendía más y no dejaba de hacer muecas.

Ica se va a su casa después de una larga charla, poniéndonos al día. Nuestra vida ha cambiado porque ambas tenemos responsabilidades, pero el cariño no ha cambiado.

Desvío mis pensamientos a esta mañana.

FLASHBACK

Me encuentro desayunando un rico desayuno. Emiliano me trajo ensalada de frutas, jugo, café, tocineta, tostadas, huevos revueltos. Creyó que iba a alimentar a una vaca, de igual modo me lo terminé con él, tenía mucha hambre. Después del desayuno nos quedamos un rato más en la cama dándonos mimos, cariños, disfrutando el uno del otro. Estoy sobre su pecho sintiendo su respiración calmada. Estar a su lado me siento protegida, querida, amada. Juro por Dios que esto es lo que quiero siempre en mi vida.

—Te amo —le digo—. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, no quiero que nunca se acabe esto que somos ahora.

Lo abrazo con mucha más fuerza, expresando más de lo que ya le dije, que sienta cada gesto, cada palabra expresada.

Él corresponde al abrazo llevando hasta quedar arriba de mí, quedando cara a cara, conectamos nuestra mirada.

—También te amo, hermosa. Estar aquí ahora, amanecer contigo, así es maravilloso, principessa. Sé que es muy pronto, pero no tengo dudas, no hay una razón que me impida amarte y querer tenerte en todos los escenarios posibles en mi vida. Quiero más, mucho más, deseo, anhelo ver cómo cada noche nos vamos a dormir, encontrarte cada mañana al abrir mis ojos, ser la primera en ver.

Con bellas palabras en su boca, sella con un beso ansiado de ternura. Con movimientos suaves sube, dejándome llevar por su delicado ritmo. No hay lujuria, deseo carnal, sino la expresión de lo que sentimos. Yo lo amo, él me ama. Me envuelve con su calor, arropando mi cuerpo con sus brazos. Nos alejamos, miro sus ojos embriagadores, le sonrío dándole un beso seguido. Apoyo mi cabeza sobre su pecho.

—Pronto habrá un evento de grandes empresarios y socios. ¿Quieres ir? Deseo que me acompañes.

—Sí, quiero, mi amor, claro que querré ir contigo a donde quieras que estés.

FIN DEL FLASHBACK.