Luna después de tener lujos y unos padres amorosos, conoce a Joseph; un hombre carismático y guapo.
fue amor a primera vista, dándole lugar al amor en su corazón.
Joseph tiene un hijo de 3 años, llamado Esteban, el cual llegara a ser la mayor debilidad de Luna y por quien estará dispuesta a dar su vida.
Pero Joseph no es nada de lo que aparenta, y detrás de esa fachada, oculta un lado psicópata, en dónde lo único importante para él, es él mismo.
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Primera vez.
Mariano comenzó a pasar sus manos, delicadamente por el cuerpo de ella.
Su piel era tan suave y olía tan rico, Pero sin ningún tipo de vergüenza, pasaba su nariz por el cuerpo de ella y aspiraba su rico olor.
Luna pasaba sus manos por sus senos, dandole a entender a Mariano, que estaba disfrutando cada toque.
Mariano subió a sus senos y con mucho cuidado, comenzó a bajar la pequeña camisa, dejando al descubierto sus hermosos pechos.
Los tomo delicadamente y los comenzó a succionar. Luna se arqueaba por las sensaciones que recorrían su cuerpo, mientras Mariano atendía sus senos.
colocó sus manos en la cabeza de él, y lo invito a seguir chupando.
Luego de estar por un momento en sus montañas, comenzó a dejar besos por su abdomen y a bajar a su lugar prohibido.
Necesitaba prepararla bien, no podía ser tan brusco con ella.
Quería que esa primera vez, quedará en su memoria para siempre.
Bajo su short, no pudo evitar relamerse los labios, ante tal belleza.
Mariano: eres bellísima muñeca! Ahora quiero probar tu esencia. Quiero comerte aquí abajo y no dejar nada.
Luna se sintió avergonzada por un momento y quiso cerrar las piernas.
Mariano: no las cierres! Quiero que las abras para mí y me dejes perder en este hermoso paraíso.
Sin que ella lo esperara, hundió su cabeza en medio de las piernas de ella y paso su lengua.
Luna sintió una corriente que estremecía toda su piel. Sentía sus bellos erizarse y los sonidos de a poco salían de su boca.
Mariano estaba degustando su paraíso, y no quería salir de ahí.
Sentía como las piernas de ella, apretaban su cabeza, entendiendo que una liberación se acercaba.
No quería parar, no podía. Era demasiado para ambos.
Mariano la sintió venirse y se aferró a sus piernas.
Luna: aaahh! Mariano...
Mariano: Sí, mi vida! Grita mi nombre, grita el nombre del hombre que te va a hacer mujer.
Siguió por un momento más en su paraíso, no deseaba salir de ese lugar. Pero necesitaba seguir adelante, porque Luna se estaba comenzando a calentar más y su cuerpo pedía que él fuera más allá.
Se quitó su short, cosa que asombro a Luna. Jamás había visto a un hombre desnudo completamente y ver ese miembro tan erecto, la hizo sonrojarse bastante.
Mariano tomo la mano de Luna y la incito a qué lo tocará.
Mariano: así amor! Sube tu manito con cuidado para arriba y para abajo.
aaaahhh! Así! Se siente tan bien.
Mariano aún seguía encima de ella, mientras Luna tenía su mano en la parte de él y lo acariciaba.
Al ver la cara de Mariano y del cómo disfrutaba lo que ella le hacía. Lo empujó y se montó encima de él.
Mariano no quitaba la vista de su cuerpo, de sus movimientos, de lo sensual que se veía montada encima de él.
Luna siguió masajeando y cada vez le daba más rápido. Le provocó pasar su lengua por ese lugar, Mariano intuyendo sus pensamientos, ánimo a que siguiera.
Mariano: puedes hacer lo que quieras amor! Si quieres experimentar eres libre de hacer...
No termino de hablar, cuando sintió lo húmedo de los labios de ella.
Luego sintió como ella daba pequeños besos y pasaba su lengua. Mariano sentía corrientes por todo su cuerpo.
Jamás había sentido esas sensaciones con ninguna mujer, pero Luna, aun siendo inexperta, le estaba regalando la mejor noche de su vida.
Hubo un momento que no aguanto más y la tumbó en la cama. La comenzó a besar desesperadamente, mientras ella seguía sus besos y colocaba sus manos al rededor del cuello de él.
Mariano empezó a moverse lentamente en su entrada, para que ella supiera que el momento estaba llegando.
Siguió así, aunque la verdad se le estaba haciendo difícil contenerse, al sentirla tan húmeda y dispuesta.
Comenzó a entrar de a poco, sin perder ninguna de las expresiones de ella, para saber si le dolía.
No paraba de besarla y acariciarla, hasta que sintió como se rompía algo dentro de ella y le daba paso completamente a su virilidad.
Luna hizo una pequeña mueca, botando una lágrima, que fue limpiada por él.
Mariano: tranquila, amor! ¿Te duele mucho?
Luna: no tanto! Pensé que sería más doloroso.
Mariano: si te sientes incómoda, solo dime y me detengo.
Luna: ya no digas nada más! Siento que mi corazón va a explotar, muévete por favor.
¡Mmmm!
Mariano se comenzó a mover, al principio lento, pero a medida que avanzaba ella le pedía más.
Los sonidos en esa habitación eran indefendibles, ambos se sentían en la gloria y no pensaban parar tan rápido.
Después de la primera ronda, Mariano la quiso dejar descansar, Pero ella se montó encima de él y le pidió seguir.
El se sorprendió creyendo que estaría cansada por ser su primera vez, Pero no!
Esa mujer deseaba más de él. La había tocado tan bien, sus besos, sus movimientos y quería más.
Le pidió que colocará sus manos al rededor de su cuello y ella le obedeció, luego él se colocó de rodillas con ella encima de él y comenzó a darle estocadas más fuertes.
Luna estaba perdida, solo gemía y repetía el nombre de él a cada momento.
Cuando por fin terminaron, Mariano la ayudo a bañarse y a cambiar las sábanas. Mientras ella esperaba sentada en el sofá.
Mariano: me encantaría amanecer abrazado contigo, que dices? Me dejas dormir en tu habitación?
Luna: Mariano! vamos a llevar las cosas con calma, hasta ver qué pasa. Por los momentos ve a tu habitación y descansa.
Mariano se arrodilló delante de ella y tomó sus manos, depositando un beso en ellas.
Mariano: quiero que sepas que esto no fue solo una noche o que te veo como una aventura. ¡Yo me haré responsable, quiero que seas mi mujer!
Luna: Mariano! Vamos a tomar las cosas con calma por favor. Yo no te estoy pidiendo que te hagas responsable, porque lo que paso, ambos lo decidimos.
Mariano: es verdad! Pero soy tu primer hombre y no soy un desgraciado para solo verte como una conquista y ya!
Luna: como te dije! Vamos con calma, si? Vamos a conocernos mejor como personas y veremos qué pasa.
Mariano: ok! Lo haremos a tu manera, pero sabes que ya no te puedes escapar de mí.
Ambos se dieron un beso y Mariano se fue a su habitación.
Luna se sentía espectacular y como si estuviera viviendo un cuento de hadas.
Se tiró en la cama y recordó lo increíblemente bien que Mariano la trató.
Mientras tanto Mariano, no sacaba de su cabeza, la mejor noche que había vivido.
Su cuerpo le pedía más, Pero tampoco podía forzar a Luna y menos siendo su primera vez.
Tendría paciencia y llevarían las cosas despacio.