Los Secretos De Alan

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Cuando trataban de acercarse, los alfas que había salido del auto sacaron su voz de mando y se pusieron delante del omega y se Marcus para protegerlos delo que se venía —¡Alto! — dicen ambos al mismo tiempo con sus ojos brillando en un intenso rojo.

Al ser alfas de élite, hasta todos los alfas del barrio tuvieron que agachar sus rostros furiosos y a la vez asustados, porque ellos no querían tener que ver con alfas de élite, ya que sus palabras son leyes en ese país.

—¡Él no es un omega impuro!— dijo James esta vez dejando el omega se ponga adelante y baja un poco la camisa para dejar ver las marcas de unión que adornaban su cuello.

— Pero una chica nos dijo, que el le había quitado a su marido y tiene un cachorro en su vientre sin padre, desde aquí puedo sentir el olor a leche del bebé — dijo una, que era la dueña del edificio donde vivía el omega.

Alan se estaba asustando y no quería que los alfas salieran afectados, sin saber que ellos ya tenían el control del asunto, al ser alfas de élite, ellos decidan quien moría y quien quedaba vivo, y ahora que acaban de intentar agredir a la pareja de unos alfas de élite, ellos son los que posiblemente podrían ser decapitados.

— Yo…-— pero su voz es interrumpida por Vicent que ahora toma el control del asunto.

— No sé quien inventó esas tonterías sobre mi omega, pero ese cachorro es nuestro, y quien haya sido, debe atenerse a las consecuencias — dijo Vicent que estaba que se les iba encima de no ser porque él omega lo tomaba de la mano a él y a James, estos se hubieran lanzado a decapitar a todos.

— Era una mujer de élite, le juro que no sabíamos que era su omega, solo pensábamos en las maldiciones que traería la diosa luna a nosotros por tener a alguien impuro cerca — dijo la señora del edificio.

Y en ese momento solo hubo una persona en la que puso pensar que había hecho esto.

Ivonne.

— Tranquilos a todos, nos llevaremos a nuestro omega de aquí, no tiene que vivir en un lugar tan despreciable como este — dijo Vicent sin consultarle al omega que ya estaba mirándolo con los ojos bien abiertos a lo que él susurra — recién te marcamos, ni pienses que vas a quedarte aquí cuando mi lobo te quiere cerca a cada instante.

— Malditos sean — dijo con rabia, por eso no quería el lazo, él no quería tener que ver con ellos.

Pero entonces Alisson le dijo en sus pensamientos:— "sería el momento perfecto para darle su merecido a esa perra, ¿crees que voy a dejar esto pasar cuando pudo afecta a Marcus y nuestro cachorro en nuestro vientre?"

—"Solo nos das idiota, nada puede ser ilegal, te recuerdo que dijimos que no haríamos nada malo para estar con ellos, bueno cosas no tan malas" — dijo Alan en sus pensamientos.

—"Soy inteligente, bebé, tengo otras maneras muy eficaces, además debo comprobar algo que sé que también estás pensando" — dijo Alisson así que lo dejó quieto y dejó de hablarle, ya que ahora estaba entrando al edificio por sus cosas mientras que la gente retrocedía en dirección a su casa apagando las antorchas.

Al subir al ascensor y cerrarse este, Marcus hablan abrazando su cintura — papá Alan, creo que lo mejor es ir con los tíos, tenía mucho miedo, y no quiero que les pase nada a tí, ni a mi hermanito, y si la abuela lo sabe se va a poner peor.

— Yo no me iré de aquí sin la abuela Martha — dijo de una vez de forma sería, no quería irse, así esa gente hubiese querido asesinarlo.

— No lo comprendes, las leyes aquí no son como tú piensas, Alan, tienes nuestras marcas, y, por lo tanto, nadie va a creerte que eres nuestro omega cuando vives en un lugar distinto a nosotros — dijo James y tenía su punto — pudimos detenerlos hoy, pero otro día no será igual.

Vicent habla esta vez — si no lo harás por ti, hazlo por tus hijos, te necesitan más que nadie.

Alan asiente — yo siempre pienso en mis hijos, son el motivo por él cual respiro, yo solo digo algo, no me iré sin Martha, sospecho que la misma persona que mandó al doctor para hacerle daño a la abuela está detrás de todo esto — dijo el omega sin titubear.

— Entonces vamos a tratar de convencer a mi madre — dice James.

Al llegar, se abren las compuertas metálicas y al abrirse pueden ver a Martha caminar con preocupación en su rostro hasta el ascensor pero al verlos suspira aliviados — que bueno que están aquí, escuché mucha bulla afuera y pude ver por el balcón que estaban mucho con antorchas, ¿saben que pasó?

— Alguien ha regado un rumor de que soy impuro — "cosa que no es mentira" dice para sus adentros, porque eso Martha ya lo sabe y mucho más — y debido a ello querían hacerme daño.

— Diosa luna, que tragedia, ¡quien sea va a pagarlo caro!— dijo ella abrazando al omega y luego toca su vientre podía sentir en su aroma lo asustado que estaba a pesar de que su rostro esté serio — trata de calmarte, recuerda lo que dijo el doctor.

Él asiente antes de decirle — si no fuera porque ellos me dieron su marca, no estaría para contarlo — dijo con su voz temblorosa, luego tose y toma sus manos con las suyas y la mira a los ojos — debido a la marca debo irme con ellos, pero yo no me iré sin usted.

— Yo aquí estoy bien, Alan.

— No, si usted se queda, van a aprovechar para hacerle daño, y yo no voy a permitir eso — dijo con firmeza pero luego relaja su semblante — usted es como una madre para mí, y necesito que esté bien, y solo podré estar tranquilo si va, además de que debo estar tranquilo por el bebé, usted misma lo dijo, usted también es mi familia, no puede dejarme solo.

Ella lo mira con sus ojos entrecerrados — deja de manipularme con mis palabras, aceptaré, pero deben ayudarme a empacar — dijo rápidamente.

— Yo te ayudo, mamá, Vicent, ayuda a nuestro omega, será solo lo necesario, mañana vendremos por lo que falte — dijo James y cada uno fue a hacer sus maletas.

— Yo ayudaré a papá también — dice Marcus.

Vicent entra después del omega y Marcus, cuando van a la habitación pequeña del omega tratan de recoger lo suficiente en la pequeña maleta que tiene Alan y un bolso.

Hasta que de pronto en una pequeña mesa cerca de la cama puede ver la foto de un pequeño de más o menos cuatro años y no dudó en preguntar —¿Y ese hermoso pequeño quien es?

Ante la pregunta el omega traga grueso — es mi hijo, mi Adrián, falleció, larga historia que no pienso contarte.

— Lo lamento — dice sabiendo que ha tocado un tema difícil.

— No te preocupes, ya me acostumbré al dolor de su ausencia — dijo con voz amarga.

Pero no perdería la fe, esperaba los resultados está semana que le serían entregados por K.

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