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Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Amor de la infancia / Equilibrio De Poder
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Mel G.

Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.

NovelToon tiene autorización de Mel G. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

DECISIONES TOMADAS

...Santos:...

— ¿Que estás haciendo aquí? — pregunté al hombre frente a mi.

Me senté en la silla de mi esposa.

— Vaya, no disimulas ni un poco que estás desesperado por tener la presidencia. Mi pequeña Reachel no está y ya te sientas en su silla.

Me molestaba que la llamara Mi pequeña Reachel.

— Es por que no quiero estar a lado suyo. — Dijé con desagrado. — Ayer viniste a verla y hoy también ¿no tienes asusntos que antender?

— Lo que tenga que ver con ella no es de tu incumbencia.

— Si lo es.

— El que se tengan un cariño especial, no te da derechos sobre ella.

— Soy su esposo, eso me da algunos.

— Solo de papel muchacho, no por que ella lo considere así.

— ¡Oh! lo considera, se lo puedo asegurar. — Dijé con una sonrisa en el rostro. Su sonrisa se borró. — No me ha dicho que quiere.

— Vine a invitarla a comer.

— Esta muy ocupada, no tiene tiempo de salir con usted. — Reachel me iba a matar por estar tomando decisiones por ella.

— Esperare a que me lo diga ella.

— Bien cuando vuelva se lo dirá, pero por ahora largo.

— ¿Santos? ¿Te hice algo muchacho? Elliot y tu me tenían mucho respeto, pero de un tiempo para acá siento que tienen algo en mi contra.

— Solo, hemos notado ciertas cosas, ciertas miradas y comportamientos de usted que no nos gustan. — Le dije directo a los ojos.

El hombre se tensó un poco. Se había esforzado por mantener una actitud relajada.

— Estas comenzando a estorbarme.

Estaba dejando caer su careta y sonrei.

— Si piensa que podrá manipular a mi esposa, está equivocado, siempre estaré para ella, así sea lo último que haga. — Respose mis manos sobre el escritorio levantándome para verlo con mirada desafiante. — Pero ella es inteligente, tarde o temprano se dará cuenta de como es realmente.

También se levantó y se acercó para susurrarme. — Disfruta de ella mientras puedas, por que un día, la tendré en mis manos para…

Antes de que terminara su sucia frase, lo tomé del cuello y la corbata.

— No vas a ponerle una mano encíma maldito infeliz.

El estruendo de las cosas cayendo del escritorio debió escucharse hasta afuera por qué Gema entró sorprendiéndose por la escena.

— ¡Ayuda! — Pidió el asqueroso. Yo lo iba a matar antes de que pudiera hacerle algo a mi esposa.

Debia presionar más fuerte para que ni siquiera pudiera hablar. Y lo hice.

— Señor Santos suéltelo ¡por favor! — No entendí razones. — Llamaré a seguridad. — Dijó al ver que no lo soltaba.

El hombre se estaba poniendo morado cuando llegaron los guardias y entre tres me separaron de el.

Le día un golpe antes de que lograran quitármelo que lo hizo sangrar de la nariz.

El maldito se levanto jadeando por la falta de aire.

— Señor será mejor que se retire. — Le dijó uno de los guardias.

— Eres un maldito animal, pero esto no se va a quedar así. — Me amenazó tomándose la nariz.

— Señor por favor ya váyase. — Le pidió Gema .

El desgraciado salió furioso.

Después de eso, los guardias me soltaron y salieron a sus puestos.

Furioso comence a revisar la torre de carpetas que tenía Reachel sin resolver.

...****************...

Romina entró por la puerta.

—Reachel, necesito que… — Se detuvó cuando me vio. — Perdón pense que Reachel estaria aquí.

— No, está ocupada el día de hoy ¿Puedo ayudarte en algo?

— No, bueno si. — Corrigió. — Creo que tú también puedes autorizarme este presupuesto. — Me lo tendió y lo revisé. — La oficina no es un ring de boxeo. — Dijó con la mirada perdida.

— ¿Te enteraste?

— Toda la oficina se enteró.— Dijó.

Suspire frustrado. — Es que, no confío en Bolat , pero Reachel si y no se que hacer para que abra los ojos.

— Tampoco confió en el.

— ¿Tu?¿Por que? — Me extrañé

— Voy a confesarte algo. — Tomó asiento. — Cuando llegue a la empresa, quien me ayudo a entrar fue Franco. Después de eso me pidió que les ayudara a sabotear en la empresa a Elena y a Elliot por haberse burlado de mi.

— ¿Por que no lo hiciste?

— No es mi estilo. Además si obtuve mi pequeña venganza en contra de Elliot. A mi manera claro.

— No me has dicho por qué no confías en el.

— Una vez sin querer, quede muy cerca de ellos, ellos no me notaron pero yo pude escuchar un poco de lo que hablaban. — Yo la escuchaba con atención. — Decían que Franco debía tener la presidencia a como dé lugar, que sólo está empresa les serviría o algo así.

“Solo esta empresa les serviría” ¿A que se referían?

— ¿Fue todo lo que escuchaste?

— Si — Dudó un momento. — Bueno, después de que Franco se fue en ese momento, el señor Bolat lanzó un pensamiento al aire, diciendo que algun día Reachel iba a ser de el. — Mi puños se apretaron con tal fuerza que mi piel se volvio blanca. — ¿Tu la amas no es así?

Mi vista se desvió a ella. — ¿Tanto se me nota?

— Si. Cuando aceptó la propuestas de ese hombre sobre la tuya, le dije que cometía un error, pero no me escucho, ya sabes como es.

— Si. — Me reí por que Reachel podia llegar a ser muy terca, pero así la amaba.

— Afortunamente se casó contigo.

— ¿Por que afortunada?

— Por que tu la amas, y ella .. — Hizo una pausa, como si fuese a decir algo que no debia.

— Ella también, ya nos lo dijimos todo.

Se sorprendió y sonrió .

— Me da mucho gusto.

Le sonrei por que la sentí sincera.

— Nunca te agradecí por lo que hiciste por ella cuando le dispararon.

— En verdad lo habría hecho por cualquiera.

— De todos modos gracias, si alguna vez nececito algo, no dudes en que si puedo ayudarte, lo haré.

— Claro gracias.

Ella iba a retirarse, pero la detuve.

— Romina. ¿Por que se enemistaron? Recuedo que solían jugar juntas todo el día.

— Ella se creó una idea de mí que no era cierta, gracias a eso perdí algo valioso para mi, para la edad que tenía en ese entonces me dolió mucho.

— Creo que ustedes podrían llevarse bien de nuevo.

— No lo sé, no lo creo.

Ella dio media vuelta y se fue.

...****************...

Ya me encontraba en mi oficina.

— Señor Santos, el señor Paolo solicita verlo. — Escuche por el altavoz del teléfono.

¿Paolo? ¿Que hace aquí ?

— Esta bien Mara, que pase. — Mara entró con el por la puerta. — ¿Que te trae por aquí? espero no sean malas noticias.

— Pues no se como lo tomes. — Tomó asiento. Lo observé expectante. — Los están vigilando.

Suspire pesado por que ya el personal de seguridad se me había dicho que sospechaban de algunos hombres que nos seguían, pero creí que eran los hombres de Paolo.

— Pense que eran tú hombres.

— Si, pero también hay otros. Te aviso por que me voy, nececito volver a lo mío. Mis hombres se quedarán, pero ten cuidado, a pesar de la seguridad, no dejes sola a tu esposa.

Exalé con frustración.

— No entiendes, mi esposa es demasiadosiado independiente, aunque estoy con ella la mayor parte del tiempo, si ella necesita hacer algo sola, no querrá que yo la compañe. No sabes como se puso cuando recién le pusimos la seguridad, y supo qie iban a seguirla a todos lados.

— Habla con ella, se sinceró, hazla entender que esta en peligro. Cuando uno es sincero, la otra persona entiende más de podémos llegar a creer.

— Si esta bien. — Lo observe. — Necesito las pruebas que ibas a darle a Elliot, en contra de Franco. — Me observó sorprendido por saberlo. — Ya sabes, que Elliot me contaba todo, nececito esas pruebas.

— No las tengo.— Dijó. — Se las habían dado a Elliot, pero se perdieron. Eran movimientos bancarios de Franco y de Bolat, que están tratando de ocultar. El hombre que me consiguió la pruebas tendría que volver a hackear los sistemas, puede ser un poco riesgoso para el, podrían rastrearlo si lo hace tan pronto nuevamente, pero en cuanto haya pasado el tiempo suficiente te las haré llegar.

— Gracias.

— Nada de gracias, con esta ya me deberas dos o mejor dicho tres.

Estaba endeudado hasta el cuello con Paolo, el siempre cobraba sus favores.

Reachel entró furiosa por la puerta, ya imaginaba por que.

...****************...

Recibimos a los Auditores en la oficina de Reachel.

Eran cinco hombres, un ingeniero, un arquitecto, un abogado, un contador, y hombre que venia de impuestos.

— Buen día. Me presento. Mi nombre Alan Vega. Este es mi equipo… — Presentó a todos y cada uno, no me aprendí sus nombres. — Creo que no hace falta explicar el por qué estamos aquí.

— Santos Bianco. En realidad, si hace falta, estamos muy desconcertados por su presencia. — Estreche su mano. — Mi esposa, Reachel Bianco.

— Bien siendo el presidente de esta empresa, estoy obligado a notificarle que mi motivo de estar aquí, es esta carpeta, que contiene como evidencia, fraudes que el señor Franco Zenón ha cometido.

Esa era la carpeta que yo mismo le hice a Elliot, con la copilacion de todos y cada uno de sus errores de su hermano.

— Yo no soy el presidente, mi esposa aquí presente. — Me gire hacia Reachel. — Es la presidente.

Alan la evaluó. — Ya veo por qué están en este lío.

Fruncí el seño.

Decidí creer que no quiso decir lo que entendí con su comentario.

Vi la ceja de Reachel levantarse y sabía que su comentario la había molestado.

— Esa carpeta es solo una cópilacion de errores, que fueron corregidos en su momento y que solo se utilizó, para poder despedir a uno de los accionistas. Ya que, al poseer acciones de la empresa, tiene todo el derecho a trabajar aquí. — Dijé.

— Si es lo que vienen a revisar, lamento decirles caballeros, que no encontrarán nada. —Agregó Reachel.

—Si venimos a revisar eso, pero también los procedimientos que se han estado llevando actualmente. Lo mejor será que cooperen.

— Pues adelante. — Dijé seguro.

Alan le dio órdenes a los demás, quienes se dispersaron por toda la oficina.

— Yo me quedaré con ustedes dos. Todos pueden seguir con sus labores, solo estaremos solicitando algunos documentos.

El hombre comenzó a pedirnos, todo el paleo de los proyectos actuales y procedimientos.

Nosotros continuamos trabajando, supervisando a los empleados.

Yo estaba como una máquina en mi cabeza, tratando de detectar posible errores antes de que los auditores pudieran detectarlos, pero la verdad es que había gente muy capaz trabajando con nosotros.

No se cuanto tiempo estaria en la empresa, pero lo cierto era que estarían un largo tiempo.

...****************...

La sala de juntas de accionistas era un revuelo.

— ¿Por que están aquí los auditores? — Preguntó el señor Fuentes molesto.

Ese mismo día se convocó una junta de accionistas, con carácter de urgencia.

— Señores cálmense, están aquí por que nunca ha sido mi estilo ocultarles las cosas. — Quisé calmarlos.

— Lo más seguro es que cuando Elliot no tenía memoria haya hechado todo a perder.

— ¿De verdad? No puedo creer que seas tú quien lo mencione. — Fulmine a Franco con la mirada.

— No entiendo de qué hablas.

Avente la a carpeta que me dio el auditor al escritorio.

— Es la razón por la que están aquí los auditores. — Dijé molesto.

— ¿Utilizaste la carpeta que Elliot me dio como prueba de tu incompetencia y la entregaste al estado? — Le preguntó Aurora furiosa.

Romina tomó la carpeta y comenzó a revisarla.

— No entiendo de que están hablando, seguramentee Elliot maquillo todo esto para que yo saliera perjudicado. — Se hizo el inocente ante los demás como siempre.

La cara de Romina fue de sorpresa una vez que entendió la carpeta, para después emitir un gesto de resignación.

Paso la carpeta a Ortiz y Fuentes.

— Ay ya cállate por favor. — Dijó Reachel furiosa. — Sabemos que fuiste tú quien entregó esto y nos puso en charola de plata para que nos cerraran.

— Jamás haría eso, yo mismo trate de convencerte para que te casaras y nos perdieramos la empresa. Estas loca.

— Hace unos días me amenazaste y lo cumpliste. Santos es testigo. — Me señaló.

— No estamos aquí para discutir la falsa inocencia de Franco señores, si no para revocarle sus acciones. — Sentencié

— ¿Que? No lo permitiré.

— Me parece que no está en condiciones, de exigir nada joven Franco, puesto que en esta carpeta es más que evidentete los movimientos fraudulentos que estuvo cometiendo. — Dijó Ortiz. — Lo que no me explico es por que no se había mencionado nada.

— Elliot y yo quisimos manejarlo de manera discreta para evitar que pasara precisamente esto.

— Buenas tardes. Ya estoy aquí señores. — Entró el notario.

— Gracias, espero que haya traído el documento que le solicite.

— Si señor Santos, pero antes debo ver la carpeta con la evidencia. — Fuentes le entregó la carpeta al notario, este la analizó un momento.

Dos guardias entraron por que sabiamos que Franco iba a alterarse, tenían la orden de sacarlo en cuanto comenzara a hacer un desastre.

— Mamá por favor, debe ser unánime si te niegas, no pasara.

— Siempre te consentí demasiado, nunca te castigué a pesar de tus acciones, y gracias a eso te has convertido en lo que eres ahora. — Dijó Aurora con lágrimas en los ojos. — Yo misma he sido testigo del monstruo en el que te has convertid y no pienso seguirte alimentado. ¿Donde firmó?

— Eres un maldito ambicioso, ahora que estás casado con mi hermana quieres quedarte con lo que es nuestro. — Me dijó. Aurora iba a firmar y caminó hacia ella rápidamente. — ¡Te Dijé que no firmaras mamá! — Le arrebató la pluma a su madre y la aventó lejos. Fue suficiente comportamiento para pedir a los guardias que lo sacaran y no tuviera que estar presente en la firma.

Los guardias lo tomaron de los brazos y lo sacaron.

La primera en firmar fue Aurora con una pluma que le tendió Fuentes.

Después, uno a uno fuimos firmando el acta. Por lo que ahora si Franco había quedado fuera de la asociación.

El estaria obligado a vendernos sus acciones o enfrentaría acción legal.

Ya tenía varios cargos, solo era esperar a que el procesos no tardaran demasiado.

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Noemi Rios
me falta el el final
Mel G.: Hola buen día querida lectora, así es, aún esta en emisión, si gustas puedes leer ¿Tu eres mi esposa? Que es una novela antes de esta.
total 1 replies
Yolanda Fuentes
me encanta seguir con la historia de Rachel y santos 👏🏻👏🏻
Rossana Centeno
excelente
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