Shanan es una enfermera profesional que se dedica especialmente a los niños. Ella fue recomendada por los altos directivos de ese hospital para cuidar a un niño enfermo. En cuanto ella entra a esa casa, siente una presencia extraña. Veamos como se va sucediendo esta historia...
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Varias bombas
Dios mío, ¿qué hacemos ahora?, ¿cómo podremos escapar de este maldito lugar?, dijo Irina.
No tenemos nada que darle a esta mujer para contrarrestar el veneno que tomó. Lo único que podemos hacer es provocarle el vómito, ayúdame, dijo Mateo volteándola de lado.
Entre los dos trataron de que ella vomitara.
Aglaed volvió en sí y vomitó puro líquido. Varios minutos después, Aglaed parecía que ya estaba bien.
¿Cómo te sientes?, preguntó Mateo.
Bien, pero ¿qué me pasó?
Al parecer, te envenenaron con el agua, era como la ruleta rusa nos pudo haber tocado a cualquiera.
¡Oh, Dios!, esto es aterrador.
El mayordomo entró al cuarto donde estaba su mascota. Maldición estos imbéciles mataron a mi perro, pero la van a pagar muy caro.
Agarró un machete y se fue en pos de los tres personajes.
Él conocía la casa a la perfección por eso no necesitaba la luz aunque solamente entraba una milésima parte.
.
.
Miren, allá se ve una luz, dijo Mateo a las dos chicas.
Los tres se fueron en dirección a la luz, era como una pequeña ventana que parecía que daba a la calle.
Mateo se trepó a una silla para tratar de abrirla.
De pronto algo atrás de ellos gritó, quietos ahí o no me importaría llevarme a uno o a varios de corbata.
Al voltear el mayordomo estaba atrás de ellos blandiendo su machete.
Mateo bajó de la silla y abrazó a las dos muchachas una de cada lado.
Tranquilo, amigo, ¿cuál es tu problema?, nosotros no te conocemos ni te hemos hecho nada déjanos ir, por favor.
Cuando conocí mi historia desde niño, juré vengarme de todo el que pisara esta casa. No permito que nadie habite aquí y ustedes solos vinieron a caer aquí por curiosos y de esta no saldrán vivos.
Y, diciendo esto, se abalanzó sobre los tres, afortunadamente, ellos lograron esquivar el ataque.
Mateo, que aún conservaba el bate arremetió con él dándole un fuerte golpe en la cabeza derribándolo de inmediato.
Pero el hombre se levantó tambaleándose y se volvió a abalanzar encima de Mateo.
Las chicas se asustaron y se hicieron a un lado buscando algo con que atacarlo también. Aglaed todavía no se sentía bien, pero no podía quedarse de brazos cruzados, agarró lo primero que encontró a la mano.
Le asestó un golpe tan fuerte que lo puso fuera de combate.
Mateo checó los signos vitales del mayordomo, el tipo respiraba con dificultad. Aprovecharon para amarrar lo de nuevo.
Pero esta vez se quedarían con él hasta que volviera en sí, necesitaban aclarar muchas cosas.
¿Será este el tipo de la historia que nos contó la anciana?, le dijo a Irina.
Yo creo que sí, aunque no estoy muy segura.
Tal vez es el niño que se salvó, pero, ¿por qué quiere matarnos?, ¿qué tenemos que ver nosotros con lo que él vivió?
No tenemos nada que ver él, simplemente nos quiere matar porque entramos a su casa.
Esta casa es mía, mi esposo la compró, desgraciadamente, no pudimos disfrutarla.
Y, ¿cómo viniste a parar acá al sótano?, preguntó Irina con curiosidad.
No sé, cuando abrí la puerta algo me jaló hacia abajo y después no supe más de mí. Cuando desperté estaba en ese cuarto oscuro, atada de pies y manos.
En todo este tiempo he perdido la noción de todo, ni siquiera sé dónde está mi hijo.
Esta casa es enorme, tal vez esté escondido en otro de los cuartos, también nosotros estamos buscando a nuestra amiga, dijo Mateo.
El mayordomo empezó a despertar, abrió los ojos solo para comprobar que estaba atado.
¡Malditos!, suéltenme inmediatamente, o se arrepentirán, gritó.
Queremos que nos digas todo lo que sabes.
No pienso decir una sola palabra.
¿Por qué nos atacas?, ¿dónde está Shanan?
Son muchas preguntas y no pienso contestar ninguna, traten de encontrar la salida y váyanse de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Demasiado tarde, ¿para que?, habla, desgraciado.
Hay varias bombas escondidas en esta casa y solo yo tengo el interruptor.
Mateo inmediatamente empezó a buscar en las bolsas del pantalón del mayordomo.
¿Tú crees que soy tan estúpido como para cargar con el interruptor?, está escondido por ahí, y ustedes no van a saber cuál es; si lo llegan a tocar por algún motivo, explotará completamente la casa muriendo todos los que estamos aquí adentro, incluido yo.
De seguro estás mintiendo, dijo Mateo.
Por supuesto que no estoy mintiendo, y te juro que ni siquiera van a saber de dónde les llegó el mal.
En caso de que sea verdad eso que dices no podrás hacer nada desde aquí donde estás atado Así es que deja ya de amenazarnos, dijo Mateo convencido de que el mayordomo quería causarles una afección en la mente.
Las chicas estaban muy nerviosas, el solo hecho de pensar que podían morir despedazadas les causaba pánico.
Mateo lo notó y trató de calmarlas.
Aunque fuera verdad lo que este tipo dice no puede hacer nada porque está atado.
El mayordomo tenía dibujada en su rostro una sonrisa estúpida.
Nuevamente, se lanzaron hacia la ventanilla. Mateo tomó el machete que tenía el mayordomo.
Trataba con todas sus fuerzas de romper los barrotes.
Al asomarse se sintió descorazonado porque solo se veía mucha oscuridad.
Parecía como si el sótano estuviera dentro de otro sótano.
Aunque lográsemos salir de aquí seguiríamos encerrados en esta casa, le dijo Mateo a las dos chicas.
¡Maldición!, dijo Irina.
El mayordomo continuaba con su sonrisa estúpida.
No te quedes observándonos. Dinos dónde está la salida.
Pero el mayordomo no pronunció una sola palabra, solo se limitaba a sonreír como si estuviera loco.
Es inútil, este tipo no nos va a decir una sola palabra.
Luego, el mayordomo empezó a carcajearse.
Nadie saldrá nunca más de esta casa, esta será nuestra tumba, jajaja.
Vengan conmigo, seguiremos buscando hasta encontrarla.
Mateo le asestó un golpe en la cabeza al mayordomo para que este se volviera a desmayar.
Los tres salieron de ahí, estaban decididos a como diera lugar encontrar esa maldita salida.
En la mente de Mateo retumbaban las palabras del mayordomo: "hay varias bombas escondidas en esta casa en cualquier momento se podrán detonar y moriremos todos, incluido yo".
"Estoy seguro que está mintiendo solo nos dijo para asustarnos", pensó.
Él mismo no estaba seguro de hasta qué punto decía la verdad ese hombre.
Tengan cuidado con todo lo que pisen o vean no toquen nada sin estar seguros de lo que es, ¿de acuerdo?
Las dos chicas asintieron.
🥹😢😥😱😱😱