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EMBARACE A MI ENEMIGO

EMBARACE A MI ENEMIGO

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Hombre lobo / Matrimonio arreglado / Diferencia de edad / Atracción entre enemigos / Matrimonio entre clanes
Popularitas:7.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

En el corazón del Bosque de Dragonwolf, donde dos clanes milenarios han pactado la paz a través del matrimonio, nace una historia que nadie esperaba.

Draco, el orgulloso y temido hijo del clan dragón, debe casarse con la misteriosa heredera Omega del clan lobo y tener un heredero. Louve, un joven de mirada salvaje, orejas puntiagudas y una cola tan inquieta como su espíritu, también huye del destino que le han impuesto.

Sin saber quiénes son realmente, se encuentran por casualidad en una cascada escondida... y lo que debería ser solo un escape se convierte en una conexión inesperada. Draco se siente atraído por ese chico libre, borrachito de licor y risueño, sin imaginar que es su futuro esposo.

¿Podrá el amor florecer entre dos enemigos destinados a casarse sin saber que ya se han encontrado... y que el mayor secreto aún está por revelarse?

Una historia de miradas tímidas, corazones confundidos y un embarazo no deseado.

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Llamado de auxilio

El primer fuego vino sin aviso.

Un rugido, un destello naranja... y luego el infierno mismo cruzándome por la espalda.

—¡Draco nos atacan! —escuché a Louve gritar contra mi pecho.

Instintivamente lo envolví con mis alas. Mis alas enormes, resistentes, hechas para protegerme… no para huir.

Pero mierda… ardía.

Cada escama, cada músculo de mi espalda gritaba por el fuego que esos malnacidos lanzaban sin parar. Podía oler mi propia piel quemándose.

—¡Suelta… suéltame, Draco! —su vocecita temblaba contra mi cuello— ¡Déjame! ¡Sálvate tú!

—Jamás… —rugí apretándolo más fuerte.

¿Dejarlo?

¿A él?

¿Mi lobo?

¿Mi esposa?

Que me partiera un rayo antes. Mi cabeza dolía.

Otro chorro de fuego y azufre me golpeó la espalda, el golpe fue tan brutal que mis alas temblaron. Sabía que si seguía así, Louve terminaría quemado conmigo.

No podía permitirlo.

Mis ojos se llenaron de furia roja.

Mis colmillos afilaron.

Y mi sangre de dragón habló más fuerte.

—Perdóname, mi lobo —le susurré contra su oído.

Y en un movimiento calculado, lo lancé al aire, fuertemente a metros sobre mi. No para soltarlo… sino para transformarme por completo.

—¡DRACOOOO! —gritó Louve, girando en el aire, el cabello negro y gris flotando como un maldito eclipse hermoso.

Y yo…

Me deshice de mi forma humana por completo.

Mi piel se rompió. Y renació un dragón blanco en mi.

Mis huesos crecieron.

Mis garras salieron. Y mis escamas sellaron por completo el resto de mi piel blanca.

Y el dragón que era yo… nació con un rugido que partió las nubes.

Blanco.

Enorme.

Salvaje.

Los Volvanes retrocedieron apenas un segundo… lo suficiente para que me girara violentamente y escupiera fuego. No fuego común… mi fuego.

Blanco y rojo, un fuego que cortaba el aire como cuchillas.

Uno de los dragones enemigos me devolvió el ataque, su fuego se estrelló en mi costado, pero ya no dolía igual. La rabia me anestesiaba.

Estaba en guerra.

Por Louve.

La batalla rugía a mi alrededor. El cielo era un lienzo de fuego y humo, y yo una bestia alada pintada de blanco entre llamaradas.

Pero no por mucho tiempo.

Mi piel comenzó a cambiar en algunas partes.

Primero en el pecho, luego en las alas… un dorado incandescente empezó a brotar como si algo antiguo despertara en mí. No era solo mi fuego el que hablaba ahora. Era mi linaje. Mi legado.

El dorado de los primeros.

Los dragones que nacían de las estrellas.

Los Volvanes se dieron cuenta. Pude olerlo en su miedo. Dos de ellos vacilaron. Y ese fue su error.

Me lancé en picada hacia uno de ellos, esquivando su llama oscura con un giro violento. Le partí el ala de un zarpazo y, sin frenar, le atravesé el pecho con mis garras. Su grito fue música para mi rabia.

Uno menos.

El segundo intentó cubrir la retirada del primero, pero yo ya era un torbellino de fuego y garras. Lo atrapé con mi cola, lo azoté contra mis puños y lo reduje a cenizas con un solo aliento dorado.

Dos menos.

Pero eran siete. Y yo… estaba sangrando.

Sentí la punzada caliente de una garra enemiga rasgando mi costado, y otra llamarada oscura me rozó una pata trasera. El aire me quemaba los pulmones, y el cielo giraba cada vez más rápido.

Louve…

Mi mente volvió a él, a su cuerpo cayendo —¿lo había lanzado muy alto?, ¿estaba a salvo?—, pero no podía distraerme.

El tercero me embistió por el flanco derecho, el cuarto me sujetó un ala con sus garras tratando de arrancarmelas… y el quinto rugió desde lo alto, listo para lanzarse.

Maldición.

Eran demasiados.

Pero yo no pensaba morir.

No sin él.

No sin pelear como lo que era.

Un rey.

Un dragón dorado nacido del fuego y la pérdida.

Mi garganta ardió con poder. Y supe que lo que venía… no era solo fuego.

Era juicio.

Pude achicharrar al que pensaba arrancarme el ala. Pero ya no me quedaban muchas fuerzas. Todo estaba pensando en cuestión de minutos.

Solo que…

—¡DRACO! —su voz otra vez— ¡Me caigooo!

Mierda.

Mi mente salvaje, de bestia de guerra, casi lo olvida…

Pero él me trajo de vuelta.

Giré mi enorme cabeza, mis ojos dorados lo buscaron… y ahí estaba.

Mi lobo.

Mi vida.

Cayendo solo, frágil, hermoso… directo al océano.

—¡NOOO! —rugí con fuerza. Con un giro como tornado azoté con mi enorme cola a varios alejándome de ellos.

Batiendo mis alas, descendí a velocidad mortal, rompiendo el aire, cruzando las nubes, los enemigos detrás de mí rugiendo insultos.

No lo iba a dejar caer.

No mientras respirara.

En el último segundo, lo atrapé contra mi pecho, envolviéndolo con mis patas heridas y alas gigantes, caímos al agua, pero me giré un segundo antes, siendo yo el que se contrallara contra el agua, pero resurgí con él contra mi pecho.

Su cuerpecito temblaba, su rostro hundido en mis escamas calientes.

Mis alas, rasgadas pero aún poderosas, batían con desesperación sobre el océano. Cada golpe me arrancaba un rugido, cada ráfaga de viento salada me escocía las heridas abiertas. Pero no iba a caer. No ahora.

Louve aún respiraba. Lo sentía en mi pecho, envuelto entre mis garras. No se movía mucho… pero estaba vivo. Y eso era todo lo que necesitaba para seguir.

El mar debajo brillaba con los reflejos del sol y mi sangre, cayendo en gotas doradas al agua. Pero entonces lo vi.

Tierra firme.

Selva espesa, salvaje, viva. Una promesa de resistencia.

—¡Draco!

Pude sentir el dolor en su voz. Se dió cuenta de lo mal herido que ya estaba y esa caída me dejó aturdido por un segundo.

—¡Súbete! —le ordené, dejando que trepara por mi cuello— ¡Vamos, Louve, arriba!

No dudó.

Como si siempre hubiera nacido para estar ahí, se acomodó sobre mi lomo, sujetándose fuerte de mis espinas dorsales mientras sobrevolaba sobre el oceano.

Mis alas se abrieron gigantescas con mis últimas fuerzas.

Y rugí.

No un rugido de guerra.

Sino un llamado.

Un grito antiguo.

Un sonido que solo los míos sabían.

Un llamado de sangre.

El llamado del heredero, pidiendo refuerzos.

Sabía que mis dragones vendrían…

Y cuando lo hicieran…

Esos malditos Volvanes iban a desear jamás haberme tocado.

Jamás haber visto a mi lobo desnudo.

Porque nadie… nadie toca lo que es mío.

—¡COMANDANTE! —una voz familiar emergió— ¡Es el principe! ¡Draco ha vuelto! ¡Alerta, invasores!

Sombras corrieron desde la vegetación. Hombres con armaduras negras y doradas, la marca de mi escuadra. Mis guerreros. Mis comandantes.

—¡No quiero que se escape uno solo! —le ordené a mi mejor amigo, Kiro, cuando pasó a toda velocidad a mi lado.

—¡Ataquen!—lo escuché decir antes de transformarse en dragones.

Mis alas dieron un último golpe antes de descender en picada entre los árboles, con la urgencia de un rayo. Rugí al tocar una enorme roca, haciendo temblar la tierra. Louve bajó con rapidez y se quedó detrás de mi. Y antes de que siquiera pudiera plegar las alas…

Mi prima Asha, cayó de rodillas con los ojos abiertos como lunas—. Estás… estás ardiendo en oro, primo —susurra—¿Que diablos te sucedió?

—Estaré bien... que nadie venga aquí, por ahora encárgate de todo. Los quiero con vida. Yo mismo quiero interrogarlos.

Ella se dió cuenta que Louve estaba detrás mío.

—¿Y Louve? —pregunta, acercándose con cautela— ¿Está herido?

—Estoy bien—le dijo sin titubear.

Ella saco sus alas y se elevó hacia el cielo.

Me obligué a retraer mi forma, aunque doliera más que el fuego enemigo. Mis huesos crujieron, mi piel se rompió otra vez… y me arrodillé sobre la tierra húmeda, humano otra vez, con Louve mirando mi cuerpo.

Louve me ofreció su mano, pero la rechacé. Me puse de pie con mi propio peso.

—¿Cuántos quedaran? —pregunté, mirando el cielo. Todavía podían venir tras nosotros.

Miré a Louve, con su pecho moviéndose muy rápido aún desnudo… y rugí con toda mi alma.

—¡POR MI LOBO! ¡Los quiero en mi presencia porque yo mismo los voy a juzgar!

1
Elizth
más capitulo de acerca una batalla a muerte/Scowl//Sob/
Maria Elena Sanchez Garcia
Excelente
danielaflores
estoy llorando que tristesa que no le pase nada por favor💔😿
Mckasse Escritora
gracias amor
Gelen Burgos
Es un relato muy único jaja sin duda será popular.
Elizth
más capitulo xf
Yendi Jaramillo Avila
está maravillosa la historia
Gelen Burgos
sentí la adrenalina
Gelen Burgos
la amo , la amo la amo la amo la amo la amo la amo la amo la amo
Gelen Burgos
Tu mandas , bien dicho.
Gelen Burgos
esto está muy buenooo
Kysa_lov
Que desgraciado
Gelen Burgos
JAJAJAJA ME MEO
Gelen Burgos
eso me asusta , donde me anoto para la fila
Gelen Burgos
cuidado te. cansas 😒
Gelen Burgos
t falla mijo ? Lo trataste como muñequito de trapooo
q esperabas
Gelen Burgos
Ya veremos
Gelen Burgos
Tengo preferencia por los loquitos intensos , vas por buen camino jajaj
Gelen Burgos
y yo : aaaaaaaaah
Elizth
más xq está interesantes de como llevar el mando
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