Keres Jabbar Elrryan tiene su primer banquete de cumpleaños como hijo menor del Emperador del Imperio Kardext. En el banquete, su padre y hermano mayor le dan dos obsequios que todo el mundo sabe, no es mas que para dejar en claro que Keres es su leal mascota.
Keres es consciente de ello y a pesar de eso acepta los dos obsequios: el título de "Conde" junto a sus deterioradas tierras y un sangriento matrimonio con la Princesa que rechazó a su hermano mayor hace algunos años, ordenando a Keres destruir todo el Reino de Elentia y capturar a la familia Real.
Claramente sabe que el matrimonio es una clase de castigo para ambos y estaba preparado para recibir el desprecio de su esposa.
Pero, ella repetir hasta el cansancio que "lo ama", está intrigado del por qué su esposa se comporta de esa manera cuando se supone debe odiarlo. Y queda más intrigado cuando todo el mundo le dice: "Tú esposa es un demonio, una villana".
«¿...? ¿...?» [Pero si mí esposa es increíblemente adorable]
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TRAMPOSOS
Dylan observó felizmente, con una lámpara de aceite, cómo es que el lugar en dónde antes estaba la derrumbada mansión que había sido un regalo al Conde Keres, ahora estaba limpio.
Por fin habían terminado de quitar todos los escombros que había por destruir toda la estructura. El terreno, estaba limpio y listo para empezar la construcción.
Todos los soldados se sintieron tan felices y satisfechos como Dylan, al menos hasta que cayeron en cuenta que ahora que el terreno estaba limpio, debían empezar a construir la mansión.
«Mierda» [Somos soldados, no albañiles. Al menos yo, no tengo ni idea de cómo se construye una casa, mucho menos una mansión]
«¡¡El general ha vuelto!!»
Gritó un soldado, alertando a todos que voltearon para ver la entrada. Casi todos se acercaron a recibir a su señor que vino acompañado por una persona que jamás habían visto. Obviamente, Dylan fue el primero en preguntar al ver al hombre de piel bronceada:
«¿Quién es este tipo, general?»
«Preséntate»
Ordenó Keres y Odiseo se bajó del caballo para decir:
«Mucho gusto, mi nombre es Odiseo, soy un boticario al servicio del Conde Keres. Es un placer conocerlos»
Dylan lo observó un rato y luego miró a su señor, para finalmente mirar a su señora, que estaba muy ocupada abrazando a su esposo, al mismo tiempo que frotaba su mejilla contra el pronunciado pecho de Keres.
Ver su pegajoso comportamiento con su marido no era exactamente algo nuevo, pero los soldados no terminaban de acostumbrarse, después de todo, nadie había Sido tan valiente para tratar de esa manera al general Keres.
[Su-supongo que éste boticario no es una amenaza. De lo contrario, la señora ya me hubiera dado una mirada aterradora]
«Dylan, encárgate de Odiseo y explícale como funcionan las cosas por aquí»
Dylan asintió a la orden de Keres con un...
«¡Sí, señor!»
Keres se quitó su capa y envolvió a su esposa con ella para recién bajar del caballo.
«Atiende a los caballos y lleva la cena a mi tienda. Y cuando vayas, dame un informe de lo que han hecho mientras no estaba»
«Sí, señor» [Supongo que la oscura señora vendrá en algún punto para darnos instrucciones, con respecto a la mansión y qué hacer con el boticario Odiseo]
Después de pensar en eso, levantó la voz a sus colegas.
«Ya escucharon, lleven a los caballos a descansar y preparen la cena. No queremos que la oscura señora nos vuelva a regañar ¿Verdad?»
Todos asintieron rápidamente y en tanto ellos trabajaban, Dylan hizo una señal a Odiseo.
«Ven conmigo, por el momento no tenemos una casa en sí, por lo que te acomodaremos con nosotros»
«Ah, está bien» [No me importa, viví de peores maneras. Todo sea por la ubicación de una reina araña verde]
***
Dentro de la gran tienda del general, todo estaba oscuro. Keres, dejó a su esposa envuelta sobre el lugar que por el momento usaban de cama.
Ella se quejó mientras su esposo buscaba la lámpara de aceite.
«No puedes amarrarme por siempre, cariño, sólo quería abrazarte, ¿Por qué no me dejas abrazarte?, te juro que no haré nada más, pero no me amarres así»
Keres trataba de ignorarla, pero era difícil hacerlo y más cuándo prendió la lámpara de aceite que iluminó toda la tienda, permitiendo que de esa manera lograra ver la triste cara de su esposa, al voltear hacia atrás.
Fue cómo un flechazo para sus ojos y corazón.
El largo cabello rubio de su esposa ayudaba a resaltar aquellos hermosos ojos rojos que lo miraban con súplica como si le dijera "si no me abrazas me voy a morir".
Cuando se formaron pequeñas gotas de agua en los lagrimales de su esposa, ya no tuvo el valor para ignorarla. Simplemente, caminó hacia ella, mientras se agarró la frente con un largo suspiro.
«Oona, por favor, deja de poner esa expresión. Siento como si estuviera cometiendo un delito por no abrazarte»
Oona no dijo nada, entonces Keres quitó su mano de la frente y volvió a ver aquel encantador rostro lleno de súplica de su esposa.
[Me rindo]
Pensó con resignación. Se sentó frente a Oona y la desenvolvió, ni bien fue liberada, su esposa se arrojó a sus brazos.
«Eres malo»
«Haa..., no deberías hacer esto, te sobreesfuerzas y lo único que necesitas es descansar, el viaje de seguro fue agotador ¿Verdad?. Tú cuerpo todavía está en recuperación, no deberías abrazarme»
Oona volvió a disfrutar como su esposo le agarró la mejilla.
«Sigues demasiado delgada, todavía te notas un poco pálida, aunque tus mejillas ya empiezan a notarse rosadas»
Sus palabras asustaron a Oona, ella agarró la mano de su esposo con un leve temblor para finalmente preguntar:
«¿Acaso me veo fea?»
«...» [¿Cómo es que llegaste a esa conclusión?]
«N-no te preocupes, dame sólo... un poco más de tiempo. Te prometo que voy a ser muy bonita, siempre me veré bonita para-¿mm~gh?»
Oona se sorprendió por el suave beso que su esposo le dio a sus labios, no fue algo intenso, pero fue suficiente para callar a Oona.
Ella no cerró los ojos, por lo que pudo ver la cara sonrojada de Keres que le dijo:
«Eres hermosa Oona, eres la más hermosa ante mis ojos. Incluso cuando te ví por primera vez, con un cuerpo delgado y demacrado junto a una apariencia sucia..., seguiste viéndote muy hermosa, como un ángel»
Las mejillas de Oona se acaloraron hasta volverse rojas, tanto como las mejillas de Keres, que esquivando la mirada, agregó:
«No tengas ideas equivocadas, sólo estoy preocupado por tú salud, no te lo decía porque te encuentre fea, mi esposa nunca podría serlo. Sólo quiero que obedezcas cuando te digo que te cuides y no hagas nada, no vayas a salir ni para recoger flores como lo intentaste hacer en el Ducado»
«... ¿Temes que me lastime?»
«Mucho»
«Eres un tramposo»
Murmuró, Oona. Para luego deslizar su vestido, dejando al descubierto su hombro y cuello. Se inclinó a la derecha, ofreciendo esa parte de su cuerpo.
«Prometo, que me cuidaré más y seré más obediente, sólo si me dejas tres marcas»
«¡¿...?!, ¿Qué?»
«Tres chupones que sean visibles. Aquí, aquí y aquí»
Señaló una muy contenta Oona a un estático Keres, que todavía parecía procesar aquella petición.
«¿Por qué me pides eso? Es más ¿Por qué tienen que ser visibles?»
«No es obligatorio, si quieres no lo hagas. En todo caso mañana iré al pueblo a entrevistar a los trabajadores para la construcción de nuestra mansión-mm~»
Ella soltó un pequeño gemido cuando su esposo le besó el cuello, cerca del mentón, hasta dejar una marca de amor. Luego besó otra parte visible e incluso mordió cuando terminó de dejar la tercera marca que había exigido su esposa.
Se alejó y preguntó:
«¿Ya, serás obediente?»
Oona, no podía ver sus marcas, pero las sentía. Así que muy alegre respondió:
«Sí, hasta que las marcas desaparezcan»
«¿Eh?»
«Sí quieres que continúe obediente, nunca debes permitir que las marcas desaparezcan»
Eso cayó como un gran rayo sobre la cabeza de Keres, que reprochó:
«Espera, Oona, eso no era parte del trato»
«Si lo fue, dije: "si me dejas tres marcas visibles, seré más obediente". Entonces, si las marcas desaparecen, ya no hay trato»
«Eres una tramposa»
Keres no podía lidiar con su esposa del todo, sentía que ella siempre iba a la delantera por alguna extraña razón.
Jamás pensó que la relación entre ambos avanzaría tan rápido, sobre todo por la inusual boda, sin dejar de lado que eran cómo dos extraños. Incluso ahora, él no conocía mucho de la vida de su esposa.
Pero daría lo mejor para conocer a está delicada dama que no pierde la oportunidad para decirle lo mucho que lo ama.
y morí de ternura con Keres eligiendo un arma xa su frágil mujer 🤗🤭🤭