Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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sin camino.
Cada día se convertía en un verdadero tormento. Durante una de esas noches, noté que uno de los caballos estaba padeciendo de una enfermedad. Preocupada por su condición, decidí guardar una manzana para poder dársela y ayudarlo de alguna manera. Sin embargo, mientras realizaba esta acción, no me percaté de que había alguien observando mis movimientos desde la distancia.
En la oscuridad de la noche, la malvada señorita Roberta me detuvo abruptamente mientras yacía en la cama. Con una fuerza increíble, me agarró del cabello, y, a pesar de mis esfuerzos por liberar mi cabeza de su agarre, el dolor fue insoportable y mis gritos resonaron en el aire.
—Te enseñaré que desobedecer tiene consecuencias —declaró la señorita Roberta con una voz fría y amenazante—. Y si tanto te preocupan los animales, prepárate para descubrir cuán sucios y repugnantes pueden llegar a ser.
Con esas palabras, empezó a arrastrarme con fuerza por los corrales, sin dejarmre la opción a escapar. Cada paso era un recordatorio doloroso de su poder sobre mí, mientras el miedo se apoderaba de mi corazón.
Mis rodillas me causaban un intenso dolor al deslizarme con dificultad sobre las piedras del camino. Cada vez que mi cuerpo se rozaba con las superficies ásperas y duras.
Todas las niñas observaban con temor, sus rostros reflejaban la angustia que sentían; algunas incluso dejaban escapar lágrimas por la situación que estaban presenciando. Sin embargo, ninguna de ellas se atrevía a intervenir, pues sabían que si lo hacían, sufrirían consecuencias aún peores.
¡Te voy a enseñar una lección, sucia niña ladrona! exclamó Roberta, mientras me soltaba en el lodo donde estaban los cerdos.
Así han pasado los últimos años de mi vida, hasta llegar a este momento en el que acabo de cumplir dieciocho años.
—¡Vamos, Sofía! ¿A dónde piensas ir? Aquí tendrás un lugar donde dormir y un trabajo —dijo una de mis amigas, quien ya llevaba más de dos años trabajando en la cocina del orfanato. La verdad es que ninguna de las chicas que estábamos en aquel lugar tenía un hogar al que regresar; y si no éramos adoptadas, nuestro destino sería la calle.
Lo que menos deseo en este momento es pasar toda mi vida al lado de la señorita Roberta, quien sigue intentando hacerme la vida difícil y sin decir que ella hizo todo lo posible para que nadie me adoptará . Sin embargo, tampoco puedo permitir que todos estos niños sufran y se conviertan en víctimas de abusos, tal como nos sucedió a nosotras en el pasado. ¡Es algo que realmente me preocupa! exclamé, mientras dejaba escapar un suspiro profundo y comenzaba a limpiar una gran bolsa de frijoles que tenía a mi lado.
piénsalo un momento, podrías ahorrar algo de dinero y después podríamos irnos juntas ala ciudad, ambas buscaremos poner una gran pasteleria._sugirió Catalina, mi mejor amiga, en aquel lugar acogedor. Se sentó a mi lado con una sonrisa y, al mismo tiempo, colocó cuidadosamente dos tazas humeantes de chocolate caliente sobre la mesa.