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Desiree

Desiree

Status: En proceso
Genre:Romance / Mujer poderosa / Mafia / Diferencia de edad / Pareja destinada / El Ascenso de la Reina
Popularitas:15.5k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Jess Queen

Tercera parte! En emisión asique no se desesperen que vamos a paso lento pero seguro. Escribo con mucho amor asi que espero lo mismo de ustedes 🖤

NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 17

Extra largo.

Susan decide sentarse, se aferra a su hijo y con expresion nerviosa, observa a su alrededor como si en cualquier momento algún animal salvaje fuera a lanzarse sobre ella. Lo sabe... sabe quiénes somos y lo que hacemos. Por eso está algo aterrada.

—Mi pequeño hermano parece estar algo molesto —le digo, notando el leve temblor en su mano cuando lo sostiene—. ¿Por qué no lo alimentas mientras charlamos unos minutos? ¿Por qué lo alimentas con tu propia leche, verdad?—le sonrío, intentando suavizar la situación, pero no se relaja. Más bien parece… a la defensiva.

Algo no encaja. Susan no mira al bebé ni intenta calmarlo. En cambio, sus ojos se mueven inquietos de un lado a otro, como si buscara una salida o estuviera calculando algo. He visto esta expresión antes y la he visto en los rostros de otras personas enfrentadas a un juicio final. ¿Por que siento que algo no esta bien? en mi mundo las alertas internas, la intuicion y la desconfianza son tomadas en cuenta como algo primordial.

Vlad, que ha estado a mi lado todo este tiempo, también nota el cambio, pues aprieta mi mano levemente, indicándome que él también percibe que hay algo raro. La tensión en el ambiente crece, y Susan no tarda en delatarse.

—No... yo no... no lo alimento yo misma —dice con torpeza—. Él se alimenta de leche de fórmula.

—¿Fórmula? —repito con escepticismo. El bebé empieza a llorar, y Susan lo sostiene torpemente, sin saber cómo calmarlo. Mi hermano... mi hermano está llorando de hambre. Algo en mi interior hierve al ver cómo ella parece tan indiferente, tan poco dispuesta a brindarle el más mínimo cuidado.

Vlad se pone de pie, su rostro completamente sereno, pero sus ojos grises destilan frialdad.

—Voy a buscar a Derek y algo para alimentar al pequeño. —anuncia—. Esto será interesante, y quiero que esté presente.

Susan se levanta, como si quisiera aprovechar ese momento para escapar, pero apenas da un paso hacia la puerta, le bloqueo el paso y suelto una leve risa.

—Todavía no te di permiso de irte, Susan. Siéntate y espera a que llegue mi padre.

Ella se congela, y cuando intenta abrir la puerta, se encuentra cara a cara con Dean, quien está plantado del otro lado, brazos cruzados, y expresión tan amenazante que hasta yo sentiría un poco de temor si no fuera de los nuestros. Susan lo mira con desprecio.

—¡Apártate, maldito criminal! —Siento una punzada de rabia al escuchar esas palabras, pero una sola mirada mía es suficiente para que Dean le cierre la puerta en la cara sin decir una palabra.

Unos minutos transcurren lentamente y mi mente trabaja a la velocidad de la luz.

—¡Dean!—No tarda en abrir la puerta para entrar al despacho con Jack. — Pide que llamen a mis tíos.

—¿A todos ellos?

Asiento y Dean se va a buscar a mi familia volviendo a cerrar. Pero Jack no, él se planta frente a la mujer atento a la mujer y con una agilidad impresionante reduce a la mujer sentándola en el sofá cuando intenta correr a la puerta, para que yo pueda tomar al pequeño Derek en brazos.

Entonces la veo fijarse hacia mí, furiosa, los labios apretados y una especie de brillo desafiante en los ojos. Este cambio de actitud me confirma lo que ya sospechaba: no está aquí por el bebé, ni por Derek. Está aquí para conseguir algo.

—Susan, dame a mi hermano y cálmate —le ordeno con una voz helada, que no admite discusión. Cuando no me hace caso, suspiro y hago una señal a Jack, quien sin un segundo de duda, la somete dolorosamente, permitiéndome tomar al bebé con cuidado.

Acaricio a mi hermanito, quien poco a poco se calma, aunque Susan parece indiferente. Ni siquiera lo mira. Todo lo que hace es escudriñar cada rincón de la sala, como buscando alguna posible salida o un punto débil en nuestra vigilancia. En este punto, ya ni siquiera se molesta en fingir nerviosismo o sorpresa.

—¿Quién eres realmente, Susan? —¿Para quién trabajas? ¿Mafia? ¿FBI? ¿Interpol, alguna otra entidad? —susurro mientras observo cómo su expresión pasa de tensa a abiertamente desafiante.

Por un momento, sonríe. Y en su sonrisa, veo algo que me provoca una mezcla de desprecio y lástima. Porque cualquiera que esté dispuesta a poner en peligro a un bebé para cumplir una misión está mucho peor de lo que esperaba.

—Podemos hacer un trato, ¿quieres? —dice, y entonces me mira directamente a los ojos—. Te lo puedes quedar, si me dejas ir. No me importa el mocoso. Podría importarte más a ti, después de todo.

Su respuesta, ese tono despectivo al referirse a mi hermano, confirma todo. Mi mandíbula se tensa mientras asimilo la realidad de quién es esta mujer y de lo que es capaz.

—¿Podrías habértelo quedártelo tú de verdad amaras a tu pequeño hijo —murmuro con una voz calmada—. Pero no sabes con quién estás hablando, Susan, ni con quien intentas negociar.

¿Asi que no le importa su propio hijo? ¿Quiere hacer un trato?

—Suéltala, Jack. Asi nuestra invitada podrá hablar cómodamente.

De repente la puerta se abre y Vlad ingresa con mi padre y detrás de ellos, todos mis tíos.

—Pequeña, en que podemos ayudarte. — Pregunta Tio Connor dejando sus cosas sobre el escritorio.

Mi tio Theo, escanea a la mujer en el sillón y enarca una ceja.

—Es un agente, nada más mírenla, le falta enseñarnos una placa para confirmarlo. —Se cruza de brazos sentándose junto a mi.

—¿Por eso nos llamaste, siniestra? — Sonríe Nik. — Interesante, crei que iba a ser un día aburrido antes de Las Vegas.

Mi padre intenta tomar a mi hermano, pero me aparto. El pequeño esta dormido al fin y es un buen niño, porque los gritos de Susan y el ruido de la habitación no lo molestan para nada y sigue dormido.

Derek esta inmóvil, sin reaccionar, sin moverse.

Connor sujeta la mano de la esposa de mi padre y la obliga a apoyarla en su dispositivo, el cual escanea sus huellas digitales, pero no le basta. El forcejea con ella para hacer lo mismo con su otra mano y la maldita... lo escupe.

Se limpia con la manga de su chaqueta y la toma del nacimiento de su cabello.

—Si no me la das te la corto y me será más fácil hacer mi trabajo y si vuelves a escupirme te llevaremos al matadero, te aseguro que ahí no estarás tan cómoda como aquí. —Amenaza el pelirrojo.

La mujer patalea, mi padre no sabe qué demonios hacer y mis tíos prácticamente se lo quieren comer, nuevamente se convirtió en el pequeño pez en el estanque de tiburones.

—Derek, El bebe tiene que comer. ¿Puedes traer sus cosas? Seguramente también necesita un cambio de pañal.

Parece que mi voz lo trae de regreso al planeta, porque en lugar de hacerme caso, me ignora completamente y se lanza hacia mi tío, empujando a todo aquel que se interpone entre él y su esposa. Derek intenta liberarla de las manos de Jack y Dean, gritando.

—¡Suéltala, maldito, la estás lastimando! —Grita, desesperado, y sus palabras resuenan en el despacho mientras veo cómo su cara se retuerce entre el enojo y el miedo. Sacudo la cabeza en negación y estupefacción, sintiendo una mezcla de decepción y furia. Al parecer, para este idiota, los hijos no somos prioridad.

—Tío Eliot... —murmuro, aún sin poder creerlo. Eliot, que ha estado paralizado observando la situación, da un paso adelante, pero Derek lo aparta de un empujón, sin importarle los límites.

Justo en ese instante, la puerta se abre de golpe, y mi madre entra al despacho hecha una furia. La tensión que llena la habitación parece estallar, y de repente todo queda en silencio... como si la mismísima muerte hubiera entrado en la sala que hace un segundo era un caos de gritos y empujones. Detrás de ella aparecen mis tías, cuyos semblantes reflejan una mezcla de indignación y fuerza, apoyando cada palabra de mi madre.

—¿Alguien quiere explicarme qué demonios está pasando aquí? —pregunta, con su tono glacial, y frunce el ceño. Da un paso adelante, evaluando la escena. Cuando me ve sosteniendo al pequeño Derek, por un instante su mirada se suaviza, solo para volverse aún más helada. —Dess, ¿por qué todavía están aquí? —pregunta, sin apartar la vista de mi rostro.

El asombro en el rostro de mi padre es evidente. Derek ha quedado embobado, mirando a mi madre como si una deidad se le hubiera aparecido. Susan, en cambio, la mira con ojos llenos de odio, y una sonrisa maligna se extiende por su rostro. En ese momento entiendo que el objetivo de esta mujer no era acercarse a mí. No, su verdadero blanco siempre ha sido la reina de la mafia.

—Bueno, madre, parece que mi padre fue engañado por esta, y... —Antes de que pueda terminar, mi tío Connor, que está concentrado en su laptop, interrumpe de golpe.

—Agente del FBI, encubierta desde hace dos años. Nombre real: Elizabeth Moore, treinta años y...

—¿Moore? —La voz de mi madre corta a Connor, que inmediatamente entiende la referencia.

—Hola, prima. —La voz de Susan, o mejor dicho, Elizabeth, está llena de burla y desprecio mientras sus ojos se clavan en mi madre con una satisfacción escalofriante. — ¿Acaso no notas lo parecidas que somos? Mi padre, James, te envía saludos... desde el infierno.

Es la primera vez que veo a mi madre visiblemente tomada por sorpresa. Por un segundo, Sam frunce el ceño mientras la observa detenidamente, como si intentara desenmarañar años de secretos y traiciones con solo mirarla. Sacude la cabeza, y en sus ojos veo cómo encaja cada pieza en su lugar.

—Llévenla al matadero... —ordeno con voz firme. Mis dos chicos la ponen de pie, y Susan forcejea con furia, lanzando miradas asesinas mientras intentan arrastrarla. Sin embargo, sus esfuerzos son inútiles; mi madre se coloca frente a ella y, sin previo aviso, le da una bofetada que resuena en la habitación. —Ya saben qué hacer.

—Mátenme si quieren, pero los federal estan en camino a punto de estallarles el culo a balas.

Eso me preocupa, porque de ser asi, deberiamos evacuar y destruirlo todo.

Derek se da la vuelta de inmediato, y me suplica con la mirada, desesperado. Sus ojos, normalmente llenos de esa altanería que siempre le he conocido, ahora reflejan miedo y una vulnerabilidad que rara vez muestra.

—Es mi esposa, Dess... por favor, no lo hagas. Hazlo por tu hermano, él la necesita y... yo... Solo perdónala, te lo suplico.

Sacudo la cabeza y suspiro, agotada. Mi tía Roisin extiende las manos hacia mí, lista para tomar al bebé dormido de mis brazos y sacarlo de esta escena grotesca. Siento una mezcla de furia y tristeza mientras se lo entrego, sin apartar la vista de Derek.

—¿Te das cuenta de lo que está pasando aquí, Derek? ¡Esta mujer te usó para llegar a nosotros... para llegar a mi madre, en realidad! Es una Moore, una enemiga jurada de nuestra familia. ¿Cómo no lo ves? ¡Y encima es una agente del FBI y por si no lo terminas de entender acaba de decir que se nos vienen encima!

Derek parece sordo a mis palabras, y en lugar de escuchar razones, busca la salida, como si pudiera evitar el destino que se cierne sobre su "esposa".

—¡Es la hija de mi tío James, Derek!—Le grita mi madre.— ¡Yo misma lo maté cuando intentó quitarme todo! ¡Conoces la historia perfectamente! ¡¿Tan ciego eres que no puedes verlo?!

Su expresión cambia de súplica a rabia pura. Se planta frente a mí y me mira con furia. Sus palabras me golpean como una bofetada.

—Lo único que sé es que tú y toda tu maldita familia van a asesinar a Susan, y no estás dispuesta a hacer nada para salvar a la madre de tu hermano —me dice con desprecio, y siento cómo mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, no de tristeza, sino de pura frustración.

—Si estoy haciendo esto es precisamente porque me importan mi hermano y tú, ¿entiendes? ¡Susan, o como quiera que se llame, es una agente del FBI! ¡Ni siquiera sabemos si no tiene un equipo entero de agentes en camino para destruirnos! ¿O es que acaso no entiendes que no es la persona que crees?

—¡Eso es una mentira! —grita, con una mirada desorbitada—. ¡Ella jamás haría eso porque ama a nuestro hijo y a mi!

Vlad se acerca a mí y me toma de la mano, dándome el apoyo que necesito para mantener la calma. Es inútil tratar de razonar con Derek; está demasiado cegado para ver la verdad.

—No te lo perdonaré, Dess —escupe con amargura mientras me lanza una última mirada de odio antes de girarse para seguir a su esposa hacia el matadero. Pero sus palabras ya no tienen el peso que solían tener, porque en este momento, al ver lo que realmente importa, me doy cuenta de que esa "familia" que creía tener con él nunca existió.

No me dirijo al matadero. Me encierro en la sala de control de la fortaleza, donde mi tío Connor, Nik, Theo, y mi primo Dimitri están trabajando junto a los especialistas de la familia, sus caras serias iluminadas por el brillo de las pantallas que reflejan la urgencia del momento.

—¿Revisaron que no tenga un chip de rastreo? —pregunto, mientras me posiciono junto a ellos, mirando los mapas y esquemas en la pantalla. El corazón me late rápido, pero me obligo a mantener la calma—. Dijo que…

—Tu madre ya la asesinó, Dess —me interrumpe mi tío Theo con voz neutra. No me sorprenden sus palabras; el tono áspero que usa me dice que está tan agotado como yo—. Sí tenía un chip, pero lo destruyeron junto con... el resto de ella.

Las palabras caen con una frialdad que resuena en la sala de control. Susan, o Elizabeth, ya no es más que restos. Mi madre hizo uso de la trituradora industrial recién instalada; ni siquiera los huesos quedaron completos. Solo una masa insignificante que terminará siendo alimento para los animales salvajes de la zona. En esta familia no hay lugar para traiciones.

—Hay movimiento sospechoso afuera, Dess, y se mueven rápido —interviene Connor, con la vista clavada en las cámaras de seguridad—. Llévate lo que necesites; tu padre ordenó volar todo esto en pedazos. Mañana nos encontraremos todos en Rusia. Toda la familia.

La noticia me atraviesa como un cuchillo. Un nudo se forma en mi garganta al saber que el lugar donde crecí, donde tengo mis recuerdos más preciados, será destruido… todo por culpa del idiota de mi padre que no ve mas allá de sus malditas narices. Las palabras de Connor retumban en mi mente, pero sé que no hay tiempo para emociones. Me concentro y asiento, mirando la sala como si quisiera grabarme cada detalle antes de abandonarla.

—¿Dónde está Derek? —pregunto, y un silencio pesado cae en la sala. Las miradas de mis tíos y primo se fijan en mí, y el aire parece volverse más denso, cargado de algo que me cuesta procesar.

Dimitri, incapaz de sostener mi mirada, desvía los ojos y respira hondo antes de hablar.

—Lo siento, Dess. Tu padre se disparó. Está muerto, no pudo con la presión ni el dolor.

El frío y la lógica de mis pensamientos se ven sacudidos por un torbellino interno. Derek está muerto. No puedo detenerme a procesarlo, y menos ahora, lo unico que comprendo es que por su falta de cojones dejo huérfano a su pequeño hijo, mi hermanito.

—¿Y el cuerpo? —Mi voz apenas se tambalea, y me obligo a moverme hacia la salida, cada paso cargado de una determinación que no me permite pensar en otra cosa—. ¿Dónde está el maldito cuerpo?

—Tu madre y Vlad te esperan en el matadero, muévete rápido. No tenemos mucho tiempo —dice Dima, su tono tranquilo tratando de centrarme, de recordarme quién soy y lo que debo hacer.

No es insensibilidad; es nuestra vida. Y, aunque duela, estoy acostumbrada a esto. Sin detenerme un segundo, salgo de la sala, mentalizándome para lo que sea que me espere en el matadero.

...

¿En qué momento mi vida se volvió un jodido caos? Sacudo la cabeza y corro hacia el matadero. No está cerca de la mansión, así que cuando veo la moto de León aparcada cerca de la entrada, no lo pienso dos veces. Subo, la enciendo y acelero a toda velocidad, sintiendo el viento golpearme en el rostro mientras mi mente lucha por asimilar lo que acaba de pasar.

Al llegar al matadero, freno en seco y desciendo de la moto. Frente a mí, mi madre está en la entrada, con un cigarrillo en la mano y el rostro endurecido, y Vlad a su lado, manteniéndose firme pero con una expresión de profunda preocupación. La escena me golpea más fuerte de lo que imaginé; ver a mi madre fumar después de tanto tiempo solo me indica cuán afectada está.

—Madre. —Trago grueso, intentando mantener la compostura, pero ella me abraza sin vacilar, sin dejar espacio para preguntas ni excusas. Su abrazo es un refugio, aunque la tensión en su cuerpo revela el dolor contenido.

—Lo siento, hija… Él… —Susurra, su voz rota apenas perceptible mientras intenta disculparse.

—Lo sé. —La corto, separándome ligeramente de su abrazo. Mis palabras suenan más frías de lo que pretendía, pero es que todo esto es un golpe. Vlad se acerca, coloca su mano en mi espalda y me rodea con sus brazos, dándome apoyo en silencio.

—¿Dónde está su cuerpo? —pregunto, mi voz entrecortada y sin fuerza.

—Eliot y su familia se lo llevaron a Texas. —Mi madre respira hondo y da un paso hacia mí, acariciando mi rostro y limpiando las lágrimas que, hasta ese momento, no sabía que estaba derramando—. Ellos se encargarán de darle una sepultura digna, hija. ¿Tú estás bien?

No sé cómo responder a eso, así que simplemente cambio de tema.

—¿Y mi hermano? —Digo en un susurro, pensando en lo solo que ha quedado, en cómo la traición de Susan y la muerte de nuestro padre lo han dejado sin nada. Ese pensamiento me duele más que cualquier otra cosa en este momento.

—Está con mi madre, cariño. Pensé que quizá… querrías quedártelo y cuidarlo, criarlo tú. —Su voz es suave, y sé cuánto significa que me lo ofrezca. Mis labios tiemblan un poco, y apenas logro susurrar:

—Gracias. —No tengo otra respuesta.

Mi madre asiente, conteniéndose. Nuestras miradas se cruzan, y, sin palabras, sé que esto es tan duro para ella como para mí. Hemos compartido un hogar, recuerdos, y ahora todo eso quedará atrás.

—Toma todo lo que necesites —dice—. No hay tiempo. Casi todos ya están en la pista, listos para irse… listos para abandonar este hogar y no volver nunca más.

Asiento, apretando la mano de Vlad, y me giro hacia mi madre una última vez antes de partir. La abrazo de nuevo, más fuerte esta vez, queriendo darle a entender que, aunque este es solo un lugar, las despedidas duelen.

—Lo siento, mamá.

Ella respira profundamente y me acaricia el cabello.

—Solo es una casa, amor. Podemos tener todas las que queramos. Lo único que me importa es tu seguridad, la de tus hermanos y de nuestra familia.

Mis labios se curvan en una pequeña sonrisa triste. Sé que tiene razón, pero ese no es un consuelo completo.

—No tengo nada importante en casa. Todo lo que realmente necesitaba ya lo sacaste esta mañana —le digo mientras entrelazo mis dedos con los de Vlad.

—Entonces podemos irnos ya. Nuestro avión nos espera.

Vlad asiente, pero noto que duda. La rigidez en su rostro me da una pista de lo que está pensando, y un instinto extraño me alerta. Miro a mi alrededor, buscando a mis chicos.

—No me iré de aquí sin tener a mi personal reunido. —Frunzo el ceño, y Vlad responde con una expresión sombría.

—Les dije que ya no serían tu personal y…

—Lo sé. Pero no tienes derecho a disponer de mi gente sin consultarme antes. Olvídate de eso, Vlad. Eres mi esposo, entiendo que quieras que tu gente se encargue de todo, pero sin mis chicos no me voy a ningún lado. ¿Comprendes? —Cruzo mis brazos y le lanzo una mirada que no deja lugar a dudas.

Vlad respira hondo, visiblemente molesto, pero asiente con algo de reticencia. Sacudo la cabeza, saco mi móvil y rápidamente tecleo un mensaje, ordenando a mis chicos que esperen en el avión de la familia Volkov.

—No creí que te enojarías tanto por eso —dice, su tono ahora más suave, intentando calmar la situación mientras yo guardo el móvil.

—Me molesta que tomes decisiones sin consultarme, especialmente cuando se trata de personas que han sido mis amigos y compañeros durante años. Ellos no solo son mis custodios; son mi familia, y espero que lo entiendas.

Él suspira, luego asiente sin decir una palabra. Los dos sabemos que este no es el momento para discutir más. Nos dirigimos hacia la pista cuando abordamos la camioneta, listos para dejar atrás lo que, por años, fue nuestro hogar y comenzar una nueva vida.

Pobre Dess... cada vez mas complicada se esta volviendo su vida.

¿Que les parecio el capitulo extra largo? ¿Les gusto?

Dejenme ss comentarios, saben que las leo a todas y respondo cuando puedo.

Gracia por leer!

1
Zoila Mendoza
Bueno
Zoila Mendoza
Malo
Elvia Ramona Barreto
Qué está pasando ahora
Elvia Ramona Barreto
De aquí en adelante será otra vida
Elvia Ramona Barreto
Dereck es un hombre que no tiene empatia por nadie,solo le importa el y lo que sirve a el,que le den una buena patada en sus partes blandas y su trasero,que no vuelva a molestar a su hija
Elvia Ramona Barreto
Hermoso capítulo, me encantó
Elvia Ramona Barreto
Estoy feliz por la decisión, no hay lugar para el arrepentimiento, y serán felices para siempre
Elvia Ramona Barreto
excelente trabajo
Elvia Ramona Barreto
Wow!!! Parece que se las trae la pequeña jajaja.
Elvia Ramona Barreto
Me gusta como empezó, estoy entusiasmada sigo leyendo
Elvia Ramona Barreto
Yo creo que le tira Aiden,veremos más adelante
Elvia Ramona Barreto
Creo que será tan buena como la anterior
Maty Castro
Hola escritora cuál sería la otra novela aparte de esposa abandonada
Yanitza Aguirre
Hola Jess! cuando dices aquí dos novelas anteriores, se que una esposa abandona, y la otra cuál es?
Jaqueline Leiva
hola autora como estas k paso k no seguiste actualizando espero k estes bien
Jess Queen: Enero será un buen año..Volveré pronto
total 1 replies
Lennys Ariannys
muy alucinante
Kely Oteo Hernandez
execelente más capítulos por favor
Carmen Blanco
Excelente
Carmen Blanco
me encantó su elección al principio creí en aiden pero me decepcionó ares también pero no tanto el siempre dijo que era ara molestar a Aizen
Jacinta Quiroga Gonzalez
Bueno
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