¿Qué es lo primero que haces cuando encuentras a alguien herido frente tu puerta? Ver si sigue vivo?, llamar una ambulancia?.
No. Lo primero que Michael hizo fue pensar que era lindo.
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CAP 18
Elysian no tardó demasiado en hacer dormir a Lesia, aunque, al tener herencia de cazadores, su horario de sueño era corto. Los monstruos de sangre eran conocidos por estar activos durante la noche, aunque eso no significaba que fuera imposible verlos durante el día. Tras observar cómo la respiración de la niña se volvía constante, se dispuso a salir de la habitación en silencio.
Las últimas palabras del peliplateado habían inquietado a Michael. Él se movía inquietamente en un sofá, mirando en dirección a la habitación donde había entrado Elysian. El tiempo fue menos de una hora, pero para Michael fueron unos minutos largos. Cuando el peliplateado salió, se acercó a él y dijo:
—Hablemos...
En su habitual frialdad, sin embargo, había algo extraño en su voz.
¿Será por la tensión que veo doble intención en todo? se preguntó Michael mientras se apartaba a un lado y le dejaba espacio a Elysian.
Lo observó sentarse incómodo a su lado, como si quisiera decir algo, pero las palabras se quedaran en su boca. Michael escuchó sus propios latidos; debería dejar de pensar demasiado, pero realmente le gustaba la paz de aquel lugar y no quería pensar en irse. Aunque sabía que era poco probable que lo aceptaran sin el consentimiento de Elysian, estaba preparado para oponerse si decía que se irían.
Elysian lo miró y, después del silencio, dijo:
—Como ya lo habrás adivinado, mi maestro está desaparecido; nadie ha recibido información de él. Había estado evitando el tema por Lesia. Después del festival, planeo irme de la aldea y buscarlo. Ya he realizado los preparativos y he hablado con el jefe de la aldea; puedes quedarte.
La información le llegó nuevamente de golpe a Michael. Se sintió aliviado de que podría quedarse allí, pero al mismo tiempo... se preocupó. Aún tenían el vínculo. ¿Qué haría él si el otro moría de la nada? ¿Comenzaría a pelear y terminaría siendo el dolor de la pelea, o lo succionaría hasta dejarlo seco como aquella vez en la plaza?
—¿Y el vínculo...? —preguntó dudoso Michael.
—Funcionará como siempre... —respondió Elysian.
—Entonces, ¿estás yendo a no sé dónde para pelear contra no sé quién para buscar a tu maestro cuando aún tenemos este vínculo? —preguntó Michael, escéptico sobre su fiabilidad. Lo que decía podría ser equivalente a un suicidio, y él no quería convertirlo en un suicidio doble.
—Es por eso que esperaré al festival... —respondió el peliplateado. Había planeado que su maestro le ayudara a deshacerse del vínculo, pero ahora solo podía ir así. No importaba lo que pensara el humano, él se iría de la aldea. —El festival refuerza la barrera, pero como la mayoría de las cosas, su principio es el aura, por lo que después del festival el aura rebosa por todos lados. No morirás —continuó dando una explicación, omitiendo que el efecto solo duraría una semana. Tenía la sensación de que el problema solo se agrandaría si lo decía.
—¿Okey...? ¿Y qué sucederá con Lesia? —respondió Michael, sospechando por qué las cosas eran tan convenientes y encontrando una razón para que le peliplaeado no hiciera algo arriesgado, él no quería morir.
—Ella también se queda —respondió Elysian.
—Me refiero a quién la cuidará —replicó Michael.
—Es independiente; puede cuidarse en mi corta ausencia. Además, esa es la condición para que te quedaras —respondió el peliplateado.
—¿Uhm? —Michael estuvo un segundo confundido hasta comprender que esa era la razón por la que aceptaron que se quedara. Debía cuidar a Lesia. No le molestaba eso, pero lo que le irritaba era que Elysian solo dijera lo que se necesitaba en el momento, a menos que preguntaras.
—Entiendo, aún así no me gusta la idea —respondió a continuación Michael, tras su queja mental.
—Lo haré igualmente —informó el peliplateado, desprendiendo una aura fría. Le dijo al humano por cortesía, no para pedir su opinión, se quejó un poco irritado el cazador.
—Y yo te digo que no lo aceptaré —dijo Michael, sintiendo el ambiente frío. Antes de levantarse, se fue de la casa; necesitaba despejar su mente. El pelinegro sabía que era terco, pero con el tiempo ya no le tenía miedo, y su poder de decisión ahora estaba parejo en su opinión.