Enamorar A Un Vampiro

"No se mueve, Azael, ¿qué le has hecho?", exige saber Daemon. Sus garras saliendo de las manos, listas para atacar.

"Yo no he hecho nada, depende de él salir o quedarse en un sueño para siempre".

"Un sueño..." susurra Daemon, "Lo mejor para ti es que eso no suceda".

Dentro de la mente de Rhett, él apenas puede escuchar los sonidos del exterior, su cabeza palpita y, cuando ha empezado a abrir los ojos, lo primero que le recibe es su antigua habitación.

Puede ver la madera y la ropa tirada por doquier, siempre fue así, Rhett no era exactamente la persona más ordenada de casa. Su madre siempre le reprochaba que debía adquirir buenos hábitos.

Cuando se apoyó sobre la cama fue como si hubiera tenido un sueño profundo, sus ojos pesaban. No quería levantarse de la cama hasta que escuchó una voz abajo, seguro sería su madre.

Estirando los brazos, Rhett se puso de pie y caminó hacia las escaleras, mientras más escalones bajaba, la voz se hacía más clara, decía "Un intruso, un intruso en casa, ven aquí y te echaré tan pronto como te vea".

¿Un intruso? No podía defender a su madre en el estado en que iba, con los pies desnudos y sin algo útil para defenderse. Se apoyó en una de las paredes del pasillo e inspeccionó los alrededores, buscando a su madre o al supuesto invasor.

"Ey, tú. ¿Quién eres? Has venido a perturbar mi paz", una voz masculina hablaba desde la cocina, Rhett agarró todo el valor que pudo y caminó hacia ella.

Su respiración se volvió pesada por el temor, sus manos temblaban inquietas.

Entrando a la cocina, todo se volvió frío y oscuro, la única luz que la iluminaba era la de la luna, que se coló por la ventana. En medio del lugar, en el comedor, un hombre con un cuerpo bastante robusto estaba sentado con los pies cruzados bajo la mesa.

Instantáneamente, Rhett se paralizó en su lugar, incapaz de continuar entrando. Por alguna razón, una parte de él le decía que se trataba de una criatura de la noche, un vampiro, "Ah, te advertí que era mejor que te fueras" habló, sus ojos no se abrieron, parecía querer ignorar su presencia.

Rhett no podía moverse, tampoco podría ir con su madre para salvarla antes de que algo suceda.

"¿Por qué estás aquí? Esta es la casa de unos simples campesinos, nuestra sangre no será de tu agrado" exclamó Rhett, sí, debía intentar razonar con él primero, no le quedaba otra opción.

"Sangre, hace mucho que ya no puedo consumir nada de ella, pero dime, ¿mi sangre corriendo por tus venas es útil para ti? Siéntete afortunado por tenerla", con eso, el vampiro abrió los ojos, su mirada lucía tan enfadada y molesta que Rhett creyó que lo asesinaría allí mismo.

Rhett comprendió rápidamente, este hombre decía ser su padre, ser consciente de ello le recordó su propósito. No debía dejarse llevar por la ilusión de su hogar, todo lucía familiar y casi cree que está en la realidad, qué fácil se ha dejado llevar por la magia.

Con atención analizó al vampiro, compartían los ojos azules profundos como el agua del mar, el cabello negro como la noche y, fuera de eso, no había otra cosa que se lo confirmara.

"¿Eres tú?" Rhett soltó una pequeña risa, este hombre poco digno había estado con su madre en algún momento y después la abandonó. Pero qué decepción.

"Tengo asco de llevar tu sangre, admito que estoy feliz de no tener habilidades de tu parte" acusa Rhett.

Su padre continúa sentado, observando desde su lugar atentamente. "Bueno, tampoco es como si puedas quitar mis raíces de tu cuerpo", esperando a que Rhett se deshaga de la influencia de la magia, se da cuenta que tardará más de lo esperado, así que continúa hablando "Estarás feliz de que las habilidades de tu madre estén en tu cuerpo en lugar de las mías, ¿cierto? Entonces déjame soltarlas".

La sonrisa del vampiro crece, le muestra a Rhett los colmillos más largos que ha visto jamás.

La sangre empieza a brotar del suelo, el lugar se está inundando y Rhett continúa sin poder moverse de allí. Mira al culpable y su padre solo se encoge de hombros.

"Yo no te mataré, pero los cazadores que están afuera de aquí sí que lo harán. Tu noviecito no podrá pelear solo" dice con burla el vampiro.

La sangre sigue subiendo por el suelo hasta llegar a sus rodillas, tiene que despertar.

Fuera de su mente, Daemon continúa impaciente esperando a que Rhett despierte del viaje. Ya lleva tres horas dentro y el amanecer cada vez está más cerca, sin mencionar que tiene un mal presentimiento instalándose en su cuerpo.

"¿Cuánto más tardará?" pregunta Daemon a Azael.

"No lo sé, está tardando más de lo normal".

El cuerpo de Rhett se sacude con fuerza, sus brazos y piernas se retuercen al mismo tiempo que el mago sonríe con fuerza, su ritual funcionó finalmente.

Azael sujeta con fuerza el rostro de Rhett y levanta uno de sus labios con su propio dedo para inspeccionar las encías. Hay colmillos emergiendo de su boca, como los de un perro, el mago no puede pensar en una situación más extraña.

"Ya está despertando" explica Azael con orgullo, después los ojos de Rhett se abren y el rostro del mago se contrae en sorpresa "No, esto está mal".

Una rama se rompe cerca de ellos, ninguno de los dos ha olvidado que están en un lugar despejado y fácil de atacar. Daemon agudiza su olfato para intentar encontrar aquello que causó el sonido, huele a plata. Cazadores.

"Debemos irnos, ¡rápido!" grita Daemon. Cuando intenta tomar el cuerpo de Rhett para cargarlo sobre su espalda, nota que ha cambiado tanto que apenas parece una persona.

Azael aprovecha y levantándose le dice a Daemon, "Es una bestia insalvable".

Luego, una flecha cae tan cerca de Rhett que lo hace soltar un chillido, su cuerpo, que había empezado a cubrirse de pelo y sus ojos teñirse de amarillo, se quema con el contacto de la plata. Sus garras rasguñan el suelo, toman la tierra buscando algo a lo qué sujetarse mientras su cuerpo continúa doliendo y cambiando.

Más y más flechas caen del cielo, Daemon tiene que arrastrar a Rhett, mientras sus gritos desgarran el viento. No sabe qué hacer, no sabe a dónde ir, cuando busca la ayuda de Azael, él ya se ha ido del lugar, dejándolos a su propia suerte.

El vampiro recuerda las palabras que le dijo antes de desparecer 'Es una bestia'.

"Te sacaré de aquí, Rhett, aunque me cueste la vida".