En un reino gobernado por una familia real que ha reinado durante siglos, Lilith, una joven de extraordinaria belleza y poderes mágicos, nace destinada a ser la villana del cuento. Desde niña, Lilith ha sido marginada y temida por los habitantes del reino, quienes creen que su sola existencia traerá la ruina a todo lo que ama.Cuando el rey y la reina mueren en extrañas circunstancias, Lilith se ve obligada a huir del palacio y a esconderse en las sombras, mientras que su hermano Azrael asciende al trono, convirtiéndose en un gobernante tiránico y despiadado.Decidida a reclamar su derecho al trono y a demostrar que no es el monstruo que todos creen, Lilith se embarca en una peligrosa aventura, enfrentándose a criaturas mitológicas, aliados inesperados y a su propio destino. A lo largo de su viaje, Lilith deberá aprender a abrazar su naturaleza oscura y a utilizarla para liberar a su reino de las garras de su hermano.¿Logrará Lilith superar los prejuicios y convertirse en la heroína de su propia historia? Descúbrelo en esta épica novela de fantasía, llena de magia, intriga y un giro inesperado que te dejará sin aliento.
NovelToon tiene autorización de Gabrielcandelario para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 18
Capítulo 18 - La Batalla por el Destino
La batalla contra Arcanus, el Señor de las Sombras, se tornaba cada vez más fiera e implacable. A pesar de nuestros esfuerzos conjuntos, el poderoso enemigo parecía resistir nuestros ataques, retrocediendo apenas unos pasos antes de volver a la carga con renovada furia.
Sentía el cansancio acumularse en mis músculos, pero no podía darme por vencida. La imagen de Endymion sonriéndome con orgullo me daba la fuerza necesaria para continuar luchando.
Miré a mi alrededor, observando cómo mis aliados también se esforzaban al máximo, conjurando hechizos y esquivando los ataques del Señor de las Sombras. Damien, Esmeralda y Theron se batían en un feroz combate cuerpo a cuerpo, mientras Selene y Zahra nos brindaban apoyo desde la retaguardia con sus poderes curativos y defensivos.
Arcanus, por su parte, parecía disfrutar de la batalla, su mirada oscura y despiadada fija en nosotros.
—¿Eso es todo lo que pueden ofrecer? —se burló, su voz resonando entre las ruinas—. Patéticos mortales, ¿realmente creen que pueden detener mi ascenso al poder?
Alzando sus manos, invocó una poderosa onda de energía oscura que nos obligó a retroceder. Varios de nuestros guerreros cayeron heridos, y sentí la desesperación apoderarse de mí.
"No puedo permitir que gane", pensé con determinación. Debía encontrar una manera de debilitarlo, de abrir una brecha en su defensa que nos permitiera acabar con él.
En un acto de inspiración, me giré hacia Selene y Zahra.
—Necesito que concentren todo su poder en un solo hechizo —les dije con urgencia—. Algo que pueda dañar a Arcanus de forma definitiva.
Ellas me miraron con sorpresa, pero asintieron sin dudar. Comenzaron a recitar un antiguo conjuro, mientras Damien, Esmeralda y Theron mantenían ocupado al Señor de las Sombras.
Sentí la magia acumulándose a mi alrededor, una energía pura y poderosa que se expandía con cada segundo que pasaba. Cuando Selene y Zahra finalizaron el hechizo, una intensa luz dorada inundó el templo, cegándonos momentáneamente.
Arcanus aulló de dolor, su figura retorciéndose bajo el resplandor. Aproveché la oportunidad para acercarme a él, canalizando todo mi poder en un poderoso rayo que impactó de lleno en su pecho.
El Señor de las Sombras gritó con una agonía desgarradora, y pude ver cómo su cuerpo comenzaba a desintegrarse. Mis aliados se unieron a mí, sumando sus propios ataques, hasta que finalmente Arcanus se desvaneció en un torbellino de energía oscura.
Un silencio tenso se apoderó del templo, mientras todos observábamos el lugar donde había estado el poderoso enemigo. Sentía mi corazón latir con fuerza, abrumada por la intensidad de la batalla.
Fue Damien quien rompió el silencio, acercándose a mí con una expresión de asombro.
—Lo logramos —dijo, con una sonrisa genuina—. Hemos derrotado al Señor de las Sombras.
Un profundo alivio me invadió, y no pude evitar dejar escapar un suspiro tembloroso.
—Sí, lo hicimos —respondí, con la voz cargada de emoción—. Pero a qué costo...
Observé a nuestros heridos guerreros, quienes eran atendidos por Selene y Zahra. Sabía que, aunque habíamos salido victoriosos, nuestro triunfo no estaba exento de sacrificios.
Damien puso una mano reconfortante en mi hombro.
—Endymion estaría orgulloso de nosotros —dijo con suavidad—. Luchamos con valentía y protegimos a nuestro reino. Él querría que continuáramos adelante, construyendo un futuro mejor.
Sus palabras resonaron en mi interior, y una sensación de determinación se apoderó de mí. Sí, Endymion había dado su vida por este reino, y yo no podía permitir que su sacrificio fuera en vano.
Reuniendo a mis aliados, les expresé mi firme resolución.
—Nuestro trabajo no ha terminado. Arcanus era solo el principio de una amenaza mayor que acecha a nuestro reino. Debemos estar preparados para enfrentar lo que se avecina.
Todos asintieron con solemnidad, comprendiendo la gravedad de la situación.
—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? —preguntó Esmeralda.
Tomé una profunda respiración, trazando mentalmente un plan de acción.
—Regresaremos a la capital y convocaremos a nuestros mejores estrategas y hechiceros. Debemos reforzar la seguridad del reino y estar alerta ante cualquier indicio de peligro. Además, necesitamos investigar más sobre los orígenes de Arcanus y descubrir si hay más enemigos esperando para atacarnos.
Mis compañeros asintieron con determinación, y nos dispusimos a emprender el viaje de regreso. Mientras cabalgábamos, no pude evitar mirar hacia el horizonte, preguntándome qué más nos depararía el futuro.
Una vez de vuelta en la capital, convoqué a una reunión urgente con los líderes más influyentes del reino. Les expuse la amenaza que habíamos enfrentado y la necesidad de reforzar nuestras defensas.
—Arcanus era solo un peón en un juego mucho más grande —les expliqué—. Debemos estar preparados para hacer frente a peligros aún más formidables que se aproximan.
Algunos de los presentes parecían escépticos, pero otros entendieron la gravedad de la situación. Selene, Damien, Esmeralda, Theron y Zahra aportaron sus conocimientos y experiencia, logrando convencer a la mayoría de la urgencia de nuestras acciones.
Finalmente, se aprobó un plan exhaustivo de fortalecimiento de las defensas. Se enviaron exploradores a las fronteras y se reforzaron las murallas de la capital. Además, se organizó un entrenamiento intensivo para nuestros guerreros y hechiceros, con el objetivo de estar preparados para cualquier eventualidad.
Mientras estos preparativos se llevaban a cabo, me dedicaba a analizar junto a mis aliados la información que habíamos recopilado sobre Arcanus y sus posibles aliados. Sabíamos que debíamos actuar con cautela y anticipación si queríamos proteger a nuestro reino.
Una noche, mientras meditaba frente al fuego, Selene se acercó a mí con una expresión pensativa.
—Lilith, hay algo que me inquieta —dijo con suavidad—. Las ruinas del templo de Helios, ¿no te parece que esconden más de lo que aparentan?
Asentí lentamente, pues esa misma sospecha había estado rondando mi mente.
—Sí, lo he estado considerando también. Arcanus no habría elegido ese lugar por casualidad. Debe haber algo más.
Esa es mi humilde opinión.