NUESTRO SECRETO

-Srta. Megceza, ya está lista?, pregunto el CEO.

-Sí, Sr. Duncan.

La chica quedó sorprendida ante la imagen de su jefe. Él estaba apoyado contra el Marco de la puerta, con su laptop en la mano y su saco en la otra, sobre su hombro.

-Bien. Sígame

Matteo apretó el botón para que se abra el ascensor de ejecutivos y le hizo una seña para que entrara primero. Una vez adentro, Matteo presionó el botón para bajar al estacionamiento. Allí lo esperaba Michael.

El trayecto hacia el coche fue silencioso.

-Michael, llévanos a almorzar al restaurante de siempre. - habló Matteo.

-Si, Matteo.

-Oh, Michael. Te presento a la Srta. Emilia Megceza, es mi asistente y me acompañará en mi almuerzo.

-Mucho gusto. - asintió Emilia sonriendo.

-Encantado Srta. -saludo Michael.

Matteo le abrió la puerta del carro y luego se sentó a su lado. El camino fue silencioso. Cuando llegaron, Matteo le pidió a su chófer que lo espere hasta terminado el almuerzo.

Al entrar al restaurante, buscaron una mesa para ambos y Matteo corrió la silla para que ella se siente.

-Oh, gracias. -dijo ella.

-Lo siento si no es muy lujoso, me agrada venir aquí para el almuerzo.

-No te preocupes, no estoy acostumbrada a los lujos. Ya sabes, nunca los tuve. -Dijo ella.

-Yo… Ordenamos?. -dijo el incómodo. Sintió que la última frase de ella fue directo a su ego. Se sentía tan estúpido por haberse comportado tan mal con ella y decirle todas esas cosas.

-Claro.

Luego de un momento de observar la carta, Matteo habla:

-Yo.. no se si será adecuado pero. Que tal pizza?

Emilia lo miro sonriendo. Sus ojos se iluminaron de repente.

-Amo la pizza. -Dijo emocionada.

Matteo llamo al mozo y ordeno una pizza especial.

-Srta. Megceza yo, quería preguntarle... A quien visitaba en el cementerio cuando la salve la primera vez?

-A mis padres. -respondió ella. -era su aniversario. Y usted no me salvó.

Matteo sonrió y Emilia pensó que jamás había visto una sonrisa tan hermosa como la suya.

-Y usted?. - pregunto ella.

-También a mis padres. Era su aniversario. - respondió.

-Que gran casualidad, Sr Duncan.

-Llamame Matteo, cuando estemos solos puedes tutearme, ya sabes.

-Esta bien. Entonces llámame Emilia.

Ambos sonrieron.

El almuerzo llegó y ambos se dedicaron a comer mientras charlaban.

-Y que fue lo que les pasó tus padres, Emilia?. - pregunto Matteo.

-No lo sé. Mi abuela decía que fue un accidente de auto y se limitó a eso. ¿Y a los tuyos?

-Su avión se cayó cuando iban a Italia. -dijo él. - Fallecieron mis padres y el piloto y su esposa. Nunca se determinó la verdadera causa.

-Lo lamento. -dijo ella.

-Emilia. Sobre lo que ocurrió en el Lux yo.. Lo lamento, bien? No fue mi intención decir todas esas cosas. Estaba estresado y.. había bebido demasiado.

-Esta bien. Olvídalo. Solo... Olvídalo.

Ambos terminaron su almuerzo en silencio y Matteo pago la cuenta.

-Nos vamos?. - dijo él.

-Si, claro.

Se dirigieron al auto que los esperaba en el estacionamiento y los llevó a la oficina. Cuando llegaron a la oficina, también lo hacía Ethan.

-Bonita, como estas?

-Hola Ethan.- Saludo ella sonriendo.

-Por aquí Srta. Megceza. -Hablo Matteo señalándole el ascensor.

Subieron al ascensor para ejecutivos y cuando las puertas se cerraron y comenzó a subir, Matteo paró el ascensor..

-Que ocurre? -pregunto Emilia.

-No quiero que te acerques a Ethan McMillan, creí haber sido claro.

-Acabas de disculparte por eso Matteo, que te sucede?

-Lo de McMillan iba en serio. No lo permitiré. - dijo Matteo acercándose cada vez más a la chica.

-Está bien. Intentaré no estar cerca de él en el trabajo.

-Bien. -dijo Matteo. -oprimiendo nuevamente el ascensor. -Eso espero.

Ambos bajaron en su piso y Emilia se quedó pensando en el olor de su perfume amaderado, lo sexy que es cuando se ríe, cuando frunce el ceño. Era simplemente perfecto.

Sin embargo, no entendía que se traía Matteo con Ethan. Ethan era el hombre más bueno del mundo. Además de amable y gentil. Si no conociera a su jefe, creería que está celoso. Pero eso es imposible.

-Matteo Duncan jamás podría sentir celos de alguien como yo. -se decía a sí misma.

 Mientras él, por su parte, sentía una ola de celos dentro suyo por oír las palabras del idiota de Ethan. Además, le estaba dando vueltas a la conversación del restaurante. Ella realmente se veía sincera. Además, algo abrumada, tal vez ella le sea sincera. Quizá ella jamás se enteró de la verdad y quizá... Es hora de que lo haga... Tal vez lo mejor sea hablar con ella al respecto.

Emilia tiene derecho a saber lo que pasó aquella vez.