Objetivo: Venganza

MATEO

Ni siquiera puedo pensar con claridad en este momento, sólo estoy desbordando rabia, una rabia que me cuesta horrores controlar.

Pensé que fue una riña, hasta ahora de verdad lo pensé. Sabía que la cárcel era ese tipo de lugar. Uno peligroso, uno donde tienes que mantener tu guardia en alto, donde la confianza en otros puede traerte consecuencias, lo sabía, así que cuando los padres de Eli me llamaron para decirme que la habían apuñalado y que había muerto, estaba destrozado como nunca lo había estado en mi vida, pero nunca lo cuestioné. No en realidad. 

Y resulta que fue ese desgraciado, ese malnacido el que la mandó a matar. 

Aprieto a Elisa contra mi cuerpo, para consolarme con su presencia, pero también para detenerme de salir corriendo.

-Estoy bien ahora Mateo- intenta calmarme Elisa, pero no puedo responder. -¿Por qué crees que volvimos al pasado? ¿Por qué entre tantas personas fuimos traídos de vuelta, incluso desde la muerte en mi caso?

-No lo sé- respondo. 

-Yo creo que ese no era nuestro destino, es por eso que volvimos a tener una segunda oportunidad. Y esa segunda oportunidad debemos protegerla y aprovecharla- dice ella. Luego de decir aquello, se impulsa hacia arriba, hacia mis labios y me besa. Inmediatamente me olvido de mi rabia y la pasión la reemplaza.

Antes me detuve a duras penas porque tenía que aclarar si ella había vuelto al pasado o no. Esa duda necesitaba despejarla, porque de no ser así, el estar conmigo podría significar un intento de vengarse de Rodrigo por haberla engañado o por dejarse llevar para olvidar, pero si por el contrario, ella había vivido toda esa primera experiencia de como diez años, era seguro de que Eli no estaba todavía enamorada de Rodrigo, sino que era yo a quien estaba viendo. 

Pero ahora no tengo que preocuparme por eso. 

La beso de vuelta con toda esa pasión que mantuve oculta por años y que tuve que descargar en mujeres que a veces ni siquiera conocía o en un par de esposas que nunca amé. 

La beso hasta que estoy satisfecho y ambos estamos sin aliento. 

-Esta vez no me detendré- le advierto, con la voz ronca de deseo. 

-Esta vez te golpearé si lo haces- deja salir con un jadeo, mientras que desabrocho su blusa completamente y beso uno de sus hombros ahora descubierto. 

Luego me alejo para ver su cuerpo y es tan hermoso como la expresión que está mostrando justo ahora. 

Esa expresión de deseo es mejor que cualquier cosa que pude imaginar.

Bajo los tirantes de su sostén color azul oscuro, sin  desabrocharlo, dejando que sus pechos se desborden por sobre el sujetador. Y luego rozo la parte superior de su pecho, luego su pezón, mordiendo mi labio, queriendo tomarme mi tiempo, mientras que Elisa, empuja un poco sus pechos hacia delante, mientras inclina su cabeza hacia atrás, como suplicando por más. 

Mi poca cordura se va y el deseo de tomarme mi tiempo vuela lejos, mientras que voy y tomo uno de sus pezones en mi boca y juego con el otro, mientras que desesperadamente lucho con mi mano restante para poder desabrochar sus pantalones. Ella gime y ese sonido me vuelve medio loco. 

Subo mi cabeza y la beso, dejándole saber todo lo que siento. Todo el fuego que enciende en mí. 

-Prometo que la próxima vez será más lento- me disculpo de antemano, pero si no la tengo ahora, creo que podría morir. 

Ella me mira con sus ojos medio nublados y se para del sofá para quitar sin demora sus pantalones y su ropa interior. Sin dejar de mirarnos, veo como se desnuda de la cintura para abajo, todavía con su sujetador levantando sus pechos expuestos. 

Abro el botón de mi pantalón y el cierre, tirando mi ropa interior hacia abajo, dejando libre mi miembro que salta hacia afuera con fuerza. 

Ella mira mis movimientos y luego se acerca hacia mí, subiendo a horcajadas sobre mis piernas. 

-Mateo- me llama, mientras meto mi mano entre sus pliegues y descubro lo mojada, pero apretada que está. Meto uno de mis dedos dentro de ella, mientras la miro, pero ella me detiene. 

-Te quiero en mi interior- susurra ella.

-Entonces, tómame- le respondo, sosteniendo mi miembro para que ella baje sobre él. Ambos soltamos un gemido al primer contacto y que Dios me perdone, pero si muero ahora, no me importaría irme al infierno si es entre sus brazos. 

Ella baja lentamente, apretándome tanto que me vuelve loco, hasta que estoy completamente enterrado en ella. 

-Se siente como estar en el cielo- susurro, sin poder creer que es mía, que finalmente tengo en mis brazos a quien tanto he deseado y amado. Que por fin mis sueños se hicieron realidad. 

-Sí- responde Eli, empezando a moverse por sobre mí. La sostengo con ambos brazos hacia arriba por debajo de los suyos y empujo también en su interior.

La sala se llena de gemidos y sonidos de placer. La beso todo lo que quiero y cuando decido que no es suficientemente rápido nuestro ritmo, a pesar que la posición es ventajosa por la profundidad, la tumbo sobre el sofá, sin salir de su interior. 

-Mateo, Mateo- llama Elisa, mientras que voy cada vez más rápido, 

Tomo sus manos y las sostengo contra las mías por sobre su cabeza. La beso nuevamente, sin poder tener suficiente de ella, sin poder creer aún que finalmente la tengo para mí.

Me alejo para respirar y pongo mi cabeza contra su hombro y le digo lo que siento, lo que siempre he sentido.

-Te amo, te amo Eli- susurro contra su piel. 

Ella tiembla contra mí, como si mis palabras hubieran calado muy profundo en ella y un momento después, con mi nombre en sus labios, ella llega. Intento seguir moviéndome, pero me aprieta tanto que no puedo más que correrme también.