Cheryl solía ser una chica común, adicta a las novelas románticas y a una vida sin sobresaltos… hasta que murió. Ahora ha despertado en el cuerpo de la mujer más odiada de su historia favorita. Pero ella no piensa repetir el final.
Entre seducción, traición y poder, Cheryl jugará con las reglas del imperio para cambiar su destino. Porque esta vez, la villana no está dispuesta a caer.
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Fui esclavo
Rhazir conversaba con su madre en la sala privada del trono. La reina, con lágrimas contenidas, no podía dejar de tocarle el rostro, como si aún no creyera que su hijo había regresado.
—Estoy tan feliz de tenerte de vuelta, mi niño —dijo con voz temblorosa, acariciando su mejilla—. No sabes lo que ha sido esto sin ti. Esos viejos intentaron colocar en el trono al segundo y tercer príncipe... —Su tono cambió, cargado de enojo—. Esas mujeres solo querían ver a sus hijos con la corona.
Rhazir asintió con tranquilidad.
—No te preocupes, madre. Ya estoy de regreso. Nada de eso importa ahora.
La reina suspiró profundamente, luego lo miró con preocupación.
—Rhazir... ¿dónde estuviste todo este tiempo?
Él bajó la mirada por un instante, sus recuerdos aún eran una herida abierta.
—Estuve en el Imperio de Diamond. Durante la excursión, hubo una traición. Íbamos recorriendo el camino cuando escuchamos ruidos extraños... sentí un golpe en la cabeza, y cuando desperté, estaba encadenado, siendo golpeado por un hombre. A la cabeza de todo estaba el emperador de Diamond. Me tomó como esclavo.
La reina llevó una mano a la boca, horrorizada.
—¡Oh por los dioses! Ese hombre... ¿cómo se atrevió a tomarte como esclavo?
Rhazir negó con la cabeza, su mirada seria.
—No sabía quién era, madre. En Diamond no conocen la existencia de nuestro imperio... pero pronto conocerán su fuerza, cuando los destruya —dijo con frialdad, y luego caminó hacia el balcón, mirando el horizonte con determinación.
Su madre lo siguió, posando suavemente una mano sobre su hombro.
—Hijo... —murmuró con cautela—. Me imagino que el puesto de emperatriz sigue siendo para Hanna... ¿no es así?
Rhazir sonrió de lado, sin despegar la vista del horizonte.
—No, madre. Ese puesto pertenece a otra mujer... una que primero debo rescatar de un lugar muy oscuro.
La reina se sorprendió, pero luego suspiró con alivio.
—Qué alivio... ya me iba a preocupar si pensabas casarte con esa caprichosa e insensata. Esa niña es una estúpida. Nunca dije nada porque pensé que tal vez podría hacerte feliz... pero cada día demuestra más su inmadurez.
Rhazir no respondió. En su mente, solo existía una imagen: la de Aery. Su princesa. Su sol en medio de la oscuridad. Y no veía la hora de regresar a Diamond… por ella.
Mientras tanto, en el Imperio de Diamond, Aery permanecía encerrada en la torre más alta del palacio. Ya no vestía ropas de princesa. Su atuendo era harapiento, propio de la más miserable de las plebeyas. Pero aun así, Aery se reía.
—No puedo creer que al final parece que igual voy a morir —pensó con una sonrisa torcida—. Cheryl, joder, reencarné para morir… Aunque bueno, al menos me disfruté al bombón de Rael… o más bien Rhazir.
Rió para sí misma, divertida por lo absurdo de su destino, hasta que escuchó el chirrido de la puerta. Se levantó con lentitud, y entonces entró una mujer, una de las criadas de Nerys, quien le arrojó la comida al suelo.
—¡Maldita! Allí está tu comida. Mírate ahora, no eres más que una mendiga —soltó la criada con desprecio antes de marcharse, riéndose con crueldad.
Aery apretó los dientes mientras pensaba con furia: “Espero darle una buena lección a esa perra antes de morir.”
Se agachó y empezó a comer con calma. Sabía que necesitaba fuerzas. Si iba a morir, al menos se llevaría a varios consigo. Y si llegaba su momento… no lo haría de rodillas. Aery no era una princesa de cuentos: era buena en combate, y era fuerte. De pronto, sintió que alguien la llamaba en voz baja. Se asomó y vio a Almudena, su leal criada, quien le pasó un pequeño paquete de comida caliente, envuelta en telas limpias.
—Mi señora, coma. Necesita fuerzas… para cuando la vayan a ejecutar. Huya, y no mire atrás.
Aery sonrió.
—Yo no huyo, Almudena… Pero gracias. Eres una criada leal, y valiente.
La mujer la miró con tristeza.
—El príncipe Kaelion le manda saludos. También está encerrado… no puede ayudarla, y se lamenta profundamente por eso. Pero me encargó algo. Me pidió que elimine a Nerys.
Los ojos de Aery se abrieron por la sorpresa.
—¿Mi hermano te pidió matar a su ex amada?
Almudena asintió con seriedad.
—Así es.
Aery, con una sonrisa siniestra, se acercó más a la reja.
—Entonces hazlo. Pero no quiero una muerte rápida… Quiero que la hagas sufrir.
La criada bajó la cabeza, comprendiendo.
—Será hecho, mi señora —dijo antes de marcharse, decidida a cumplir la orden.
Aery se apoyó en la pared de piedra, mirando al techo con una sonrisa amarga. No era el final aún. Y si el infierno venía por ella… lo haría arder antes.
Esta novela está muy buena
Gracias por el capítulo 🤩🫶🏻
De ahí en fuera ese imperio debía desaparecer ya que así es la vida real cuando atacas no hay compasión
Gracias por los capítulos, espero más 🤩 muy buena esta esta novela
Ahora veremos como le irá a aery en el imperio de rhazir
Gracias por la actualización
Que bueno que volviste 😊 es una gran historia 💪🏻y ahora está mucho más interesante 🫶🏻😬
dudo que muera pronto, porque su bombón la rescatará tal cual una princesa en aprietos.