Rompí sueños e ilusiones por miedo al tiempo...¡tomé malas decisiones y terminé llorando lágrimas de sangre al reconocer la magnitud de lo que perdí!
Pero la buena providencia me da una nueva oportunidad.... ¿Podré curar su lastimado corazón, y formar la familia que desde antes debí haber iniciado con ella?
¡Los invito a leer mi historia!
NovelToon tiene autorización de Grenm@ para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO XXIII COMPARTIENDO
Después de estar unos minutos unidos en un genuino y reconfortante abrazo, causado por tan emotivo encuentro, juntos entraron a la casa que les permitiría compartir y a padre e hijo conocerse un poco.
Miranda los dejó en la sala y fue un momento a su habitación, pues necesitaba un espacio a solas para calmar el caos emocional que sentía en ese momento. Allí en la privacidad de su habitación Miranda lloró por lo que en este momento era y en el pasado no fue. Lloró de alegría por su hijo, porque notó que indudablemente algo le había faltado siempre, y era su papá. ese que él se hacia creer a su madre con indiferencia que le daba igual si aparecía o no, y se admiró de la capacidad de su hijo para tragarse su pena, solo por no hacerla sentir mal.
Allí en su soledad Miranda le dio gracias a Dios porque los ojitos de su hijo se habían cargado de un brillo especial, que describía la felicidad que estaba viviendo, y pidió para él como siempre salud y sabiduría.
Por su parte, Richard continuaba abrazado a su hijo sin querer soltarlo, al igual que su hijo a él, sin embargo, no dejaba de mirar en la dirección que se había ido Miranda con las emociones a flor de piel y lágrimas en sus ojos..
Durante el tiempo que ella estuvo lejos de ellos, ambos se dedicaron a conversar de sus gustos y preferencias y emocionado Jonathan decidió mostrarle a su papá la colección de balones de cada mundial fútbol que ha visto desde que tiene conocimiento del juego, además de sus mascotas, y le contó la fascinación que él siente por ellos, pero que a su mamá no le causan gracia alguna…
. – Mi mamá los mira de lejos y así... - Hizo un gesto muy gracioso que provocó la risa de ambos.
. – ¿Por eso los tienes en este lugar? - le pregunto Richard a su hijo, observando el espacio que tenía destinado solo para ellos, literalmente fuera de casa…
. – Sí, porque si por ella fuera los tuviera enclaustrados en el sótano, y te aseguro que jamás bajaría allá… - Las expresiones de Jonathan refiriéndose a su mamá, causaban la risa continua de los dos.
. – ¿Y a ti por qué te gustaron precisamente ese tipo de mascota y no consideraste el temor de tu mamá? - Quiso saber, Richard.
. - Ella no solo les teme, los repudia porque no se ha permitido quererlos, son tiernos ¿No te parecen? – le respondió y miró a su padre con curiosidad esperando la suya.
. – Bueno… - Ante la cara de recelo de Richard ahora, ambos rieron nuevamente - Tanto como tierno Mmm… No me parece, pero no está mal Jajaja – Richard lo miró esperando haberlo convencido…
. – Lo quieres disimular, pero eres igual a mi mamá - Lo acusó Jonathan sonriendo.
. – Jajaja ¿Por qué lo dices?
. - ¿Por qué no te has animado a acercarte más, ni los has tocado? – Lo cierto era que para él, al igual que para Miranda, esos animales eran demasiado parecidos a los ratones y estos no eran precisamente su animal favorito.
. – Está bien, me descubriste y espero no decepcionarte, pero lo cierto es que no me gustan los ratones...
.- Papá no son ratones. Jajaja, Definitivamente tú eres del equipo de mamá y no me decepcionas por eso - Tomó a su padre de la mano - ven salgamos de aquí para que dejes de hacer de tripas, corazón.
. – Gracias, creo que es justo lo que hacía. Definitivamente prefiero el balones… - Jonathan miraba su padre con fascinación le parecía entre otras cosas sumamente amoroso, comprensivo y gracioso…
. – ¡Ven aquí! - le pidió a Richard cuando percibió la admiración de su hijo por él - Quiero que sepas que no soy perfecto y he cometido muchos errores, uno de los más importantes es no haber estado a tu lado desde antes… - Y dejar a tu mamá, quiso decirle, pero no lo considero prudente - Pero quiero que sepas también, que te amo desde el mismo momento que supe que existías, y que haré hasta lo imposible para hacer un buen padre para ti.
. – No tengo nada que perdonarte papá porque como me dijo mi mamá tú nunca has tenido conocimiento de mí así que no había razón para que volvieras por algo que desconocías.
. – Tu madre es muy sabia y tú eres muy Maduro - le dijo con orgullo y cariño a su hijo.
. – Una vez conseguí el número de tu empresa y quise llamarte - le confeso de pronto Jonathan a su padre, lo que además de sorprenderlo le generó mucha curiosidad.
. – ¿Y por qué no lo hiciste?
. – Por qué mi mamá decía que tal vez, saber de mí provocaría conflictos en tu matrimonio y ella no quería eso.
. – Claro… - Richard no salía de su asombro, y entendió que Miranda mantuvo silencio por temor a causar inestabilidad en su familia. Si ella supiera que nunca existió tal familia - De haber sabido nada me iba a impedir estar contigo hijo, nada hubiese sido más importante que tú.
Porque era cierto, si aun hubiese estado casado, el lugar de su hijo seguiría siendo el más importante, por sobre cualquier cosa…
. – Gracias papá, sobre todo por estar ahora aquí.
Él se sintió complacido ante esas palabras y lo atrajo a sus brazos…
. – Aquí estaré siempre para ti hijo… - Incluso para tu mamá repitió su subconsciente. Estuvieron abrazados unos segundos más en los que Richard agradeció por el lazo que se formó entre su hijo y él tan rápido.
Volvieron a la sala donde encontraron a Miranda apoyada en la isla. Ella los miró tomados de la mano sonrientes e igualitos. Es que el niño no le perdió pinta a su padre, Jonathan era la versión infantil de Richard y Miranda volteó los ojos, porque irónicamente, siempre es así, el padre engendra, y la madre gesta, paré, amamanta y cría, pero ellos salen igualitos al padre. Jajaja.
. – Mami adivina… - Le dijo emocionado su mamá al verla. Ella le sonrió e interrogó con la mirada – Mi papá le tiene miedo a los ratones, y dice que son los parientes pobres los hámster – Se reía con gracia el chico al contar eso a su madre - ¡Hubieses visto la cara que tenía ma!
Miranda y Richard se miraron y se sonrieron contagiados de la risa y felicidad en general de su hijo. Richard se sentía dichoso y orgulloso cada vez que escuchaba al chico decirle papá.
Los tres continuaron conversando, o mejor dicho, escuchando a Jonathan que no paraba de contar anécdotas a su papá sobre Miranda y su fobia con los ratones finos como ella los llamaba, mientras Miranda le volteaba los ojos de manera graciosa y escuchaba a Richard reírse a carcajadas.
Por un momento, ella no pudo evitar mirarlo fijamente y a su mente vinieron recuerdos cuando ambos en el apartamento que compartieron, pasaban momentos tan gratos, donde reían y disfrutaban de instante como este. Richard levantó la vista y la capturó desprevenida observándolo, y aunque ella apartó la mirada inmediatamente para dirigirla a su hijo, él pudo notar la nostalgia y el desconsuelo que la había invadido en ese momento, sin embrago, intentó mantener la sonrisa que también pudo notar Richard, nunca alcanzó sus ojos.
Miranda luego de un rato se acercó a la cocina y sirvió la bebida que había preparado llevando los tres vasos a la isla donde aún estaban sentados charlando, colocó uno frente a Richard y le entregó otro a su hijo… Cuando Richard lo tomó, fue víctima de una regresión abrupta al pasado, que lo hizo cambiar su semblante, pues no había vuelto a probar esta bebida que tanto le gustaba que Miranda le prepara, nadie más la supo hacer como ella…
. – ¿No te gusta? – Le cuestionó ella al mirar su cara de impacto – Te puedo preparar algo más…
. – No, no Miranda, esta perfecto, demasiado perfecto… - Extrañaba este sabor le quiso confesar, pero mejor no ser indiscreto, tal vez para ella no seria bueno escuchar eso, porque es algo sencillo que tampoco supo apreciar… ¡Se tomó lo que le restaba en el vaso y le pidió más!
. – ¿Tienes hambre o te gustó mucho papá?
También es mi bebida favorita…
. – Las dos cosas realmente…
. - ¿Cómo? – lo encaró Miranda - ¿No has cenado? – Su mirada era de no te atrevas a mentirme, tal como cuando vivían juntos… y no le quedó más que negar - ¿Por qué? Debiste decirme…
. - Pues he estado tan ansioso por conocer a esta niño que no sentí hambre alguna…
. – No puedes dejar de comer papá – le señaló Jonathan haciendo un gesto de que eso molestaba a su mamá…
. – Richard por Dios… - Le reprochó dirigiéndose a la cocina a prepararle algo, y él la miraba cautivado, sintiéndose nuevamente en el pasado cuando ella se preocupada porque se alimentara bien, nada de esto pasó desapercibido para su hijo, que miraba atento la fascinación que su papá demoatraba por su mamá…